En 2008, un equipo de investigadores de la Universidad de L?Aquila, dirigido por el profesor Jannini ha logrado capturar, después de unos estudios de ultrasonido transvaginal, el célebre punto G o punto Grafenberg.
El estudio italiano ha señalado que el área anatómica relacionada con la existencia del punto G tiene la misma estructura de la próstata y la composición vascular es muy similar a la de los cuerpos cavernosos del pene, junto con las estructuras nerviosas dedicadas a la respuesta sexual.
Investigadores de la Universidad Rey ha publicado en 2004 un artículo en la revista Journal of Sexual Medicine indicando que el punto G no existe y es simplemente un mito cultural alimentado y sostenido por las revistas y los terapeutas sexuales. Las reacciones inmediatas de la comunidad en todo el mundo de los sexólogos fue contraria a esto. El profesor Chiara Simonelli de la Universidad La Sapienza de Roma dijo que su experiencia clínica sugiere que muchas mujeres son conscientes de que tienen una gran sensibilidad en un punto específico de la vagina y también puede ocurrir que para algunas esto no ocurra.
La sexóloga Beverly Whipple es una fan del punto G. Sobre el estudio realizado por investigadores en Londres destaca la forma en que adolece de evidentes imprecisiones metodológicas que puedan distorsionar los resultados. En particular, la muestra de mujeres examinadas - como dice Whipple - han sido ignoradas experiencias de mujeres con diferente orientación sexual: homosexuales y bisexuales, y que han cometido un error en consideración sobre los efectos de las experiencias con diferentes técnicas sexuales amatorias.
Para la mayoría de las mujeres el punto G está situado en la pared anterior de la vagina a una profundidad de aproximadamente 2 cm y un medio, justo detrás de la localización externa del clítoris. Para algunas mujeres, la estimulación del punto G no es realmente tan grande, pero en otras mujeres puede dar lugar a orgasmos intensos e incluso estados alterados de conciencia. Además, hay mujeres que afirman haber experimentado la eyaculación femenina por la estimulación del punto G.
El grupo de investigación en la universidad de King es, sin duda, audaz y ambicioso. En la complejidad de la sexualidad femenina es muy posible que muchas mujeres pueden experimentar el placer de la estimulación del punto G y otras no. Todavía es importante tener en cuenta el placer del punto G y saber que no es un botón que acaricias y da lugar a un orgasmo, es más complejo. Al fin y al cabo lo más importante es disfrutar del sexo rozando y acariciando las zonas más sensibles de tu cuerpo, sean cuales sean.