No hay necesidad de acudir a un especialista salvo a que la herida, la protuberancia o el absceso en donde se segrega este líquido aumente su tamaño o su forma. Por este motivo, casi siempre tú mismo podrás tratarlo desde la comodidad de tu hogar y con fáciles procedimientos.
¿Qué es el pus?
Esta secreción es una combinación de glóbulos blancos, suero, glucosa, grasa, colesterol y, en ocasiones, sangre que el cuerpo envía hacia una herida, una zona infectada o una protuberancia para combatirla y curarla. Se produce cuando el organismo produce tantos leucocitos para defenderse que estos terminan exceder su límite y forman el susodicho líquido.
Como ves, solo es un mecanismo de defensa que se ha salido un poco de control debido al volumen de producción del cuerpo. Por ello, no deberíamos preocuparnos en exceso ante su aparición sí, claro está, esta es leve y pasajera. Sin embargo, hay que estar a la defensiva si esta se extiende por un período prolongado y varia en su forma, tamaño y color.
Causas por las cuales hay pus en una herida
Ahora bien, es hora ya que reseñemos algunos de los motivos por los cuales puede haber presencia de este líquido. Te decimos que se tratan de casos muy puntuales por los cuales de seguro algunos de los 3 que te presentaremos se tratan de tu problema. Presta atención a los siguientes:
Infección: la causa más común son los procesos infecciones que se desencadenan en el organismo y que llevan al cuerpo, como ya sabes, a aumentar el número de glóbulos blancos para atacarlos. Cuando esta infección se focaliza en un lugar específico, es tanta la cantidad de este material que se termina combinando y creando dicha segregación. Por ello, lo más probable es que tengas una ligera infección concentrada en el lugar en donde sale esa materia. Más adelante te decimos qué hacer para tratarla y aliviar el dolor.
Heridas abiertas: además de las infecciones, también es muy común que las heridas que están expuestas al aire libre haya segregación de pus. Esto sucede porque el cuerpo envía la mayor cantidad de agente para sellar el lugar y, al haber tanta presencia de estos, terminan fusionándose y creando este líquido. Aunque se puede considerar normal que esto suceda, lo ideal es vendar la herida para contribuir al cuerpo es sellarla y, de esta manera, evitar contraer una infección.
Forúnculos o abscesos: además de estas, también es muy probable que cerca o en la zona de donde se segrega esta materia haya presencia de algún forúnculo o de absceso. Estos se diferencian en que los primeros salen sobre la piel y los segundos debajo de ella. En ambos casos, se trata de una zona infectada en donde acumulan determinadas bacterias que fomentan la aparición de dicho líquido.
Cómo curar el pus en casa
Como ya te hemos dicho, no hay motivo para acudir a un especialista si esta sustancia no ha cambiado de color, de olor o ha aumentado su segregación. Por ello, podemos nosotros mismos contrarrestarla para evitar que pase a mayores y, por supuesto, evitar los incómodos síntomas que incluyen, entre ellos, los agudos dolores focalizados. Si tienes presencia de pus en alguna zona de tu cuerpo, lo primero que deberás hacer es:
Limpiar la zona: como es muy probable que toda el área esté infectada, lo primero que deberás hacer el limpiar meticulosamente la herida. Para ello, usa jabón común y, previamente de esto, asegúrate de lavarte cuidadosamente las manos para evitar infectarla aún más.
Venda la herida: si limpias la zona por al menos un minuto todos los patógenos del área serán eliminados. Para evitar que estos ingresen nuevamente, deberás vendar la herida con cuidado. Evita usar algodón pues este se quedará uncido a la herida y será molesto y doloroso retirarla. Usa, en cambio, un poco de gasa en su lugar.
Cambia la venda y lava nuevamente: al menos una vez al día, deberás renovar la venda y volver a lavar la zona con meticulosidad. Esto es muy importante y deberás hacerlos hasta que la herida sane por completo. De no hacerlo, prolongarás su duración y te expondrás a que esta se vuelva a infectar.
Toma antibióticos: por último, y para complementar estos 3 pasos, deberás consumir antibióticos para tratar y atacar la infección. Si llevas a cabo esto con regularidad, en solo un par de días ya te habrás desecho de esta incomodidad y podrás, al fin, descubrir la herida.
Como ves, las causas por las cuales se segrega pus en el organismo no son nada alarmantes. Y, además, como tú mismo pudiste corroborar, tratar estas secreciones es muy sencillo. Para finalizar, te repetimos que, de persistir esta con insistencia, deberás suspender cualquier tratamiento
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