¿Has tenido ese sentimiento de impotencia que nada de lo que haces tiene algún efecto sobre lo que está sucediendo en tu vida? ¿Ese sentimiento de no tener ganas de hacer nada solo de dormir?
Cuando te dices a ti mismo o a ti misma cosas como: no tengo ilusión por nada, no tengo ganas de seguir, no tengo ganas de vivir o nada me motiva es que has tocado fondo.
Tal vez has trabajado duro para lograr tus sueños y no obtienes ningún resultado, quizá has intentado formalizar una relación pero solo te has llevado decepción tras decepción o puede que tus amigos o familiares incluso tus padres te hayan dicho que no sirves para nada, que eres un fracasado o un flojo y ahora sientes esa sensación de impotencia de no poder hacer las cosas bien o tratar de resolver un problema y lo único que haces es golpearte la cabeza contra una pared y que no parece moverse.
Esa sensación de impotencia, de no tener ganas de nada es la indefensión aprendida.
Un destacado investigador sobre la depresión hizo un estudio con perros, los puso en una jaula que estaba dividida por una pared. Sacudió el suelo de la jaula con descargas eléctricas, lo que hizo que los perros salten sobre la pared al otro lado de la jaula para escapar del shock.
Luego tomó algunos perros y los ató en una hamaca y volvió a soltar descargas eléctricas. Al principio, los perros trataron de saltar para evitar las descargas, pero no pudieron porque estaban atados en la hamaca. Más tarde, incluso cuando libero a los perros de la hamaca y los puso en la jaula con la posibilidad de saltar por encima de la pared y escapar del shock, los perros ya ni siquiera trataron de escapar. Los perros habían aprendido que hagan lo que hagan jamás podrán escapar de la conmoción por lo que se dieron por vencidos y ni siquiera lo intentaron.
Obviamente, hay cuestiones éticas con este estudio, pero tratemos de dejar eso de lado, el estudio tiene un mensaje importante: Que la vida te puede enseñar que eres ineficaz y que tus comportamientos no tienen ningún efecto con lo que ocurre en tu vida. Y si aprendes esa lección, dejas de intentarlo. Has aprendido la impotencia.
La indefensión aprendida se asocia con la depresión. Mientas más deprimido estas, más renuncias a la vida, ya no tienes ganas de hacer nada y has perdido el sentido de propósito, el sentimiento de esperanza y te encuentras en un agujero profundo sin salida. Una vez que estas en el fondo, es difícil encontrar el camino para salir, especialmente si ni siquiera intentas cavar.
Entonces, si no tengo ganas de hacer nada ¿cómo puedo salir de este pozo?
1. No aceptes tu impotencia.
Debes continuar tratando de escapar de la conmoción porque nunca se sabe, tal vez algo que haces va a funcionar. Debes intentar salir del pozo de la desesperación, incluso cuando sientas que no tienes ninguna base sólida. Puedes ser torpe y sentirte incómodo y puedes requerir de muchos intentos para salir, pero la única forma de salir es intentar. Si simplemente aceptas lo que crees es tu destino, no irás a ninguna parte.
Para tratar de lograr un cambio con tanta información enseñándote que eres ineficaz, es difícil. Se requiere un salto de fe y cierto grado de esperanza y optimismo. Se necesita incluso un poco de confianza en ti mismo o al menos la voluntad de tratar de hacer el cambio. Y también se requiere un poco de habilidad para solucionar los problemas, ya que debes identificar algo que puedes hacer y que todavía no has probado.
Es necesario que luches contra uno de los procesos más básicos que afecta a nuestro comportamiento el aprendizaje y des-aprender la impotencia. Para algunos, esto puede parecer una montaña demasiado alta para escalar y prefieren permanecer en el suelo -en una jaula- recibiendo continuamente impactos.
Pero si puedes hacerlo, si puedes atreverte a correr el riesgo de que se puede salir del pozo, quizás funcione. La única manera de olvidar la impotencia es aprender que puedes cambiarlo. Si no puedes hacerlo solo, pide ayuda. Un terapeuta puede enseñarte habilidades para combatir la indefensión aprendida, de modo que pide ayuda si la necesitas.
2. Cambia tus pensamientos.
Si crees que no puedes cambiar, ni siquiera lo intentaras. Si te dices a ti mismo "no puedo" o "No hay nada que yo pueda hacer", trata de cambiar esos pensamientos por: "al menos puedo intentarlo" o "Esto puede no funcionar, pero voy a intentarlo. " Eso, al menos, te da la posibilidad de que puedes cambiar. Si no puedes deshacerte de esos malos pensamientos, en este post encontraras 5 maneras de eliminar pensamientos negativos.
3. Inténtalo una y otra vez.
Una vez que intentes hacer un cambio o encontrar una solución para los problemas en tu vida, no abandones si la primera solución no funciona. Prueba otra cosa y si eso no funciona, prueba otra cosa. La perseverancia puede ser la clave para desaprender tu indefensión aprendida porque si sólo intentas una vez y no funciona, solo fortalecerás tu impotencia. Así es que prueba cualquier cosa sobre lo que puedes pensar, no importa lo poco que crees que va a funcionar. Cualquier intento de escapar del shock, aunque fracases, es mejor que nunca intentar nada.
Cuando te sientas impotente, cuando pienses que no hay nada que puedas hacer para cambiar tu vida, piensa en esos pobres perros que están en la jaula siendo sacudidos por descargas eléctricas a pesar de que pueden escapar a la descarga simplemente saltando por encima de la barrera.
¡Hasta pronto!
Este artículo se titula: No tengo ganas de hacer nada - Cuando renuncias a la vida