Pero ¿y la profesión "sus labores"?
Las estadísticas demuestran que el rol tradicional de mujer conlleva un mayor uso de los servicios de salud, y concretamente un mayor uso de los servicios de salud mental.
¿Cuál puede ser la explicación?
¿Qué riesgos entraña ser ama de casa?
Escuchemos al marido: "Yo llego a casa cansado del trabajo y tú, qué suerte, tú aquí en casa todo el día sin la presión de los objetivos, sin tener que aguantar a nadie que te diga lo que tienes que hacer, ni aguantar al compañero trepa o al jefe maleducado"
Y efectivamente: lo bueno del trabajo doméstico es que es la propia persona que lo desempeña la que se encarga de organizarlo todo según su propio criterio. Por tanto, podríamos preguntarnos ¿a qué presión puede verse sometida la mujer que sólo trabaja en casa?
En primer lugar, la mujer suele aportar más apoyo afectivo del que recibe. La mujer es la cuidadora del resto de los miembros de la familia, pero cuando es ella la que necesita ayuda, recibe menos ayuda o consuelo.
En segundo lugar, de la misma manera la mujer también suele ser la anfitriona, la animadora, la encargada de celebrar y organizar los acontecimientos positivos? para los demás. Sin embargo los momentos que dedica a complacerse a sí misma son los menos.
En tercer lugar, al centrarse en su familia las mujeres relegan a un segundo plano sus amistades, concediendo menos tiempo a las actividades de ocio y culturales. Así se ven más aisladas que los hombres, especialmente cuando abandonan su trabajo para dedicarse plenamente a la casa.
En cuarto lugar, al centrarse en un único tipo de tarea, también tienen menos oportunidades para reciclarse, para adquirir nuevos conocimientos de cara a reinsertarse de nuevo en el mundo laborar, con lo cual puede llegar a sentirse menos autónoma, menos independiente.
Finalmente, el trabajo doméstico no está valorado socialmente. Se trata de un trabajo repetitivo, monótono, rutinario, sin derecho a vacaciones, no retribuido y aún por encima no agradecido.
De hecho, económicamente hablando ni siquiera se considera un trabajo por cuanto que no genera un valor mercantil para la sociedad, sino que se considera una forma de autoconsumo.
Y vosotras ¿también os habéis sentido así alguna vez? Si es así, no os perdáis nuestro próximo post "Cómo afrontar el síndrome del ama de casa" (ir)
Referencias: las ilustraciones publicadas en este post son obra de Jim Flora (ver más sobre este artista gráfico aquí)
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