Ante prácticas que no son más que una vuelta de tuerca de acciones clásicas, la práctica de mindfulness o atención plena, aparece como uno remedio esencial para luchar contra el estrés laboral que promete ser una auténtica epidemia.
Lynda Gratton, en el libro "Prepárate: el futuro del trabajo ya está aquí" que te recomiendo, hace referencia a la diferencia entre una jornada laboral típica de los años 90 en los que las nuevas tecnologías todavía no se habían instalado en nuestra cotidianidad, y una jornada típica de la primera década del siglo XXI.
La clave de esta diferencia radica en la actual fragmentación de una vida laboral normal, en la que su desarrollo ya no depende de un horario estricto, sino de un salto continuo mezclado con la vida privada y que da como cruel resultado un aumento considerable del estrés laboral que termina incidiendo de forma negativa en nuestra salud.
La creciente aceleración, la excesiva competitividad, el mal uso de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, la falta de atención en lo que hacemos y en cómo lo hacemos, la insatisfacción vital ante un mundo en crisis y la creciente fragmentación del trabajo, provoca que, como señala Gratton, se produzca una "incapacidad de enfocarse, concentrarse y ser creativos". Esto, obviamente, mezclado con esa aceleración del tiempo de la que hablaba, hace que el estrés laboral esté a la orden del día.
Pero ¿Qué podemos hacer para modificar esos patrones de conducta que nos llevan a una peor calidad de vida en nuestro mundo laboral?.
Es ahí donde entra la importancia de descubrir nuevas herramientas para mejorar nuestra salud emocional y aprender a reposicionarnos ante un mundo nuevo que emerge.
Poner a trabajar nuestra conciencia en instalarse en el instante presente, abre un nuevo marco de relaciones ante el mundo que habitamos.
Ya no se trata tanto de expresar la revolución total como vía de solución, sino de poner tu propio granito de arena revolucionando tu interior para reposicionarte ante una realidad laboral que, cuanto más años pasen, más fragmentada va a estar.
Practicar la atención plena, nos sitúa de repente en el exacto lugar en el que habitamos, para darnos cuenta de que de nosotros y nosotras depende la lucha contra el estrés laboral que se vive en la actualidad.
Una de las primeras medidas que se deben tomar, es aceptar que el modelo de sociedad que produjo la revolución industrial ha terminado, y que la sociedad heredera de la aparición de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, es completamente diferente y que, por muy aislados que queramos vivir, el mundo en el que habitas es ya completamente diferente al de hace, tan sólo, 20 años.
Trabajar en la readaptación ante la nueva realidad desde la práctica de mindfulness o atención plena, es una "vacuna" contra el estrés laboral.
Trabajar en la aceptación sin resignación de lo que ES, te catapulta a una nueva conciencia como individuo pudiendo ser dueño de tus propias decisiones.
Quieras o no, en el mundo laboral del siglo XXI, la conexión es continua 24h/365 días. La Globalización ha llegado para quedarse, pero herramientas como la práctica de mindfulness o atención plena, hacen que tomes, de nuevo, las riendas de tu vida frente a imposiciones y creencias de que ya nada puedes hacer frente al estrés laboral, salvo aguantar hasta el final.
Como se pregunta Lynda al hablar de cómo volver a encajar los fragmentos, "¿Qué necesitamos para volver a encajar los fragmentos de nuestra vida laboral y darles mayor cohesión?, ¿qué podemos hacer para forjarnos una vida laboral que no nos deje agotados ni nos despoje de nuestra energía y nuestro talento?" y entre las respuestas hay que señalar que "está claro que es imposible rebobinar hasta el pasado y volver, por ejemplo, al ritmo más lento del trabajo de 1990, cuando la tecnología era muy básica y la globalización estaba en sus inicios" por lo que añado que, descubrir las gafas mindfulness, a través de su práctica, es una gran opción para descubrir que nuestra vida nos pertenece y que somos los auténticos dueños de lo que queremos y de cómo lo queremos.
Frente al estrés laboral que nos quieren imponer como la normal enfermedad de un mundo globalizado, la práctica de la atención plena, nos ofrece la posibilidad real de situarnos en inmejorables circunstancias para mejorar nuestra calidad de vida y no convertirnos en autómatas de un mundo impersonal.
Readaptarse, reposicionarse, revolucionarse y tomar conciencia del instante presente, es la base del cambio; un cambio que Lynda Gratton propone en tres vías:
1.- "Construcción consciente de una vida laboral basada en la maestría", para lo que se necesita "fuerza de voluntad para resistir la tentación de la fragmentación y estar dispuestos a dedicar el suficiente tiempo a la formación, el aprendizaje y a la práctica".
2.- "Ser conscientes de que lo opuesto a la fragmentación no es el aislamiento" porque el reto es "construir una vida laboral futura centrada en nuestros objetivos personales y al mismo tiempo construir relaciones significativas con otras personas".
3.- "Pasar de consumidor voraz a productor apasionado". Trata de la manera en que "elegimos vivir nuestra vida laboral y nuestra disposición a hacer lecciones valientes, a enfrentarnos a las consecuencias de estas elecciones y a ejercer el libre albedrío".
En definitiva, ser conscientes del aquí y del ahora para SERE, ESTAR, HACER y TENER ante el nuevo mundo en el que ya estamos viviendo.
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