El él posteo anterior comenzamos a tratar el tema de los hábitos negativos que desgastan la pareja. Estos siempre están presentes en mayor o menor medida, pero en nosotros verlos y corregirlos, para que nuestra relación de pareja comience a funcionar.
Hábitos negativos que desgastan la pareja
No intercambiar halagos
A todos nos gusta recibir halagos, que se nos diga que bien nos queda determinada prenda, o el nuevo corte de cabello. El no notar esos detalles, y el no hacer comentarios alaguemos es otra de las cosas que desgastan la relación de pareja.
No preocuparse por el aspecto físico
Después de contraer matrimonio, o de comenzar una convivencia como lo dijimos más arriba, muchas personas se relajan. Creen que ya lo tienen todo en la vida y comienzan entre otras cosas a descuidar su aspecto físico.
Ellos ya consiguieron a su media naranja, es por eso que ya no sienten la presión de verse bien, de atraerlos, de enamorarlos, de conquistarlos y reconquistarlos cada día.
El descuidar el aspecto físico es uno de los aspectos negativos que ahuyenta y desenamora al otro. El no vestirnos, perfumarnos, y arreglarnos para nosotros, y para nuestra pareja demuestra que ya se está vencido y sin animo para continuar.
En la relación de pareja no basta el amor, ese es solo el punto de partida. Para que una pareja funcione deben existir además otros complementos, y naturalmente este es uno de ellos.
El priorizar a otras personas
Por ejemplo si nuestra pareja nos invita a algún sitio, o hace planes que nos incluyen, y declinamos la invitación por salir o pasar tiempo con nuestros amigos. Cosas como esa pueden causarle heridas profundas a la relación.
Falta de dialogo
El llegar de nuestro trabajo y ponernos frente al ordenador o al televisor sin comunicarnos con absolutamente nadie. Es un pésimo hábito, que pone en riesgo nuestra relación de pareja. Si no hay comunicación ni puntos en común la relación está terminada o a punto de terminar.
Una comunicación estrecha con nuestra pareja nos acerca y profundiza la relación.
Fuente: este post proviene de Autoayuda y Psicología, donde puedes consultar el contenido original.
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