La periodontitis o enfermedad periodontal, también conocida como piorrea, es una patología de la encía que se caracteriza por inflamación, sangrado y destrucción progresiva del tejido blando que rodea el diente, del ligamento que une el diente al maxilar y, finalmente, del hueso en el que se aloja el órgano dentario.
En España, 1 de cada 3 adultos presenta enfermedad periodontal. Se trata de un número muy elevado de personas, pero debemos tener presente que unos sencillos hábitos diarios de cepillado e higiene interdental son muy eficaces, junto a las revisiones periódicas, para prevenir su aparición o, por lo menos, para frenar su evolución y reducir el impacto que conlleva en nuestra salud.
Además es importante saber que la enfermedad periodontal está relacionada con otras patologías sistémicas, como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes o el alzheimer. Esto significa que la salud de nuestras encías excede lo meramente local y tiene repercusiones en nuestra salud general.
Fases de la enfermedad periodontal
La enfermedad periodontal se clasifica desde el punto de vista científico-académico en un complejo sistema de diversos estadios y etapas atendiendo a factores diagnósticos, factores locales, evolutivos, piezas afectadas, etc. Sin embargo, desde una perspectiva más sencilla, podemos dividir las fases de la periodontitis en:1. Gingivitis
El desarrollo de la enfermedad periodontal siempre va precedido de una fase de inflamación del tejido blando (gingiva), causado por la presencia de placa bacteriana. Si se prolonga en el tiempo, evoluciona hacia la destrucción del tejido duro (el hueso alveolar), especialmente en las personas que tienen algún tipo de susceptibilidad o predisposición genética. La gingivitis, con un tratamiento adecuado, es totalmente reversible.2. Periodontitis inicial
Si, como hemos apuntado en el apartado anterior, el acumulo de placa y el ataque de las bacterias persiste, la irritación e inflamación crónica producirá la destrucción, generalmente irreversible, del hueso que soporta el diente. En esta etapa, aparecen las bolsas periodontales y aumenta el surco de la encía. Llegados a este punto, se hace necesario seguir un tratamiento profesional. Tener unos buenos hábitos de higiene domésticos es fundamental, pero no suficiente, para evitar la progresión de la enfermedad.3. Periodontitis moderada
Cuando no se consigue frenar la enfermedad periodontal inicial, esta seguirá su curso. La encía se va retrayendo y las bacterias llegan a destruir un tercio del hueso que soporta el diente. El tratamiento se hace cada vez más complicado, pudiendo precisar medidas quirúrgicas que aseguren la eliminación de las bacterias y factores locales implicados.4. Periodontitis avanzada
En esta fase de la enfermedad periodontal se ha producido una pérdida del nivel de inserción de más de la mitad de la superficie radicular. El diente puede adquirir movilidad e inestabilidad e, incluso, se puede producir la caída espontánea del mismo.Síntomas de la enfermedad periodontal (fase inicial)
En los momentos iniciales de la enfermedad periodontal, los síntomas pueden ser muy sutiles. Suelen ser silentes, especialmente en los pacientes fumadores, en los que los efectos sobre la vascularización local del tabaco hacen que se inicie la enfermedad de forma inadvertida.En la fase inicial, los síntomas de la periodontitis normalmente son pocos y se pueden revertir si se diagnostican y se tratan de manera temprana, de aquí la importancia de acudir al dentista con regularidad.
Inflamación y cambio de color en las encías. Cuando se inflaman, las encías pueden presentar un color rojizo o violáceo.
El síntoma clásico de una gingivitis es la aparición de sangrado de encías, especialmente en el momento del cepillado, cuando el paciente descubre al enjuagarse la presencia de sangre en su saliva.
Mal aliento o halitosis provocado por las bacterias bucales presentes en la boca.
Sensibilidad dentinaria. Ocasionalmente puede aparecer sensibilidad dentinaria (molestias al tomar cosas frías, calientes, dulces o ácidas).
Síntomas de la enfermedad periodontal (fase moderada y avanzada)
Una vez que ya se ha iniciado la periodontitis, el signo más importante es objetivado por el odontólogo al explorar la encía del paciente con un instrumento calibrado en milímetros que mide la profundidad del surco de la encía sobre el diente. Esto se conoce como sondaje periodontal o medición de la profundidad de sondaje.Una encía sana mide habitualmente no más de 3 milímetros. Si el sondaje nos da una medida superior, quiere decir que la encía está inflamada o bien que la inserción de la encía se ha desplazado verticalmente como consecuencia de una pérdida de tejido óseo. Esta situación, que caracteriza el paso de una gingivitis a una periodontitis, se confirma con radiografías, que nos corroboran si ha habido o no destrucción del hueso.
Raíz del diente descubierta. En la fases moderadas y avanzadas suelen verse dientes con mayor exposición de la corona clínica, provocada por la pérdida periférica del tejido. La mayor exposición del diente suele ir acompañada de una mayor sensibilidad dentinaria.
Movilidad y cambio en la posición de los dientes. Al perder sujeción, los dientes se mueven y pueden cambiar su posición dentro de la boca.
Molestias masticatorias ocasionales: especialmente si hay empaquetamiento interdental de alimentos en los espacios triangulares que surgen entre los dientes tras perder el tejido gingival en esas zonas.
Flemones o infecciones de origen en la encía que pueden, incluso, supurar espontáneamente.
Tratamiento de la enfermedad periodontal
El tratamiento temprano de la enfermedad periodontal (periodoncia) es muy importante para interceptar la evolución de la enfermedad, especialmente en las personas susceptibles de desarrollarla.Hay una serie de factores y circunstancias de riesgo para las patologías periodontales que hay que tener en cuenta. Uno de los más importantes es el tabaquismo, que se asocia a un riesgo de 2 a 7 veces mayor, y además oculta los síntomas en la fase inicial.
La predisposición genética y procesos sistémicos como la diabetes, la obesidad y el estrés están también relacionados con la enfermedad periodontal. De hecho, pueden agravar su evolución, además de producir una pobre respuesta del tratamiento en muchos casos.
La susceptibilidad a experimentar un avance o una reactivación o recaída en la enfermedad no desaparece. Es fundamental concienciarse de la necesidad de realizar revisiones frecuentes y visitas de mantenimiento de por vida para evitar la recidiva de la enfermedad y asegurar su inactividad.
Las opciones de tratamiento son:
Higiene rigurosa. Ante una gingivitis, lo primero será instruir al paciente en una técnica de cepillado correcta e instaurar hábitos saludables. En la fase de gingivitis, se pueden utilizar colutorios y geles específicos. La higiene profesional que elimine toda la placa y sarro presente puede ayudar a la resolución de los casos más rebeldes.
Raspado y alisado radicular. Cuando tenemos ya una periodontitis inicial, o nos encontramos en la fase de mantenimiento, disponemos del tratamiento de raspado y alisado radicular, que consiste en la eliminación de todas las bacterias de la superficie radicular con anestesia local (especialmente a nivel subgingival). Esto puede completarse con medidas antimicrobianas (antibióticos) específicas.
Cirugía periodontal. Si en la evolución de la enfermedad aparecen brotes y mayores pérdidas de inserción, o es una enfermedad periodontal moderada-avanzada, el tratamiento con raspado y alisado pude ser insuficiente y debe complementarse con técnicas quirúrgicas que, en ocasiones, pueden incluso proporcionar regeneración de algunos de los tejidos perdidos.
Consejos de higiene bucodental
La higiene bucal es la piedra angular del tratamiento de las afecciones de la encía. Ya sea a nivel profesional o de autocuidado diario en casa, es imprescindible para el éxito de cualquier tratamiento periodontal.Técnica de cepillado correcta. Debe realizarse el cepillado y limpieza del surco gingival con técnicas específicas. La técnica de BASS, que introduce las cerdas del cepillo en la encía, inclinando a 45 grados el cabezal, es especialmente útil. En Internet podemos encontrar distintos tutoriales que muestran cómo hacerlo.
Tres veces al día. Es recomendable cepillarse los dientes tres veces diarias después de las comidas principales. Son imprescindibles la matutina, tras el desayuno, y la nocturna, antes de irse a dormir.
Deben evitarse los cepillos de cerdas duras. Son ineficaces para la remoción de placa y agresivos para el tejido blando, pudiendo causar retracciones de encía.
Utilizar pastas de dientes específicas. Son coadyuvantes para mantener la salud periodontal.
Cepillo eléctrico. Puede ayudar a los pacientes periodontales más perezosos, o con dificultades específicas de higiene (problemas motores, pacientes especiales, etc.), aunque no es lo fundamental.
Higiene interdental. El cepillado estándar no es suficiente para el control de la placa dental que se acumula entre los dientes. Para complementarlo tenemos herramientas como el hilo dental, los cepillos interdentales y los irrigadores dentales, especialmente útiles para las personas que llevan implantes dentales.
Vida sana. Es importante para el cuidado de las encías llevar una vida sana, con una alimentación equilibrada, evitar el estrés en lo posible, no fumar e instaurar hábitos como el deporte. La evidencia científica respalda cada vez más la interrelación bidireccional entre salud oral y la salud general.