Enamorarse perdidamente es un sentimiento estimulante y excitante, en el que es muy fácil caer cuando tenemos la suerte de reconocer la sensación. Pero aunque el amor y la relación de pareja pueden ser increíbles si uno quiere tener esas cosas, nunca deberían venir a costa de tu propio sentido del yo.
No necesitas una pareja…
Somos una generación criada con las palabras: Tú me complementas. Las películas románticas y los medios de comunicación han moldeado la forma en que consideramos y celebramos el amor. Vemos el lenguaje en todas partes: La otra mitad, la media naranja, el alma gemela. En este mundo, el amor se ve no sólo como una parte maravillosa de la vida, sino como un logro necesario para alcanzar un nivel de humanidad pleno y completo.…Como si fueses la mitad de una persona
No me lo tomes a mal, no hay nada de malo en tener una pareja siempre y cuando sea en un relación sana. Y una relación sana no está hecha de dos mitades rotas e incompletas que se convierten en una. Está hecha de dos mitades, ambas completamente formadas con sus propios planes, sueños e ideas, que eligen navegar por el mundo juntos. Y aquí está lo mejor: aferrarse a uno mismo después de enamorarse no sólo te hará más feliz, sino que también te convertirá en una compañera mejor y más honesta.El compromiso a largo plazo nunca es fácil, y se agrava por el hecho de que, en las primeras etapas de una relación, nos esforzamos mucho para que lo parezca. En esos primeros meses y años mágicos en los que tu pareja no puede hacer nada malo, ignoramos rasgos de personalidad que nos molestarán más adelante (y disfrazamos nuestros propios malos hábitos que luego reaparecerán), dejamos de lado nuestros propios objetivos para dedicar más tiempo a nuestra pareja y, en general, cambiamos nosotros mismos de manera que las relaciones a corto plazo son realmente dichosas y a largo plazo, muy difíciles.
Pero luego puedes estar tranquila sabiendo que los que se quedan son los que son realmente compatibles con tu verdadero yo.