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No soy muy partidaria de poner fotos comparativas de “antes y después ” sobre todo porque durante muchos años me he ganado el sustento justamente retocando fotografías de modelos para revistas (no me odies por favor) y esos ideales de la publicidad en mi caso no cuelan, pues soy consciente de lo fácil que es falsear una foto; así que para mí los ideales de belleza en los medios siempre los he visto como lo que son, pura fantasía.
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Sin embargo, sí he sido consciente de cierto deterioro en mi alimentación y su repercusión en mi salud justo cuando dejé aparcada mi carrera para dedicarme en cuerpo y alma a mi familia. Tras el nacimiento de mis hijos pequeños dejé de prestarme atención, que por las prisas, que por olvido, que por hacer otras cosas más importantes, que porque “es pecado tirar la comida”, poco a poco fui aumentando de peso. Yo le restaba importancia o le daba largas y así pasaron los años.
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Supe acerca de “Comienzo Hoy” hace tiempo y aunque estaba encantada de aquello que se me presentaba, no tuve digamos la fortaleza de dar el paso. Tenía la falsa sensación de que todo eso que anhelaba para mí lo podía dejar en pausa, total, decía para mis adentros: “Lucía y Rebeca siempre estarán ahí para mí” y aunque en realidad sí, ellas siempre han estado ahí para mí, la que no ha estado ahí para mí he sido yo misma, siempre dándole largas al asunto, dejando mi propio reto para después.
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Un día se me estrelló la realidad en la cara. Uno de mis hijos me sacó una foto sin que yo me diera cuenta, cuando la vi me topé con una realidad que no había querido ver; yo no era yo, esa persona de la foto era una persona extraña, fue entonces cuando me dije a mi misma : COMIENZO HOY
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Y no es que comenzara literalmente en ese momento, pero fue ese el momento determinante para coger la fuerza de voluntad que me hacía falta. Los retos no están fuera de este mundo, cuando empiezas a seguir las pautas te sientes con fuerza, te sientes llena de energía, con el ánimo para seguir y lo mejor de todo es que al empezar a ver los resultados ya no quieres parar.
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Y es que no haces una dieta, aprendes a comer, y esto mola tanto que, a pesar de que el reto dura solo unas semanas, al terminar ya has aprendido las pautas para continuar alimentándote de manera consciente; algo así como aprender a andar en bici, al inicio te sostienen pero luego que ya sabes pedalear te sueltas y vas sola.
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No me queda más que agradecer y bueno ahí te dejo las fotos (sin retoques eso sí ) como prueba de que el reto sí funciona.
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PD: No voy a decir cuantos kilos perdí porque eso ya no me importa, una vez que he cambiado estilo de vida y alimentación la balanza pasó de ser el monstruo bajo la cama a un cachivache de más en el trastero.
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En septiembre empezamos un nuevo reto en nuestra escuela de vida, pincha sobre este enlace para acceder a todos los detalles y sumarte a esta nueva aventura. ¿No te gustaría sentirte cono Marcela?
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