Recuerdo una de mis primeras clases a las que asistí como alumna de Feldenkrais. Estaba tumbada en el suelo y después de una pausa, el profesor nos propuso mover sólo el dedo gordo del pie lejos de nuestro cuerpo. Cuando hice ese movimiento, con mi pierna estirada, ocurrió que mi cabeza también se movió. Me di cuenta, que el dedo gordo del pie estaba conectado a ella, de hecho, cada parte de mi cuerpo estaba conectada a cualquier otra parte. Ahora me parece algo obvio, pero hasta ese momento no lo había pensado. Lo que fue tan importante es que lo había aprendido a través de la experiencia física directa con mi cuerpo y así empecé a experimentar con el movimiento para ver qué pasaba.
Este es uno de los aspectos más poderosos, de este método, para mí. Mover nuestros cuerpos de cierta manera y ver qué pasa. Se nos anima a hacerlo lentamente para que realmente podamos sentir todos los pequeños cambios en nuestros músculos, tendones, huesos y observar qué ocurre y cómo lo hacemos.
Algo inesperado también fue el sentir que cada vez me relajaba más y más a la vez que me volvía más sensible y consciente de mi cuerpo. El profesor explicó que Feldenkrais trabaja sobre el sistema nervioso y reconecta las conexiones neuromusculares para un cambio más profundo. Haz sólo lo que te siente bien. Comenzamos con movimientos pequeños, fáciles y vamos construyendo los más grandes, porque así las cosas grandes serán fáciles también.
También descubrí, durante esas primeras clases, cómo involucrar mi pelvis al caminar. O más exactamente descubrí que no la estaba moviendo y cuando solté esa restricción y permití que mi pelvis se moviese naturalmente sentí una libertad increíble y fui consciente del bloqueo que había tenido durante tantos años. Caminar es ahora más ligero, todo mi cuerpo está involucrado y siento esa facilidad, con frecuencia, como flotando a cada paso.
Las lecciones sobre la pelvis las estoy preparando para el ciclo de otoño, que comenzará en octubre, y para el primer taller online intensivo de esta temporada donde se movilizará y alineará la pelvis y las lumbares para liberar las caderas y la espalda.
Practicar Feldenkrais me permite descubrir y experimentar cómo mi propio cuerpo tiene su propia y única manera de moverse. Descubro la forma más eficiente y natural de hacer ciertos movimientos y también me doy cuenta cuándo el movimiento se puede bloquear o se hace difícil de alguna manera y cuando sucede tengo la oportunidad de descubrir nuevas formas de moverme y así liberar lo que está bloqueado.
Recuerdo y reflexiono sobre esa frase que oí por primera vez hace muchos años:
Si sabes lo que estás haciendo, puedes hacerlo diferente, si sabes lo que estás haciendo, puedes hacer lo que quieras. Moshe Feldenkrais
y doy gracias por tener en mis manos la herramienta más poderosa que conozco para ayudarme a tener un autoconocimiento profundo y un descubrimiento de mis recursos personales a niveles que nunca imaginé.