La albahaca (ocimun basilicum) no sólo presenta usos terapéuticos desde tiempos inmemoriales, sino que también es una planta muy apreciada en la cocina, por su capacidad de dar sabor y condimentar diferentes platos.
La albahaca también es conocida por otros nombres, como Albahaca, Alhábega, Alfábega, Basílico, Hierba real, Hierba de los reyes, Alfavaca, Albahaca de limón, o Albahaca francesa. Se trata de una planta pequeña, que puede alcanzar el medio metro de altura. Tiene su origen en el Sudán. Sus hojas son labiadas, anchas y olorosas. Sus flores pueden tener color blanco o rosa. Su época de floración es el verano. De todas sus variedades, la morada es la más apreciada.
Para combatir patologías como el nerviosismo, la ansiedad o el insomnio, se recomienda su consumo en forma de infusión. Si además la endulzas con miel o con agua de azahar, potenciarás sus cualidades relajantes.
La infusión de albahaca también sirve para combatir el mal aliento y el mal sabor de boca, sobre todo si dicha infusión se combina con otras hierbas como el jengibre. Masticar sus hojas proporciona un aliento fresco y además ayuda a aliviar la nauseas en caso de indigestión.
Es muy utilizada en caso de desórdenes digestivos, ya que ayuda a aliviar los gases y es un aliado a la hora de tratar con los retortijones. También se puede tomar en cápsulas, que concentran todos sus principios activos. Además de ejercer una acción curativa sobre el aparato digestivo, ayuda a limpiar las vías urinarias.
La albahaca también puede utilizarse en forma de aceite esencial para dar masajes en músculos doloridos o contracturas. Puedes comprar este aceite en herbolarios o fabricarlo tú mezclando un par de gotas de aceite esencial de albahaca con una cucharada de aceite de almendras.
Por otra parte, otro de sus usos externos más útiles es el de actuar como repelente de insectos. El jugo de sus hojas sirve también para aliviar el escozor y la hinchazón de las picaduras, por su acción antibiótica.
¿Soléis usar esta especia en vuestros platos?