Todas las visiones del mundo
Hay tantas visiones del mundo como personas en este planeta.
Una vez que aceptas esto, nada vuelve a ser igual. Te invade el respeto, la gratitud, el interés genuino hacia el otro, la permisión, la tolerancia, el amor.
Entiendes finalmente que todo es válido, que todo es posible, que todo tiene cabida en este mundo y que todo es perfecto.
Puede gustarte o no, puede estar más próximo a ti o no, puede estar en sintonía contigo o no, pero todo es válido, como mucho puedes alejarte de lo que no vibra contigo, pero lo harás desde el amor, con el mensaje recibido, la lección aprendida y con la gratitud de haber tenido un encuentro con tu maestro.
Vivir en un nuevo paradigma significa para mí dejar de cuestionar al otro, aceptar su proceso, su momento vital y recibirlo y amarlo tal cual.
Significa para mí dejar de juzgar, de ir en contra y aparcar la necesidad de tener razón.
Significa que no hay ni bueno ni malo, ni mejor ni peor. Significa observar lo que me rodea y permitirlo ser.
Y sentir paz, la tranquilidad de que todo es como tiene que ser, sin necesidad de cambiar nada del mundo y del otro. Ser consciente de la perfección del momento y estar presente sólo para comprender y dejar ser, sólo como observador.
Significa que la dualidad no existe, como mucho preferencias, que tienen más que ver con frecuencias y vibraciones en momentos comunes que con tener razón desde mi pensamiento único, unidireccional y desde mi peculiar visión del mundo.
Entonces me vuelvo ligera y comprendo al otro, no porque encuentre que entra dentro de mi visión, sino porque respeto y acepto que tiene la suya propia, y no tengo nada más que decir.
Sólo bendecir y agradecer este instante que nos nutrió y nos hizo ser conscientes.
Y así poco a poco es como creo, no de creer, sino de crear.