La infidelidad es un fenómeno doloroso que conlleva la pérdida de confianza en la pareja, un proceso de duelo y una perturbación significativa del sistema de apego, lo que contribuye al deterioro de la relación e incluso a su ruptura.
Es además, una realidad frecuente que ha ido ampliado sus fronteras debido al desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación. Experiencias como el cibesexo, mensajes erótico-sexuales por whatsapp y webs que ofrecen relaciones extra conyugales con garantía de discreción eran impensables hace unas décadas.
Se estima que entre el 30 y el 60 por ciento de los casos que se atienden en terapia de pareja incluyen la presencia de infidelidad; ya sea porque es el motivo principal de consulta o porque aparece en algún momento del proceso terapéutico.
La situación de infidelidad comporta una gran carga emocional y un sufrimiento intenso en las personas afectadas. Diversos estudios muestran que es un suceso que puede ser traumático especialmente para el miembro de la pareja que no participa en el acto de infidelidad, aunque también puede serlo para quien participa en ella.
Según el experto en trauma, Peter Levine:
Una persona puede quedar traumatizada por cualquier suceso que perciba (consciente o inconscientemente) como una amenaza para su vida”, y añade que “cuando hablamos de trauma, el factor crítico es la percepción de la amenaza y la incapacidad de lidiar con ella.
Peter Levine
En el ámbito de la terapia familiar y la terapia de pareja no es infrecuente que los casos de infidelidad que se atienden en consulta comporten la presencia de sintomatología de trauma. No obstante, en la mayoría de los casos, esta sintomatología no coincide plenamente con los criterios para el diagnóstico de trastorno de estrés post-traumático.
Debido a lo anterior, diversos autores en la literatura científica defienden que la experiencia de infidelidad puede llegar a ser una experiencia de trauma, aunque la persona no cumpla estrictamente con los criterios para el diagnóstico formal de trastorno de estrés post-traumático.
Con la intención de paliar este vacío, Ortman (2005) propone considerar el trastorno de estrés post-infidelidad para referirse al trauma específico que puede generar una situación de infidelidad en la pareja; un concepto importante a la hora de abordar la intervención psicológica y sexológica de la infidelidad.
En qué consiste el trastorno de estrés post-infidelidad
Siguiendo el análisis Ortman (2005) en su reformulación de los criterios de trastorno de estrés post-traumático en trastorno de estrés post-infidelidad, se considera que la experiencia de infidelidad traumática se caracteriza por los siguientes signos:
1. El cuadro aparece tras la exposición a una situación de amenaza vital: en nuestro caso la infidelidad
El descubrimiento de una infidelidad puede ser una experiencia traumática porque se trata de una experiencia de engaño que es percibida como un golpe letal a la relación afectiva que deja una herida psíquica profunda, y afecta al modo en que la persona se relacionará a partir de ese momento con los otros significativos en cuanto a su grado de confianza y desconfianza.
2. Experimentación de miedo intenso, indefensión y terror
Las personas que han sufrido la situación de infidelidad tienen un temor intenso a que la infidelidad se repita y se sienten indefensas o incapaces de evitarlo. Por ello, necesitan ser tranquilizadas de forma continua -muchas veces por su pareja- para sentir la sensación de que no va a ocurrir de nuevo.
3. Re-experimentación del suceso
Tras un suceso traumático la persona revive el suceso con el mismo horror del momento en que ocurrió y vuelve a sentirse desbordada por las mismas emociones y sentimientos incluso durante años.
Las personas que han pasado por la experiencia de infidelidad -y ha resultado para ellas un suceso traumático- reviven el dolor del momento del descubrimiento de la infidelidad durante largo tiempo.
4. Evitar aquello que provoca el recuerdo del suceso
La persona, tras el suceso traumático, intenta evitar el recuerdo de lo que ha ocurrido, evitando pensamientos, sentimientos o conversaciones asociadas al suceso traumático, con la creencia de que el dolor desaparecerá si no piensa en ello. En consecuencia, la persona huye de aquello que le evoca el suceso traumático con el consiguiente impacto que esto tiene en su vida.
En este mismo sentido, las personas que han sufrido una experiencia de infidelidad traumática son sensibles a los disparadores que les recuerdan el suceso y, para evitarlo, restringen su estilo de vida para protegerse. Por ejemplo, dejan de escuchar determinadas canciones que les recuerdan buenos momentos con su pareja, evitan lugares y actividades gratificantes, o dejan de quedar con amigos comunes.
5. Entumecimiento emocional
Cuando los sentimientos de ansiedad, rabia e indefensión son abrumadores, la persona se disocia como estrategia para sobrevivir a su desbordamiento emocional. La consecuencia de la disociación no solo es la desconexión de las emociones desagradables y desbordantes, sino que la persona también se desconecta de las emociones agradables y placenteras. Además, para conseguir el entumecimiento emocional la persona puede recurrir al alcohol o a las drogas con el riesgo que ello implica para su salud y su bienestar psicológico y social.
Las personas que han sufrido infidelidad afrontan la experiencia traumática desconectando de los sentimientos desagradables y, con frecuencia, mediante el consumo de alcohol. La consecuencia es un sentimiento de estar muerto, una falta de energía, de interés y motivación por la vida, vergüenza de la persona en la que uno se está convirtiendo y aislamiento social.
6. Ansiedad elevada
La persona que ha sufrido infidelidad, percibida como una experiencia traumática, desarrolla un estado de hiper vigilancia, está siempre alerta para detectar la repetición del suceso traumático, lo que genera cansancio, falta de concentración, insomnio y pesadillas que interrumpen el sueño. La persona no consigue relajarse en momento alguno y está siempre en tensión e incluso puede llegar a sufrir ataques de pánico.
7. Irritabilidad y rabia
La persona puede culparse del suceso, pensar que ha hecho algo para provocarlo, y a la vez tener un sentimiento de odio y rabia intenso hacia su pareja por la infidelidad. La rabia latente puede causar irritabilidad constante y estallidos de ira en los que la persona no se reconoce. Posteriormente, ante estas muestras de ira, la persona puede sentir remordimientos.
Es importante saber qué...
Si bien la mayoría de las parejas que han pasado por una experiencia de infidelidad deciden continuar su relación de pareja, la infidelidad es uno de los motivos principales de ruptura o deterioro de la relación.
Sin embargo, la crisis de pareja que provoca una infidelidad es una oportunidad de crecimiento, si se orienta a resolver las dificultades en la relación, a reparar el daño causado y a reconstruir la relación afectiva entre ambos de forma significativa.
Referencias bibliográficas:
Levine, P. A. (2013). Sanar el trauma. Un programa pionero para restaurar la sabiduría de tu cuerpo. Madrid: Neo Person Ediciones.
Ortman, D. C. (2005). Post-infidelity stress disorder. Journal of psychological nursing, 43(10), 46-54.