El hombre está genéticamente concebido para una eyaculación rápida. Esto es debido a la necesidad de fecundar y transmitir los genes de manera inmediata antes de la aparición de un depredador. En la actualidad, existen diversas terapias que ayudan controlar las emociones y a mantener relaciones sexuales duraderas.
Posibles causas
Los psicólogos, médicos y urólogos proponen distintos orígenes de este problema. Como se comentó anteriormente, la eyaculación precoz fue una manera de asegurar la supervivencia de la especie. Nuevas teorías lo asocian a un deficiente desarrollo de la personalidad masculina, en la que podría estar presente el Síndrome de Peter Pan.Desde el punto de vista fisiológico, la eyaculación se puede deber a un problema urológico, como la fimosis o la prostatitis. También puede ser debido a una mala lubricación durante la penetración.
Otra línea de investigación, sostiene que en las sociedades actuales, el acelerado ritmo de vida, el estrés y la búsqueda de placer inmediato, condicionan las relaciones sexuales de pareja, convirtiéndolas en un mero trámite para lograr una satisfacción instantánea.
Un tratamiento para cada caso
Tres de cada diez hombres padecen incapacidad para controlar la eyaculación. Cada paciente tiene unas características propias y por ello existen diferentes tipos de terapias.En aquellos individuos cuyo problema tenga un origen psicológico, existen fármacos antidepresivos que inhiben selectivamente la serotonina, provocando una extensión del tiempo antes de la eyaculación. Aunque el principal propósito de estos medicamentos es tratar trastornos psiquiátricos, muchos terapeutas sexuales lo utilizan para resolver la precocidad.
Por otro lado, existen técnicas que utilizan anestésicos locales, como la lidocaína, que insensibilizan la zona en donde se aplican. Hay que resaltar que este método tiene un inconveniente: disminuye el grado de placer que se puede alcanzar.
No obstante, expertos en sexualidad aconsejan seguir tratamientos basados en técnicas y ejercicios, sin necesidad de utilizar fármacos. Algunas de ellas son:
- La masturbación, pero sin llegar al orgasmo.
- Controlar la respiración durante la penetración. Expiraciones completas mientras se mantienen relaciones.
- Penetraciones lentas, para que el pene se aclimate al calor de la vagina.
- Estimular los músculos de debajo del pene. Por ejemplo, durante la micción, intentar cortar el flujo de la orina.
La relación se resiente
Son muchas las mujeres que sienten frustración ante una relación sexual en la cual no disfrutan. Por esta razón, muchas parejas pueden verse abocadas a la ruptura. En una sociedad en la que la fémina juega un papel decisivo, son ellas las que toman la iniciativa para resolver la situación.Por otro lado, este trastorno también puede acarrear problemas en el entorno social de quien lo padece. La irritabilidad, el mal humor, la ansiedad, el estrés, la inseguridad, o el miedo al sexo, pueden ser las consecuencias de una eyaculación anticipada.
Un problema todavía oculto
Aunque casi un tercio de la población masculina sufre este trastorno, son muchos los hombres que todavía no acuden a un especialista para tratarlo. El miedo, la vergüenza, o la ignorancia son los principales inconvenientes para poner fin al problema.La mejor manera de afrontarlo es tratarlo con la pareja, acudir al profesional adecuado y recibir un tratamiento adecuado para cada individuo.