En los últimos años, ha habido un aumento en la incidencia de casos de infección por Helicobacter pylori, cada vez en personas más jóvenes, especialmente en niños en vista de que son una población susceptible, por lo que resulta esencial el diagnóstico precoz y más aún el tratamiento ideal con el fin de evitar las complicaciones que produce a largo plazo.
Manifestaciones clínicas de infección por Helicobacter pylori:
La infección por Helicobacter pylori en niños, suele ocasionar manifestaciones clínicas que son inespecíficas, por lo que algunas veces se puede confundir con otros cuadros patológicos; incluso algunos niños pueden cursar con dicha infección de forma asintomática hasta que presentan dolor abdominal.
Dolor abdominal:
Esta es el síntoma más frecuente, el cual suele localizarse en el epigastrio o en la región periumbilical, entre los concomitantes se encuentran: Anorexia, vómitos, pérdida de peso, pirosis y sensación de plenitud post-prandial.
Manifestaciones clínicas extradigestivas:
Más que manifestaciones extradigestivas, son patologías o condiciones que se encuentran asociadas a la infección por Helicobacter pylori, entre la cuales están:
Anemia: La anemia Ferropénica (por déficit de hierro) no responde correctamente al tratamiento si el niño tiene infección por Helicobacter pylori.
Púrpura trombocitopénica idiopática: En niños con esta patología, al erradicar la bacteria, se produce una mejor respuesta al tratamiento.
Diagnóstico de la infección por Helicobacter pylori:
En vista de que las manifestaciones clínicas que presentan los niños con la infección son inespecíficas y en el examen físico no hay grandes hallazgos, es necesario realizar distintas pruebas diagnósticas para poder establecer un diagnóstico certero.
Métodos no invasivos:
Test del aliento con urea marcada C13: Este es el método más fiable para el seguimiento del paciente y el control luego del de haber completado el tratamiento. .
Serologías: La medición de anticuerpos circulantes contra las proteínas CagA y VacA (los cuales son los principales factores de patogenicidad de la bacteria) puede realizarse tanto en saliva como en orina, pero tienen una baja sensibilidad en los niños (60%), por lo que tienen muy poca utilidad práctica.
Antígenos en heces: Estos antígenos detectados son monoclonales y son útiles tanto para el diagnóstico como para probar que efectivamente el tratamiento erradicador tuvo el efecto deseado.
Métodos invasivos:
Estos consisten en la realización de una endoscopia digestiva alta, con la cual se puede realizar biopsia, test rápido de ureasa, cultivo y reacción en cadena de polimerasa contra el Helicobacter pylori, además de esto también puede usarse la tinción de Giemsa y determinarse la resistencia antibiótica y los factores de virulencia; son por estos motivos que este es el método diagnóstico de elección en los niños y por supuesto entre sus beneficios se encuentran que pueden detectarse complicaciones productos de la infección, como son:
Gastritis nodular.
Enfermedad ulcerosa péptica.
Linfoma MALT.
Cáncer gástrico.
Algoritmo diagnóstico:
A continuación, se describe un algoritmo diagnóstico que puede seguirse en aquellos casos en que se sospeche de una infección por Helicobacter pylori.
1.- El niño comienza a presentar síntomas que se corresponden con una enfermedad orgánica, por lo que lo primero que debe hacerse en estos casos es descartar la existencia de causas que puedan estar originando dicha sintomatología, especialmente aquellas que son más frecuentes según la edad del niño.
2.- Al descartar dichas enfermedades y al sospechar de una infección por dicha bacteria, entonces debe realizarse una endoscopia para poder recolectar tejido para biopsia.
3.- A dicho tejido obtenido, se le debe practicar el test de la ureasa, pudiéndose obtener los siguientes resultados:
Negativo para Helicobacter pylori: Entonces, no será necesario el tratamiento y se deben realizar otras pruebas para encontrar la causa de las manifestaciones del paciente.
Positivo para Helicobacter pylori: En la biopsia, a su vez, se pudo haber detectado:
Úlcera gástrica o duodenal: De ser así, se debe comenzar con el tratamiento. Luego se debe practicar un test de urea C-13 control, cuyos resultados pueden ser: Positivo para Helicobacter pylori (Si el paciente se mantiene sintomático, entonces se debe usar la segunda línea de tratamiento; se vuelve a practicar el test y si el resultado es positivo nuevamente, entonces se debe realizar una nueva endoscopia para tomar tejido y practicar un antibiograma, según los resultados del mismo entonces se debe comenzar el tratamiento. Si por el contrario el paciente está asintomático sin úlcera previa, no será necesario el tratamiento, pero si se debe mantener un control clínico) y Negativo para Helicobacter pylori (Si el paciente está sintomático, entonces no debe aplicarse ninguna medida terapéutica pero si realizar otras pruebas diagnósticas. Si el paciente está asintomático, entonces ya puede ser dado de alta).
Gastritis: Se sigue el mismo protocolo que en casos de úlceras.
Dispepsia no ulcerosa: Se les debe informar a los padres.
Tratamiento de la infección por Helicobacter pylori:
Es importante iniciar el tratamiento precozmente, por lo que si un test rápido de ureasa tuvo un resultado positivo, es suficiente para comenzar con el mismo.
Esquema: En niños, está recomendada la terapia triple, la cual consiste en: Omeprazol (por un mes), Claritromicina y Amoxicilina o Metronidazol (que deben ser usados por dos semanas) ya que con dicho esquema se logran las mejores tasas de erradicación.
A las cuatro semanas de haber terminado el tratamiento, se deben realizar test no invasivos para verificar la eficacia del tratamiento; sólo se realizará endoscopia con biopsia cuando este indicado.
Infección por Helicobacter pylori y su relación con el cáncer gástrico:
La infección por Helicobacter pylori es considerada por la Organización Mundial de la Salud como carcinógeno del grupo I para el desarrollo de carcinoma gástrico, esto porque los pacientes con dicha infección tiene de 2 a 8 veces más riesgo de desarrollar un carcinoma gástrico que las personas sin la infección.
Es conocido que la erradicación de Helicobacter pylori previene el desarrollo de lesiones premalignas en la mucosa gástrica, como son la metaplasia intestinal y a gastritis atrófica.
A pesar de que no se conocen casos de niños con carcinoma gástrico asociado a infección por Helicobacter pylori, si se han reportado casos de lesiones preneoplasicas en la mucosa gástrica.
Para poder establecer el diagnóstico de una infección por Helicobacter pylori en la edad pediátrica, el médico puede valerse de métodos no invasivos que resultan menos traumáticos para el niño pero que no son muy eficaces excepto en el caso de control y seguimiento, o de métodos invasivos que son más costosos y que toman más tiempo para obtener los resultados, pero que son específicos y detectan la infección además de sus posibles complicaciones.
El tratamiento es esencialmente muy sencillo, está basado en el uso de dos antibióticos y un inhibidor de la bomba de protones que se conoce como terapia triple, la cual ha demostrado grandes tasas de erradicación con su uso, previniendo así la instauración de patologías o lesiones preneoplásicas.
En los últimos años, los casos de infección por Helicobacter pylori han ido aumentando, esto en vista de que una de sus vías de transmisión es la fecal-oral y debido a la gran contaminación que existe en la actualidad del agua que se consume, se adquiere la infección de esta manera.
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