se ha incrementado, pero sigue pasando
desapercibido para algunos por ser
"cosas de niños".
Psicóloga Laura Corrochano.
La psicóloga forense, Laura Corrochano, nos habla sobre el acoso escolar o bulling y su influencia sobre la salud de las personas. En esta primera parte nos explica en qué consiste.
La educación de la persona es un continuo que comienza dentro del seno familiar, adquiriendo hábitos, creencias, valores y habilidades que se van desarrollar y ampliar en una segunda etapa, el ámbito escolar, el principal contexto de la educación formal y que va a permitir el inicio de la socialización temprana de la persona, la obtención de apoyo social y emocional a través de la relación con los iguales. Es en este punto donde se pueden presentar problemas que impiden el desarrollo óptimo y normal, lo que da lugar a consecuencias negativas en niños y adolescentes.
¿En qué consiste el acoso escolar o bulling?
Es una manifestación de la violencia que se produce entre iguales dentro de un contexto escolar, existe un hostigamiento y abuso de poder característico (dominio-sumisión) que es ejercido por niños y adolescentes hacia un compañero, de una forma repetitiva y prolongada con el fin de hacerle daño.
La víctima es acosada por su agresor pero también recibe del grupo de iguales, por ser un sistema cerrado, una exclusión y aislamiento, mientras que el agresor obtiene apoyo social, reforzando así su conduzca agresiva.
La relación que se crea entre los escolares se basa en la agresión-victimización, lo que difiere de ser una interacción entre iguales adaptativa y socializable, convirtiéndose en una situación de maltrato intencionado, situación que en muchos casos pasa desapercibida por ausencia de mediadores que puedan intervenir.
Su existencia no es reciente, los estudios sobre la materia demuestran que son muchos los estudiantes que han tenido contacto con este tipo de violencia, como víctima, agresor o como meros espectadores.
¿Quiénes están implicados en el acoso escolar?
Se identifican tres tipos de figuras involucradas en el desarrollo del problema, con un perfil definido, que se da con frecuencia, pero no hay que considerarlo como único, puesto que existen variantes.
El alumno que agrede
Se observa que posee unas características específicas: en algunas ocasiones se muestra que en el ambiente familiar percibe conflictos, físicamente es mayor y más fuerte, mantiene conductas agresivas dirigidas hacia los más débiles y se siente líder donde hace uso de una actitud de empoderamiento.
Siente escasa concienciación de culpa de su conducta violenta. Dificultades de autocontrol de la ira, y escasas estrategias libres de violencia en la resolución de conflictos.
La víctima
Se caracteriza por poseer signos de inferioridad a ojos del agresor de tipo, físico y/o psicológico y/o social y que en muchos de los casos se encuentra socialmente aislado.
Encontramos diferentes tipos dentro de este perfil:
La víctima sumisa, aquella que muestra una actitud pasiva frente a la situación violenta, baja autoestima y retraimiento.
La víctima activa, tiene mejor autoestima y ciertos rasgos ansiosos y agresivos, posee una conducta disruptiva que llega a molestar al grupo, lo que tiende a culpabilizar a la víctima como causa del origen de la agresión.
La víctima reactiva, muestra una postura agresiva y defensiva contra la agresión dirigida hacia ella, saliendo perdedora de la situación violenta y que desencadena frustración y angustia emocional no controlada. Este suele tomar doble rol, de víctima y de agresor.
Existen también como víctima, aquellos estudiantes con buen nivel académico, que poseen una habilidad destacable del resto del grupo y que ocasiona malestar en el agresor. Viven con impotencia la situación y pueden llegar a ser foco de acoso por tener atención excesiva de un adulto, entre otras cosas.
Los observadores
Están los que contemplan la situación de acoso sin hacer nada por impedirlo, movidos por diferentes circunstancias, miedo a convertirse en víctimas, por no querer hacer nada simplemente, o por justificar el hecho violento.
Otros, además de ser testigos, se posicionan con el agresor, animándole durante la acción, mientras que otra parte se posiciona con la víctima e intentan defenderla
Actualmente se ha visto incrementado este tipo de violencia en las aulas, no hay distinción de género y se presenta en variedad de rangos de edad, que cada vez incluyen edades más tempranas.
La concienciación sobre este problema se ha incrementado, pero sigue pasando desapercibido para algunos por ser "cosas de niños".
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Artículo original escrito por:
Laura Corrochano Cabo
Psicóloga forense
"Centro Médico C&C"
Torrijos
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