Como comentábamos, se suele dar más en mujeres, sobre todo en embarazadas, y las zonas más afectadas suelen ser las piernas y el abdomen. Si no padecemos ningún problema renal, es más fácil su eliminación, aunque no es un proceso rápido sino que es lento y requiere ser constantes.
Los síntomas que se relacionan con la retención de líquidos suelen ser el aumento de peso o cambios drásticos, la hinchazón y la sensación de pesadez.
¿Cuáles son las causas de la retención de líquidos?
El abuso de sal y falta de proteínas en nuestro cuerpo.
El calor provoca una dilatación de los vasos sanguíneos, hecho que provoca la salida de agua de los vasos e impide la absorción de los tejidos.
Cambios hormonales, como los que se producen durante el embarazo, la menopausia o los días previos a la menstruación.
Problemas de insuficiencia renal, alteran la regulación de fluidos y crean edemas.
Medicamentos como corticoides, antihipertensivos o tratamientos hormonales.
La falta de ejercicio y poca movilidad.
Si tengo retención de líquidos, ¿cómo la elimino?
Beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día.
Hacer deporte 30 minutos al día, sobre todo ejercicios cardiovasculares como correr, caminar o nadar. Además de favorecer la sudoración, contribuye a eliminar toxinas.
Evitar alimentos con sodio como la sal, latas de conservas, alcohol y embutidos.
Ingerir alimentos ricos en potasio como el kiwi, plátano, melón, naranja, alcachofa, aguacate y remolacha.
Tomar alimentos diuréticos como la piña, sandía, cola de caballo, té verde, alcachofa, diente de león, etc.
No llevar prendas muy ajustadas ya que dificultan la circulación y evitan la eliminación de líquidos.
Descansar y realizar masajes con cremas de efecto vascular. Si tenemos las piernas y tobillos hinchados es recomendable tumbarse con las piernas elevadas. Las cremas ayudan a activar la circulación de la sangre.
Agua fría. Ducharse con agua templada o fría ayuda a activar la circulación.
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