¿Cómo es el flujo después del parto?
Después del parto, durante los tres primeros días, se observa un flujo vaginal producto de los residuos de sangre y moco que provienen de la matriz, llamados loquios; por lo general, estos flujos son demasiado pesados muy similar al sangrado menstrual. Es común sentir un derrame repentino los primeros días, al levantarse de la cama o de un sillón, lo cual no debe causar preocupación.
Los loquios se componen principalmente de coágulos de sangre durante el primer período postnatal; por lo tanto, las primeras pérdidas de flujo serán rojas por dos o tres días, y luego se irán convirtiendo gradualmente a color rosa y con una textura acuosa; luego se tornarán de color marrón y finalmente, irán adquiriendo un color amarillo teñido a blanco. Todo este proceso puede ocurrir durante las próximas dos semanas después del parto.
Es necesario el uso de toallas sanitarias en lugar de tampones para absorber el flujo amarillo después del parto, el cual podrá continuar de manera intermitente durante seis semanas. La lactancia materna puede reducir la abundancia de loquios mediante el fomento de las contracciones uterinas y ayudar a que el útero vuelva a su tamaño normal.
¿Qué hacer?
Si presentas flujo amarillo después del parto, debes hacer lo siguiente:
Primero, conservar la calma, ya que se trata de un proceso normal del organismo.
Observar que el flujo posparto está cambiando tal como lo indicamos, desde coágulos los primeros dos días, hasta secreciones amarillas después a las dos semanas del parto.
Si observas flujo amarillo con mal olor y picazón, entonces debes ponerte alerta y consultar a tu obstetra.
No hacer duchas vaginales.
No usar tampones, sólo toallas con olores neutros.
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