Cada profesión tiene sus funciones, entre las cuales se puede encontrar el facilitar o acompañar. Cada profesional es facilitador del producto con el que trabaja. El conductor de autobús nos facilita los desplazamientos. El profesor no se define como facilitador de la educación ni el médico de la salud. La matrona es matrona aunque acompañe y facilite el parto. La azafata es auxiliar de vuelo, no acompañante de vuelo. Ni el enfermero, el arquitecto, el masajista, el mecánico, el abogado o el controlador aéreo se presentan como facilitadores de nada. Si a mí me preguntan qué soy, digo psicóloga aunque mi trabajo se traduzca en facilitar o acompañar
En la sección de colaboraciones con otros profesionales de la salud y el bienestar en general.
Os presento a María Jesús Giménez Caimari licenciada en Psicologia en la Universidad Complutense de Madrid, en Clinica y Organizaciones. Máster en
organización de empresas, en los últimos años se ha dedicado al desarrollo de los RRHH en diferentes empresas. Tutora del TFG de alumnos de Psicología de la Universidad de Barcelona (UB) y del practicum de alumnos de Psicología en InPreneur. En la actualidad, junto con Albert Riba, InPreneur y la Universidad de Barcelona, es coordinadora del proyecto de desarrollo de la mentalidad Sapiens.
Sin embargo hay personas que dicen que su profesión es ser facilitadoras.
¿Cómo identificar a un auténtico facilitador?
1.-Su vocación es tardía. Cuando de pequeño le preguntaban qué queria ser jamás respondía facilitador. De hecho, antes de ser facilitador fue otra cosa. A pesar de que también era facilitador de algo no se autoproclamaba como tal. Si era arquitecto a la pregunta “¿a qué te dedicas?” siempre repondía “soy arquitecto”, nunca “soy facilitador de planos”.
2.- Procede de cualquier profesión. Tiene a sus espaldas una carrera exitosa y un curriculum brillante, de esos que llevan muchas palabras en inglés. Está hecho de una pasta especial. No le ocurre lo que al resto del mortales: no ha pasado por épocas de crisis laborales, jamás se ha quedado sin trabajo, no conoce la palabra fracaso.
3.- En un momento puntual sufre una crisis vital que le lleva a replantearse su vida. Es entonces cuando descubre su verdadera vocación. Es extremadamente generoso pues deja atrás todos sus estudios, conocimientos y experiencia en la gran compañía en la que trabaja para perseguir su verdadero sueño.
Nada como hacer cola en el paro unos meses para redescubrirte, reinventarte, reaprender, reescribir, rehacer y todos los re que acaba de descubrir el inminente facilitador.
4.- En pocos días, poco más de 60 horas y bastantes euros se convierte en facilitador. Es inteligente porque en muy poco tiempo es capaz de facilitar y acompañar a las personas en su crecimiento personal. Y valiente. Muy valiente para hacerlo.
A partir de este momento el facilitador vive una vida plena dedicándose a acompañar a los demás a convertirse en los héroes de sus propias vidas.
Algunos dicen saber lo suficiente sobre emociones, memoria, inteligencia, habilidades sociales, ansiedad, miedo, auotestima,… Todo lo necesario para dedicarse al desarrollo humano. Son listos porque aunque existe una carrera universitaria para aprender eso, ellos lo aprenden en unas horitas.
Otros afirman:
“Para ayudar a un ser humano no hace falta dar grandes respuestas, ni tampoco tener un gran conocimiento. Lo que realmente se precisa, es ser consciente de aspectos tales como: un gran sentido común, un corazón amoroso y saber hacer las preguntas adecuadas para que mires allí donde merece tomar conciencia, para poner en palabras lo que realmente sientes y para poder ver tu vida, tal y como es”
El facilitador se dedica al acompañamiento y apoyo emocional de procesos internos de las personas.
El facilitador te ayuda a aprender de tus errores.
Te ayuda a tener buenas ideas.
Te ayuda a relacionarte con los demas.
Te hace mas feliz.
Te ayuda a ver tu persepectiva de las cosas.
De repente, me acuerdo de mi amiga Pilar.
Pilar tiene sus estudios y su profesión pero no tiene ni idea de lo que se esconde detrás del miedo ni la ansiedad. Tampoco sabe de estrategias de afrontamiento pero siempre me ayuda cuando me visita mi miedo favorito. Pilar me escucha el tiempo que haga falta y cuando ve que no salgo de ahí me dice: “vas a hacer esto, ahora mismo, delante de mí”. Y me dirije esa acción. Literalmente me la dicta. Yo simplemente obedezco. Pilar me facilita la vida. Me acompaña. Tiene sentido común, buen corazón y empatía. Yo la invito a algo y tan contentas hasta que me vuelva a visitar mi querido miedo.
Pienso que si lo hace Pilar lo puede hacer la amistad en general. Busco los beneficios de la amistad y encuentro:
Las relaciones personales refuerzan el crecimiento personal.
Los amigos refuerzan la memoria emocional.
La amistad eleva el nivel de resiliencia personal en los momentos de dificultad.
Ayuda a reducir el estrés.
Fortalece la autoestima.
Te ayuda a ver tus errores.
Te hace más feliz.
Aumenta nuestra seguridad para afrontar situaciones difíciles.
Los amigos ayudan a tomar decisiones.
La amistad nos vuelve mas empíricos.
Un facilitador hace lo que hace un buen amigo. Pero cobrando.
Un facilitador da por hecho que para ayudar a un ser humano no hacen faltan grandes conocimientos o hace creer que en pocas horas estos se adquieren.
Un facilitador dice que basta tener sentido común; sentido común que él mismo se otorga.
Un facilitador se erige como buena persona, con buen corazón, como si sólo el hecho de querer ayudar a alguien capacitara para saber hacerlo.
Un facilitador no es nada. Un acompañante tampoco. Se presenta como facilitador o acompañante el que no se puede presentar de otra manera. Estoy convencida que si pudieran hacerlo de otra manera, lo harían. Es el problema de trabajar en algo no definido como profesión. Es el problema de tener que buscar un nombre neutro para no pillarse los dedos por entrometerse en una profesión reglada. Todos los profesionales son facilitadores de algo. Muchos facilitadores son profesionales de nada.
Si tienes amigos con sentido común nútrete de ellos.
Si no los tienes márcate un objetivo, sal, busca, conoce, deja, encuentra, cambia. Las veces que haga falta. Cuando los encuentres se sincero con ellos, enorgullécete de tus miserias, pide ayuda y déjate ayudar.
Si tienes problemas para hacer esto, si notas que hay algo en tí que te paraliza o bloquea acude a un psicólogo. No permitas que nadie te cobre por hacer lo que hace un amigo.
Miguel A. Rizaldos Lamoca
Psicólogo Clínico. Psicólogo online
Tratamiento psicológico online
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