En la antigüedad se empleaba como bactericida en infecciones, cólera, difteria…, y se ha demostrado que puede emplearse satisfactoriamente para matar ciertas especies dañinas del tracto intestinal, sin afectar en absoluto las especies necesarias para su buen funcionamiento.
Gracias a que elimina el aceite esencial a través del sistema respiratorio, cuenta también con propiedades balsámicas y expectorantes además de antisépticas. Por esta razón se ha empleado popularmente en casos de tuberculosis, gangrena pulmonar y tosferina.
Posee cualidades rubefacientes aplicadas por vía externa y después de ser machacado.
Tinturas. De 20 a 40 gotas al día, repartidas en varias tomas.
Esencia. 0.2 gramos en cápsulas blandas o en soluciones alcohólicas u oleosas, antes de las dos principales comidas.
Planta seca. De 0.4 gramos a 1.5 gramos al día, en varias tomas.
En la actualidad existen preparados estandarizados en grageas, de doble recubrimiento para evitar malos olores y conseguir así un tratamiento regularizado y constante. Las dosis muy elevadas pueden ocasionar envenenamiento, con vómitos, colapso y convulsiones.
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