Tengo que decir al respecto que aunque comparto ideas con ella y su post, no es precisamente el tipo de post que esperaba encontrarme cuando lo recibí en mi correo. Se sale de la línea temática del blog y creo que es un asunto delicado que pinta poco aquí.
Sin embargo, no le he dicho nada a ella. Es más, Marta va a leer mi opinión sobre él aquí.
¿Y por qué no le he dicho nada? Pues porque...
Por eso, cuando le ofrecí colaborar en el blog me dije a mi misma que limitaría lo menos posible los posts colaboradores. Tal vez yo no logre ver la conexión ahora mismo, pero a lo mejor otras muchas personas la vean y les guste o les ayude.
Así que ahora te dejo con ella y con sus pasiones y tempestades.
Hoy La Consulta ajusta su calendario y se detiene a analizar lo sucedido el pasado fin de semana en el que se han celebrado las elecciones al parlamento europeo.
¿Una lectura psico-política en un blog sobre motivación y vida saludable?
Sí
¿Por qué?
Porque PODEMOS
Si no te ha dejado indiferente lo acontecido el domingo de marras en las urnas y sus inevitables daños colaterales a lo largo de la semana, pasa y acomódate.
En la democracia se está mucho mejor.
Como suelo procurar, vengo acompañada. Un tándem madre-hijo muy particular y en el que algo no va bien desde hace unos años. Ella es ama de casa y su dedicación principal es el cuidado de sus hijos. El mayor (12 años) es uno de mis pacientes y un ferviente seguidor de Nietszche.
Ella dice:
?No hay forma de que haga los deberes. Se ha negado por completo a hacer nada. Y yo me siento con él para intentar que por lo menos lleve un mínimo al colegio y es toda la tarde batallando. Lo poco que consigo que haga decentemente es porque lo obligo a borrar las marranadas que escribe. Y a veces, para que no lo suspendan, termino yo en el ordenador buscándole las cosas. No consigo que me respete y a veces pienso que no me quiere?
Se le propone a esta mamá que el niño haga los deberes conmigo algún día para ver qué está pasando ahí y ocurre lo siguiente:
Niño: ?¡Venga Marta, hazme los deberes! Empieza y hazlos tú sola, y como te equivoques te lo borro todo y vuelves a empezar. ¡Vamos!?
Al cabo de un rato y sacando la artillería pesada, conseguimos que haga sus deberes. Sale de sesión eufórico y le dice a su madre:
?¡Mamá, ya lo he acabado todo y YO SOLO (PUEDO)!?
En este caso, la resistencia a hacer los deberes estaba en relación a los modos que se planteaban cada tarde en esa casa.
?No quiero someterme a tus formas, mamá. Quiero hacer las cosas a mi manera. Déjame intentarlo solo?. Decía con su actitud pero sin palabras.
Creo que ambos representan muy bien algo de lo que pasa últimamente en este país, pero a gran escala.
Son ya varios años en los que el descontento con todo lo asociado a la política se ha convertido en una singular ?marca España?.
El paro, primer apellido por parte de padre (Estado). La mala educación a modo de homenaje al director culipardo. La pérdida de derechos oculta tras la tramoya de la crisis. La desesperación fibrilando y la resignación en la cresta de la ola.
El descreimiento político ha llegado incluso a promover el ateísmo (democrático) entre aquellos que creían en el voto como herramienta de cambio y en la política como praxis de la vida en sociedad. Una política relegada a algún tipo de creencia (están los que creen en ella y los que no) y desde la que se nos plantea la necesidad de hacer juntos una serie de ?esfuerzos? como única salida a la situación que vivimos. Esfuerzos perversos cuyos beneficios recaerán en otros que no son los forzados y esto no se anuncia previamente, de ahí la perversión.
¿Qué nos ha propuesto el ejecutivo de nuestro país ante la situación de carestía económica a la que asistimos? Pues algo así como ?esperar a que pase el chaparrón?. Apretarnos el cinturón o la soga, según se mire, y unirnos como nación bajo el slogan del sacrificio por España. Para, posteriormente, interpretar dicha ofrenda como prueba de amor y fidelidad a este país.
?Lo amamos porque nos sometemos a sus necesidades?, sería la consigna.
Tal vez en unos años concedan títulos honoríficos a los mártires más entregados a esta causa. Quién sabe.
?Sirvamos a la madre patria?
?Servimos para servir?
Nos dicen.
Y en esta confusión léxica lo que parece una llamada a la colaboración de los ciudadanos para afrontar los esfuerzos y resolver la crisis, se esconde una propuesta de perpetuar el servilismo cultural para el que parece hemos nacido.
Sigamos sirviendo al banco central europeo, a los planes de Alemania o al Señor que mejor nos avasalle. Sigamos conformándonos con que nuestra economía se centre en el turismo, si lo que mejor hacemos es servir a otro?
Y en esto de la servidumbre nos vemos conducidos vertiginosamente a mayores índices de pobreza, o humildad como algunos prefieren llamarla. Esa humildad tramposa desde la que uno no puede hablar ni revolverse y que solo permite agachar la cabeza y poner la otra mejilla. Una posición desde la que solo se nos concede la queja, la expresión del malestar propio como última posibilidad de sentirnos sujetos y no objetos de producción a punto del agotamiento.
A pesar del citado panorama, de repente, y en contra de todo pronóstico, se produce el domingo un movimiento inesperado. Un recién llegado a la política se cuela por la puerta de atrás con un millón doscientos mil votos.
Un elemento extraño que ha conseguido irrumpir en un círculo cerrado y de sobra ya conocido, el de esa política que nos es tan familiar como detestada. Un intruso al que ahora observan con recelo sus detractores y sobre el que se descargan múltiples acusaciones por desafiar los surcos generacionales.
Puede que la mayor virtud de este partido resida en la función que cumple: la terceridad.
Otro posible lugar de mirada que no sea hacia el bipartidismo, que abra nuevos modos y discursos. Una propuesta de límite a lo que no funciona y un lugar en el que no quedar enganchado en lo de siempre. Y, por ende, aspirar a algo más que a trabajar para el otro. Se podría convivir y negociar con él.
(Ya sabéis cuál era mi papel entre esta madre y su hijo)
En Psicobiología hay un término llamado ?la poda sináptica?. Es un proceso de modelado neuronal que consiste en eliminar ciertos lugares de conexión entre neuronas (sinapsis) que dejan de tener utilidad y dificultan nuevos aprendizajes.
¿Y si PODAMOS aquello que sobrepasa los límites de lo aceptable?
¿Y si PODAMOS una política para la que no contamos, sino que servimos?
En palabras de J.Slimobich, psicoanalista argentino y miembro de la Escuela Abierta de Psicoanálisis:
?Del olvido de la política surgen las formas de la monstruosidad?
Quizás en esto de ocuparnos de lo urgente (llegar a fin de mes o entregar los deberes a tiempo) nos hemos olvidado de lo importante: pensar de qué manera queremos vivir con otros y hasta dónde estamos dispuestos a llegar.
Tal vez si esta madre (patria) reinventara un nuevo modelo de relación con su hijo que no girara en torno a algo que recuerda al sometimiento, provocaría otro tipo de respuestas en el mismo. Modos que permitieran el diálogo y la escucha para que éste empiece a creer que el solo también PUEDE.
De momento me uno a la sensación que creo han despertado en muchos esos cinco escaños y decido participar de la siembra del acto revolucionario por excelencia: la pregunta.
¿Y si juntos PODAMOS?
Quince días y estoy de vuelta. ¡Feliz fin de semana!
Marta B.
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Crédito fotográficos
Corbata soga: rasevi.iespana.es
Triángulo: Postales El País
Tiempos modernos: Chaplin y Clio
Podamos porque podemos: Ladroes de bicicletas