El cáncer de ovario se trata de un tumor que se inicia en los órganos reproductores femeninos. Es la primera causa de muerte por cáncer ginecológico en las mujeres españolas y, pese a su baja incidencia, es la sexta respecto al total de cánceres.
Factores de riesgo
Se desconoce cuál es la causa que provoca la aparición del cáncer ovárico, aunque sí se sabe que existen determinados factores de riesgo implicados en su aparición. Así, se sabe que:
Las posibilidades de sufrir este tipo de tumor aumentan cuanto menor sea el número de hijos biológicos de la mujer y cuánto más tarde los tenga.
Existen ciertos defectos genéticos que se pueden considerar responsables de un pequeño número de casos de cáncer de ovario.
Aquellas mujeres con antecedentes personales de cáncer de mama o antecedentes familiares de cáncer de mama u ovarios tienen igualmente un mayor riesgo.
Las mujeres que toman terapia con estrógenos durante cinco años o más pueden tener un riesgo alto de cáncer ovárico. Sin embargo, está comprobado que las pastillas anticonceptivas tienen el efecto contrario.
Este tumor afecta con mayor frecuencia a mujeres con una edad superior a cincuenta y cinco años, por lo que son ellas, las mujeres mayores, las que tienen más posibilidades de sufrirlo.
Síntomas
Por lo general, la mayoría de las mujeres con este tumor tienen síntomas, aunque suelen ser vagos y atribuibles a procesos menos graves como indigestión, aumento de peso o a las consecuencias propias del envejecimiento. Esto hace que sea más difícil que el diagnóstico se lleve a cabo en estadios tempranos, lo que provoca a su vez que a menudo cuando se detecte se haya diseminado más allá de los ovarios.
No obstante, existen algunos síntomas que pueden alertar de un posible cáncer de ovarios si aparecen diariamente durante más de unas pocas semanas:
Distensión o hinchazón del área abdominal.
Dificultad para comer o sentirse lleno rápidamente.
Dolor pélvico abdominal bajo, sensación de pesadez pélvica.
Otros síntomas propios del cáncer ovárico, aunque también comunes para aquellas mujeres que no tienen este tumor son:
Ciclos menstruales anormales.
Trastornos digestivos como: diarrea, estreñimiento, aumento de gases, indigestión, inapetencia o nauseas y vómitos.
Dolor de espalda por razones desconocidas que empeora con el paso del tiempo.
Sangrado vaginal inesperado entre periodos.
Pérdida o aumento de peso inexplicado.
Micción frecuente.
Cansancio inusual.
Tratamiento
Después de ser diagnosticado el cáncer de ovario, el tratamiento más utilizado es la cirugía en todas sus fases, sobre todo en estadios iniciales. La cirugía implica:
Extirpación del útero.
Extirpación de los ovarios y las trompas de Falopio.
Extirpación parcial o completa del epiplón, la capa grasa que cubre y forra los órganos en el abdomen.
Examen, biopsia o extirpación de los ganglios linfáticos y otros tejidos en la pelvis y el abdomen.
Posteriormente, en aquellos casos en que indique el especialista, se procederá a tratar a la paciente con quimioterapia y/o radioterapia.
En paralelo al tratamiento médico, la atención emocional de la mujer con cáncer de ovario, e incluso de sus seres allegados, es fundamental para ayudar a asimilar el diagnóstico y afrontar el tratamiento terapéutico con energía y actitud positiva.
Aunque las cifras no acompañan por el momento, ya que este tipo de tumor es uno de los cánceres con peor pronóstico, los avances que se están llevando en la actualidad nos hacen pensar en un futuro especialmente esperanzador.
Fuentes: facilisimo.com y MedlinePlus.
Imágenes (por orden de aparición): Vincent Boiteau/Flickr, Jozoana/Flickr, CarbonNYC/Flikcr y Vincent Boiteau/Flickr.