En la comunidad médica se sabe que algunos tipos son más agresivos (oncogénicos) que otros. Además, cada tipo puede causar diferentes manifestaciones clínicas. Así, se sabe que los tipos 6 y 11 son causa de condilomas acuminados o verrugas genitales, popularmente conocidos como verrugas en “cresta de gallo”. Es una típica enfermedad benigna. En cambio, los tipos 16 y 18 están íntimamente ligados a lesiones neoplásicas, con posible evolución maligna (cáncer) en los genitales.
Aunque los subtipos de alto riesgo (16, 18, 31, 33, 45, etc.) pueden causar cáncer en el cuello del útero, hasta en el ano y otras localizaciones (vulva, vagina, orofaringe), esta evolución no ocurre en todos los casos. En verdad, aunque se instale una lesión premaligna tipo neoplasia intraepitelial, la posibilidad de regresión (desaparición espontánea sin tratamiento) de estas lesiones es mayor al 50%. Todavía no es posible saber si una lesión tendrá cura espontánea o evolucionará a un cáncer. La determinación de un marcador de evolución será de inestimable valor, cuando se pueda utilizar ampliamente en salud pública.
Sí se sabe que en las mujeres fumadoras y portadoras de otras infecciones coexistentes en el cuello, como el herpes o la clamidia, o los portadores de HIV, las lesiones tienden a evolucionar con mayor facilidad. También se sabe que existe predisposición individual, genética, que permite una más frecuente evolución hacia la malignidad. Aun así, con los recursos científicos disponibles, no es posible detectar estas últimas alteraciones.
¿Cómo se transmite?
El HPV genital es principalmente un virus de transmisión sexual, pero es comúnmente imposible determinar de quién o cuándo se adquirió, porque en la mayoría de las personas no se sabe quién inició la cadena de transmisión. Asimismo, existen varios informes en la literatura médica que aclaran sobre la transmisión no sexual del HPV.
Acusar a alguien de haber transmitido el HPV puede ser muy grave y hasta injusto. Incluso porque el período de incubación puede ser indeterminado. Algunos dicen que tres meses, otros hasta años. Todavía no está muy claro todo este mecanismo.
¿Cuáles son sus síntomas?
En general la infección no suele dar síntomas en la mayoría de los casos. Cuando aparecen verrugas (condilomas) pueden generar síntomas locales como ardor, picazón o dolor. Cuando la infección se localiza en el cuello uterino y produce lesiones subclínicas podría eventualmente producir sangrado o dolor en las relaciones sexuales.
¿Cómo se diagnostica?
Las verrugas son diagnosticadas a través de la inspección clínica visual y en algunos casos se debería realizar una biopsia. En las mujeres, las lesiones del cuello uterino relacionadas con HPV pueden ser detectadas a través del Papanicolaou (PAP) y/o colposcopía. El PAP consiste en analizar las células que se descaman del cuello uterino y luego de una tinción especial se observa en un microscopio. La colposcopia se realiza con un espéculo vaginal y un instrumento (colposcopio) que permite la visualización del cuello, vagina y vulva con gran aumento.
Las mujeres con un PAP dudoso pueden pasar a una prueba de HPV (investigación de HPV por técnicas de biología molecular, como la captura de híbridos) o repetir el PAP.
En algunos países se realiza la colposcopia en forma rutinaria con el PAP. En otros, el tamizaje o rastreo sólo se realiza con el PAP o en combinación con una prueba biomolecular. Estas técnicas de biología molecular son muy costosas y no son de fácil acceso en la práctica médica cotidiana.
¿Cómo podemos prevenir su aparición?
Podemos hablar de una prevención primaria que está enfocada en evitar la adquisición de la infección y una prevención secundaria destinada a diagnosticar precozmente las lesiones precursoras del cáncer de cuello uterino (Papanicolau y colposcopia).
En relación a la prevención primaria es importante la educación sexual, con el asesoramiento en evitar conductas de riesgo para adquirir cualquier tipo de infección de transmisión sexual y promover el uso del preservativo. Sabemos que los preservativos previenen de muchas infecciones bacterianas y virales, pero si el HPV estuviese presente en la piel expuesta, la transmisión sería posible. Por lo tanto, la protección con el uso de preservativo no siempre es eficaz para esta infección. Actualmente también disponemos de otra herramienta importante en la prevención primaria que son las vacunas.
¿Cuáles son los tratamientos?
Todavía no existe una medicación específica para el HPV, como los antibióticos para las enfermedades bacterianas. Sí pueden ser tratadas las lesiones producidas por el virus. El profesional puede tratar las verrugas por medio de la criocirugía, electrocoagulación, topicación con productos químicos y, actualmente, con cremas de auto-aplicación.
En cuanto a las lesiones diagnosticadas por el PAP y la colposcopia (lesiones que no se ven a simple vista, llamadas subclínicas) se tratan con la remoción o destrucción del área afectada o, en algunos casos, sólo se controlan. La remoción puede ser de sólo una pequeña parte del cuello uterino o una resección en forma de cono (conización).
Los pacientes tienen el derecho de conocer todas las opciones de tratamiento con su médico tratante, antes de decidir cuál es el que más le conviene.
Es una enfermedad de la que se habla mucho, ¿hay tantas personas infectadas?
Si bien hay muchas personas infectadas, tanto varones como mujeres, la gran mayoría de los casos son infecciones transitorias y gracias al sistema inmunológico se eliminan del organismo. En las personas jóvenes estas infecciones son mucho mas frecuentes, debido al número de parejas sexuales.
Se estima que cerca del 70-80% de la población en algún momento de su vida tuvo alguna infección por este virus.
¿Quiénes deben vacunarse?
Aunque el grupo inicial al cual se indicó la vacunación fueron las niñas y adolescentes antes del inicio de las relaciones sexuales, las investigaciones aportaron datos para la vacunación en otros grupos como en varones y mujeres adultas, por el riesgo de adquisición de esta infección y sus potenciales complicaciones.
A nivel salud pública nuestro país en el 2011 decidió incorporar al calendario de vacunación la vacuna para HPV, destinada a las niñas de 11 años por motivos epidemiológicos.
Existen distintos tipos de HPV, ¿las vacunas los cubren todos?
Hoy disponemos de dos vacunas que están aprobadas en la gran mayoría de los países del mundo. Una de ellas previene la adquisición de HPV 6,11,16 y 18 y la otra de HPV 16 y 18. Ambas han demostrado ser eficaces y seguras. Dado que la cobertura no es de todos los tipos de HPV asociados con el cáncer de cuello uterino, la recomendación es continuar con examen período para la prevención del cáncer (Papanicolaou-colposcopía).
¿En qué afecta a la embarazada? ¿Puede transmitirse al bebé?
La mayoría de los tratamientos para las lesiones cervicales asociadas al HPV mantienen el cuello uterino intacto o suficiente para preservar la fertilidad. Durante el embarazo, las verrugas y lesiones pueden aumentar rápidamente. Las verrugas pueden ser removidas en la embarazada solo con algunos métodos y en algunos casos se indica una cesárea cuando hubiera riesgo de sangrado o si las lesiones fueran demasiado voluminosas y obstruyeran el canal de parto.
El HPV raramente es transmitido de la madre al hijo. En casos infrecuentes, el HPV tipo 6 y 11 pueden causar verrugas en la laringe de los niños de madres con condilomas acuminados, condición conocida como Papiloma laríngeo.
En relación a la prevención del cáncer es recomendable la realización del Papanicolau en toda mujer embarazada, sobre todo teniendo en cuenta que muchas mujeres sólo consultan en este período.
Si afecta por igual a hombres y mujeres, ¿por qué no se vacuna a los varones también?
La principal carga de enfermedad que genera el HPV está vinculada al cáncer de cuello uterino, por su frecuencia y mortalidad, sobre todo en países en vías de desarrollo. Se calcula que cerca de 270.000 mujeres fallecen por año a nivel mundial. Si bien el HPV puede asociarse al cáncer de pene, esta entidad es muy poco frecuente en el mundo occidental. En el varón son también comunes las verrugas genitales producidas por los HPV 6 y 11 en más del 90% de los casos, pero en algunos hombres que tienen sexo con hombres es más frecuente el cáncer anal.
Ya en algunos países se ha incluido al calendario de vacunación a los niños y adolescentes varones. El beneficio potencial sería cortar la cadena de transmisión de la enfermedad, como así también prevenir la aparición de lesiones benignas y/o malignas.