Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el glaucoma es la segunda causa de ceguera en el mundo, por detrás de las cataratas. A pesar de su gravedad, la mitad de la población afectada por glaucoma lo desconoce, ya que generalmente no causa síntomas que adviertan de la patología. El problema es que, si no se detecta y se trata a tiempo, el glaucoma puede llegar a producir baja visión e, incluso, ceguera en el 5% de los casos. Con un diagnóstico temprano esos casos de ceguera se podrían evitar en un 95%.
El glaucoma es una lesión irreparable del nervio óptico, normalmente provocada por un fuerte aumento de la presión intraocular. Esta lesión causa una pérdida progresiva de visión, que normalmente comienza por la periferia del campo visual. Los especialistas suelen calificar al glaucoma como el “enemigo silencioso” ya que, en la mayoría de los casos, el paciente no experimenta ninguna molestia ni síntoma hasta que se produce una pérdida visual permanente e irreversible. De ahí la importancia del diagnóstico precoz y el tratamiento en estadios iniciales.
Por esta razón, y coincidiendo con el Día Mundial del Glaucoma, el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas quiere concienciar a la población mayor de 45 años de la importancia de someterse a una revisión ocular anual en un establecimiento sanitario de óptica.
Aunque el glaucoma puede aparecer a cualquier edad, algunos grupos de pacientes son más proclives a desarrollar la enfermedad en uno o ambos ojos y, por lo tanto, deben acudir a las revisiones al menos una vez año:
- Mayores de 45 años que no se hayan sometido a un examen ocular en los últimos años.
- Personas con antecedentes familiares de glaucoma, en especial de familiares directos como padres o hermanos.
- Pacientes con una presión intraocular alta.
- Personas con miopía elevada (mayor de 5 dioptrías). El nervio óptico de los ojos miopes es más susceptible a la lesión que el de los no miopes.
- Pacientes medicados con corticoides (en cualquiera de sus formas de administración).
- Personas que hayan sufrido un golpe o traumatismo en el ojo.
- Personas con diabetes. El aumento de los niveles de glucosa en sangre puede provocar graves daños en la retina (retinopatía diabética). Conviene llevar un buen control de la diabetes y someterse a revisiones oculares periódicas.
En caso de nos afecte alguno de estos factores, debemos acudir a nuestro óptico-optometrista para que nos realice un screening mediante la tonometría sin contacto, una prueba sencilla, rápida e indolora con la que se mide la presión intraocular.
¿Revisas tu vista con la frecuencia adecuada?
Imágenes (por orden de aparición): babasteve/Flickr y photosteve101/Flickr.