Intuyo que después de leer la primera parte te quedaste con la intriga de cuáles aparecerían en esta segunda parte del post.
Pues ha llegado el momento: te voy a hablar de cuatro alimentos y una bebida que quizá desconocías que tuvieran esas mágicas propiedades y que seguro tienes a tu disposición en tu despensa.
¡A ello!
1. GRANADA
Esta fruta contiene en su zumo y en su piel altos niveles de taninos y flavonoides. Estos son los responsables de que la granada sea una gran aliada contra los radicales libres. Precisamente son los taninos los que le confiere a la corteza de la granada (su “tabique” interno digamos) ese toque amargo.
Tienen un gran poder antirradicalario y una gran capacidad de consumir oxígeno disuelto, atribuyéndole esa gran propiedad antioxidante.
Podemos obtenerlos también del vino tinto o de las espinacas, por ejemplo. Como curiosidad, no solo podemos encontrar estos elementos en la industria alimentaria, sino también en la farmacéutica en forma de antidiarreicos.
Los flavonoides, por su parte, son los responsables de los pigmentos naturales presentes en los vegetales y frutas. Protegen al cuerpo del daño producido por agentes oxidantes (polución, sustancias químicas de los alimentos, etc.). El organismo no es capaz de producir por sí mismo estas sustancias químicas, por lo que han de obtenerse mediante la alimentación o en forma de suplementos, pero en mi opinión mucho más sano tomarlos de la primera opción.
Resultan también imprescindibles para un buen estado de los vasos sanguíneos, pues permiten el flujo de oxígeno, dióxido de carbono y otros nutrientes. ¿En qué se traduce esto? En una gran protección contra las infecciones y enfermedades.
Y estamos de suerte: es época de granadas, ¡así que aprovecha!
2. TÉ VERDE
Una de las mayores virtudes de esta mágica bebida es su magnífica propiedad antioxidante. De hecho, es la variedad de té que contiene más cantidad de esta propiedad debido a que únicamente se somete a un periodo de ebullición tras el cual se dejan secar las hojas.
Sé positivamente que una gran parte de los que estáis leyendo esto sabíais de esta propiedad, ¿pero cómo dejar de lado al té verde en un post con la palabra “antioxidante” en el título?
Estudios recientes incluso lo relacionan con la prevención de diversos tipos de cáncer. Si la granada contenía dos tipos de polifenoles, el té verde contiene nada más y nada menos que tres: flavonoides, catequinas y taninos.
Se ha demostrado que las catequinas son más potentes a la hora de suprimir los radicales libres que algunos tipos de vitaminas. Las propiedades antioxidantes de este tipo de té luchan contra el envejecimiento y estimulan la inmunidad, algo que puede resultar clave en la prevención y combate de muchas enfermedades, sobre todo de aquellas que son infectocontagiosas.
El té verde es la única fuente de epigalocatequina galata, el tipo de catequina más antioxidante. Esto lo convierte en un aliado a la hora de combatir enfermedades relacionadas con el envejecimiento y el estrés oxidativo: arteriosclerosis, colesterol, mala circulación…
El té verde contiene un tipo de flavonoide único que lo convierte en un potente aliado contra el envejecimiento y el estrés oxidativo.
Debido a sus actividades antioxidantes y antiinflamatorias, también ayuda frente a las señales del envejecimiento.
Dentro de las variedades de té verde, tanto el té matcha que solemos encontrar en polvo como el té sencha en hoja, son las más recomendables.
3. TOMATE
¿Lo imaginabas? Pues sí, recientes estudios han descubierto que el tomate es uno de los alimentos con mayor cantidad de antioxidantes.
Posee licopenos (uno de los antioxidantes más potentes), vitamina C y E, minerales y polifenoles.
La mejor forma de que nuestro sistema digestivo absorba el licopeno es cocinar el tomate. Y ya sería un aprovechamiento total de este componente si le añadimos algo de aceite, pues es soluble en grasas y su absorción mejora en presencia de estas.
Cocinarlo implicaría perder otros de sus nutrientes como la vitamina C. Pero ten en cuenta que esas otras propiedades las podemos encontrar en otros alimentos, mientras que el licopeno nos va a resultar más difícil ingerirlo porque su fuente principal es el tomate.
Recuerda que el licopeno es el responsable del color rojo del tomate, así que cuanto más maduro, más licopeno tendrá.
En resumen: aunque en general se puede decir que las frutas y verduras es mejor consumirlas crudas para aprovechar al máximo todos sus nutrientes, en el caso del tomate es precisamente al revés y será cocinado cuando aumentaremos sus propiedades antioxidantes al mejorar la absorción del licopeno.
4. CACAO
Debemos tener en cuenta que no es lo mismo cacao que chocolate. Este último tiene como ingrediente principal el cacao (en forma de manteca y pasta de cacao), pero normalmente se le añade azúcar, leche o frutos secos para hacerlo más dulce y apetecible.
El cacao puro, el directo del fruto, es muy amargo y contiene una gran cantidad de flavonoides, en particular, la procianidina.
Al igual que en el resto de antioxidantes que hemos visto anteriormente, estos participan en la prevención de daños de radicales libres, pues impide que se produzcan reacciones de oxidación, lo que protege a las células y a los tejidos.
Asimismo, estas propiedades antioxidantes evitarían que los radicales libres ataquen las células sanas y las debiliten, aumentando la probabilidad de que enfermen, se altere su ADN y se conviertan en células malignas, provocando cáncer.
Los flavonoides del cacao también pueden bloquear la oxidación del colesterol LDL “malo”. Como ese colesterol debe oxidizarse antes de transformarse en la placa que se deposita en las paredes internas de las arterias, este proceso de bloqueo nos protege de varias dolencias cardiovasculares serias (como la arterioesclerosis) y de cualquier problema relacionado con la circulación de la sangre.
Como si fuera poco, el cacao cuenta con más de 300 compuestos importantes, entre ellos: proteína, grasa, vitaminas y minerales (calcio, azufre, magnesio, fósforo, hierro, zinc y cobre).
Y ya como curiosidad, el chocolate es un reforzador del estado anímico: su contenido en triptófano fomenta la liberación de neurotransmisores como las endorfinas y serotonina, hormonas placenteras que producen felicidad.
Recuerda: estos beneficios que acabo de explicar los encontraremos en el cacao puro. Si nos resultara desagradable su sabor amargo, procura consumir chocolate con un porcentaje de cacao mínimo del 70%. ¿Quieres disfrutar del intenso sabor del chocolate con una receta riquísima y saludable? Esta Tarta de la abuela 2.0 es perfecta.
5. AJO
Dejo para el final mi parte favorita. Quien me conoce, sabe que soy una gran fan del ajo, no solo por su sabor (que a mí particularmente me encanta), sino por las magníficas propiedades con las que cuenta.
No se lo añado a la repostería porque ya sería demasiado (aunque igual Patri y yo reinventamos algún postre con ajo, a ver si logro convencerla… ).
Sus beneficios ya eran conocidos hace 3.500 años cuando Hipócrates, el padre de la medicina, escribió que el ajo era una excelente medicina para eliminar los tumores.
Gracias a la alicina, que inhibe el crecimiento de células cancerosas, y al azufre, un nutriente muy beneficioso para la piel y el principal responsable de la potencia del ajo como antibiótico, antiviral y fungicida, el ajo se convierte en un “súper-alimento” que merece ser consumido de forma asidua. La ayuda que ofrece al sistema inmunológico para impulsarlo lo convierte en el mejor antibiótico natural que hay.
Antimicrobiano, antibiótico, cardioprotector, reduce la tensión arterial, anticanceroso, anticoagulante, reductor del colesterol y el azúcar en sangre… Poco más se puede pedir en un único alimento.
Está demostrado que inhibe la formación y crecimiento de células cancerosas y reduce los trombos, lo que disminuye el peligro de bloqueo de las arterias y de sufrir enfermedades cardiacas.
¿Cuál es la mejor manera de consumirlo? Crudo y en ayunas. Sí, crudo. Tiene una explicación: al cocinarlo, se pierde la eficacia de uno de sus principios activos: la alicina. ¿Y por qué en ayunas? Porque al levantarnos, las bacterias se encuentran indefensas, por lo que no logran protegerse de la acción del ajo para eliminarlas.
Voy a contaros algo: hace 5 años me dio una gripe muy fuerte que me obligó a estar en la cama varios días. Empecé a buscar alternativas naturales a los antigripales y acabé leyendo las innumerables bondades del ajo. Empecé a consumirlo crudo en ensaladas, guisos, con pan, tomate y aceite… Y desde entonces no me ha vuelto a dar siquiera un resfriado.
¡Así que pruébalo, que te prometo que funciona! Además es un alimento del que por fortuna disponemos todo el año y muy económico. ¡Aprovecha!
Y hasta aquí el post. ¡Espero que te haya gustado y te haya servido! Nos leemos pronto. Un abrazo. ¡Feliz día!
FUENTES: www.lineaysalud.com, www.natursan.net, www.vitonica.com, www.enfemenino.com, www.mejorconsalud.com, www.dmedicina.com, “La Biblia de los zumos para la salud”, www.botanical-online.com, www.nutricionhospitalaria.com, www.lineaysalud.com,