Cuantas veces habremos oído los que tenemos un huerto la palabra mala hierba. ¿Cuántas? Muchísimas veces. Cuando empezamos a cultivar un huerto de tierra ver asomar una hierba de las "malas" es como ver la cara de Darth Vader entre nuestras hortalizas, y llegamos nosotros y sacamos nuestras espadas laser y venga, venga a arrancar malas hierbas como si la galaxia no tuviera fin. Vamos con tanta ansia arrancando que hasta nos llevamos unas cebollas recién plantadas por delante, vaya, si es que parecía una mala hierba nos decimos con pena. Y ni te cuento como se nos queda la espalda de estar agachados arrancando las dichosas hierbas. Vamos, que ya no tenemos edad para estas cosas¡¡¡
No, no y no , hay que relajarse y lo primero es que tenemos que hacer es dejar de llamarlas ?malas hierbas?, suena fatal, y además no son tan malas, solo molestan a nuestras intereses, son solo competidoras de nuestras hortalizas, pero en realidad son plantas silvestres. Tenemos que pensar que nunca vamos a conseguir eliminarlas totalmente, pero es que esto tampoco es deseable, porque aunque algunas pueden ser bastante impertinentes, hay otras que pueden ser grandes compañeras de nuestro huerto.
Estas “malas hierbas” son indicadoras del tipo de suelo que estamos cultivando, y nos pueden avisar si tenemos algún desequilibrio. Simplemente tenemos que observar.
¿Queréis unos consejos prácticos que os servirán para ir superando este trauma de la ?mala hierba?? Ahí van. Y ojo que a partir de ahora las voy a llamar plantas silvestres.
Hay de dos tipos las perennes y las anuales. Las primeras son las más recalcitrantes en el huerto, porque permanecen dormidas en la tierra durante el invierno, y en cuanto llega el calorcito empiezan a crecer. Además suelen tener unas raíces muy profundas, que por un lado está muy bien porque airean la tierra, pero pueden llegar a ser invasivas. En este grupo podemos encontrar enredaderas, ortigas, gramas y correhuelas, pero también diente de león Una manera de evitarlas es durante el cambio de temporada, cuando quitáis las hortalizas de invierno podéis aprovechar y con una azada pequeña ir quitándolas de raíz, esto no os supondrá mucho esfuerzo y tendréis un tema solucionado. Y cuando quitéis los cultivos de verano como seguro que tenéis alguna hierba silvestre, podéis volver a hacer lo mismo.
Correhuela en nuestro barrio
Y también están las anuales que llegan a nosotros a través de las semillas que se esparcen durante el verano y el otoño, y en la primavera germinan. Tienen pocas raíces, y son sencillas de quitar, pero lo mejor es intentéis evitar que florezcan para que no vuelvan a esparcir sus semillas en vuestro huerto. En este género se encuentran por ejemplo la amapola, la manzanilla de los campos, ó la hierba pajarera.
Manzanilla fotografiada en nuestro barrio
Otra cosa que tenéis que pensar es que estas plantas silvestres pueden molestar a vuestras hortalizas cuando acabais de sembrar las semillas en la tierra, o incluso cuando hacéis el trasplante de los planteros, porque competirán con ellas por el espacio y los nutrientes. Pero cuando vuestras hortalizas hayan crecido no tendrán ningún problema con ellas, y si os han invadido el huerto, no pasa nada, dejarlas allí tranquilamente. Nosotros hemos experimentado la sensación de ver crecer las hierbas silvestres en plena temporada de verano, y solo hay que disfrutar del espectáculo tan maravilloso que supone ver tu huerto verde, verde y muy verde.
Las plantas silvestres creciendo entre las hortalizas en nuestro huerto el año pasado
Otro truco que podéis emplear si utilizáis la azada al final de la temporada de verano para quitarlas, es enterrarlas en la tierra, se acabarán descomponiendo y se convertirán en abono. Esto no lo hagáis en primavera porque algunas de estas plantas silvestres son muy fuertes y volverán a enraizar en la tierra con el calorcito de la tierra y el riego.
Otra buena medida que podemos tomar es cultivar abono verde, que sirven para mejorar la tierra en muchos aspectos porque mejoran su estructura y la enriquecen, pero también controlan las plantas silvestres porque les impiden crecer al ocupar su espacio, y cuando el abono verde se hiela podemos transformarlo en un acolchado que limita el crecimiento de las plantas silvestres. Los abonos verdes los podemos incluir en la rotación de los cultivos que hagamos todos los años y asi nos resultará mas sencillo. O incluso podemos cultivar abono verde entre nuestros cultivos de hortalizas durante todo el verano. Son abonos verdes el raigrás, la veza, el trebol, la mostaza, la facelia y el trigo sarraceno entre otros.
Mostaza
Pero el cultivo de la patata y también nos ayudará a limitar la aparición de las plantas silvestres, porque su modo de cultivo y la necesidad de remover la tierra para recolectarlas hace que impidan el crecimiento de otras plantas. El cultivo de calabaza también puede ayudarnos a evitar su aparición.
Y hay una planta que puede ser una bendición para nuestros huertos, el tagete ó más conocido como clavel de moro, la variedad tagete minuta en concreto consigue limitar el crecimiento de plantas silvestres muy invasivas como la celidonia menor, la cola de caballo, la angelica menor o la correhuela. Se puede utilizar como abono verde y por lo tanto incluirlo en las rotaciones de cultivo. Sin olvidar que el tagete es una planta que atrae a los insectos auxiliares que son muy beneficiosos para nuestro huerto y sus raices eliminan los nematodos del suelo que pueden dañar por ejemplo a los tomates.
Tagete rodeado de plantas de berenjenas en nuestro huerto el año pasado
Y por último el sistema de acolchado ó mulching en nuestros bancales puede ayudar también a limitar la aparición masiva de plantas silvestres. Se puede utilizar paja, aunque muchas veces viene con semillas que acaban germinando, pero si utilizais ramas trituradas, restos de poda, hojas y restos de ramas podeis teneis una buena cobertura que controlará las plantas silvestres.
Aquí podeis ver cobertura de ramas trituradas que pusimos el año pasado en el huerto.
Recordar lo importante es conseguir un equilibrio en nuestro huerto porque la biodiversidad es necesaria y deseable, y además no merece la pena tener un huerto para estar sufriendo todo el verano porque vemos crecer hierbas, el huerto es para disfrutarlo ¡¡¡¡
Cultiva tu corazón verde.
No te pierdas el placer de tener un huerto en casa
¡Buena cosecha a todos!