El dolor de los dolores, el dolor más inhumano, lalalaláaaa
Pues he sufrido ese dolor, y no ha sido ningún postoperatorio, ni reconstrucción, ni nada relacionado con el cáncer y sus secuelas. Ha sido un puñetero dolor de oídos.
En mis tiempos mozos, cuando era nadadora a tiempo parcial ;-), sufrí mucho de oídos por tanto agua y tanto cloro, pero os aseguro que jamás de los jamases había sentido algo parecido. Seré exagerada, pero casi casi os diria que ayer lo pasé peor que en los partos.
Como me pilló en el trabajo, acudí al Hospital de Fuenlabrada, otro más que no conocía y añado a mi lista de “Usos y disfrute de los servicios públicos de salud”.
Opinión del servicio de Urgencias: nefasto
Opinión del triaje: peor todavía
Opinión del médico genérico que te atiende: podría mejorar
Opinión de la especialista otorrina: muy buena
Entré a las 12:51 (lo se tan exacto porque pedí la hora de ingreso para hacer una reclamación), y me sentaba en el coche a las 17:35. No comment.
El triaje fantástico. Una enfermera que pregunta: que te pasa? Mi respuesta: el oído que…… Interrupción: hay mucha gente. No te puedes aguantar? Y a la vez, mujer multifacética, me ponía cara de “te vas a pasar aquí el día” y me invitaba a salir pitando de la sala.
Ni qué te pasa en el oído, síntomas, tensión, temperatura….
Tres horas eternas en la sala de espera de urgencias y, animada por la típica señora “moscacojonera” que machaca a la empleada de información, relleno el impreso de quejas y sugerencias de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.
Visto que el dolor me hace saltar las lágrimas, algo que no me pasa nunca, me acerco de nuevo al mostrador de admisión dispuesta a volver a empezar, esperando que la sangre por la nariz y la fiebre elevara la catalogación de poco urgente a un poquito más urgente.
De nuevo en el triaje, casualidad o no, me envían a consulta a hablar con la enfermera, y, oh, destino, sale una doctora a llamarme al segundo.
Muy completa en sus preguntas, muy profesional, pero delicada, lo que se dice delicada, para nada. Creo que nunca había llorado como una cría caprichosa en una consulta médica. Ayer llegó el momento.
Cogió mi oreja como si fuera de silicona, el otoscopio campaba a sus anchas por mi conducto al rojo vivo, no hay dolor!!
Salí llorando, que verguenza más vergonzosa!!
Diagnóstico: no terminaba de concretar debido a la impresionante inflamación que llevaba, por lo que me deriva al otorrino.
Otra horita de doloroso sufrimiento esperando al especialista, y por fin suena mi nombre desde un box.
Una mujer muy joven (empiezo a nombrar favoritos a los médicos jóvenes) que no sólo leyó lo enviado por su compañera, sino que volvió a preguntarme síntomas, que me explicó paso por paso qué veía, que tuvo la delicadeza de usar el otoscopio muy muy despacio, algo que agradecí inmensamente, aunque el dolor fuera igual de insoportable que en la anterior consulta, que fue empática con mi cara de sufrimiento y pautó medicación para el dolor como si no hubiera mañana, que volvió a repasar conmigo por segunda vez cómo tomarme tooodo lo que había plasmado en su informe….así sí. Enhorabuena, doctora (siento no haberme quedado con el nombre). Un placer que haga con tanto detalle su trabajo. Mil gracias.
En definitiva. No conocía las otitis con esta intensidad. Mucho ánimo a quien lo padezca, porque duele, y duele muchísimo.
Que viva el Enantyum. Que viva, que viva!!
Os leo!!