¿Alguna vez te has preguntado por qué y para qué te pasa todo lo que ocurre en tu vida? Seguro que sí, que en más de una ocasión te habrás parado a reflexionar sobre esta pregunta u otra similar. Hay momentos de la vida donde parece que se amontonan circunstancias adversas o complicadas, o quizás muchos acontecimientos vitales que casi no da tiempo a digerir.
Seguro que todo esto te suena de algo. Dependiendo de cómo nos encontremos emocionalmente, le daremos más o menos importancia, o seremos más o menos capaces de afrontarlo todo de la mejor manera posible. Pero, en algún instante en nuestra mente salta la pregunta: ¿qué está pasando? ¿por qué todo me pasa a mí? Estas cuestiones pueden generar muchas veces desazón o angustia porque es complicado darles explicación.
La respuesta que me viene a la cabeza casi de forma inmediata es que todo aquello que nos ocurre en la vida es para que aprendamos alguna cosa y para que crezcamos como seres humanos. Soy consciente que no siempre es fácil aceptar que lo que está aconteciendo en ese momento nos pueda traer algún aprendizaje o nos vaya a servir para algo en un futuro. Cara cual debemos tomarnos el tiempo que necesitemos para conseguir entender e integrar las enseñanzas que acompañan a cada situación de la vida.
Lo que últimamente me ronda por la cabeza es quien decide, si es que alguien lo hace, que esas son las experiencias que tenemos que vivir para crecer. Y un día en el metro volviendo del trabajo, mi mente fue sacudida por una duda: ¿y si fuera nuestra alma quien antes de nacer hubiera diseñado el camino para transitar?
Decidí dedicar el camino de regreso a casa en este tema y pensando... Se me pasó por la mente que quizás nuestra alma no esté sola en el diseño. Que allí dónde sea que habitan, haya reuniones con otras almas para valorar que podemos necesitar experimentar. Todo sería con la intención de crecer y evolucionar como almas para ir superando los obstáculos para convertirnos y almas maestras.
Siguiendo con este hilo argumental, si lo ha diseñado nuestra alma ¿entonces por qué no nos acordamos de nada? Quizás esa falta de memoria sea el requisito para aprender y dar lo mejor de nosotros mismos. Para crecer tenemos que hacerlo desde el Amor. Y este empieza en uno mismo y hay que buscarlo en el interior de cada cual. Pasamos mucho tiempo buscando fuera lo que hemos de hallar dentro y probablemente las vicisitudes que nos acontecen y por las debemos pasar para crecer nos enseñan que todo está dentro de nosotros.
Retornar al Amor y vivir desde él nos conecta con la alegría, la sabiduría y es cuando se nos van cayendo las capas que nos cubren hasta que llegamos a nuestra verdadera esencia. Ahí es donde entra en juego nuestra alma, después de haber transitado otros mundos y otras vidas anteriores, es conocedora de lo que puede hacernos falta para crecer. En base a eso diseña el camino y/o caminos que podrían ser adecuados para desarrollarnos. Al mismo tiempo que hay otras almas que nos ayudan y acompañan, las nuestras también hacen de maestro para otros. En el camino no estamos solos, nuestras guías están ahí para nosotros pero desconocemos que podemos preguntarles, y cada cierto tiempo nos envían señales que debemos interpretar para poder seguir avanzando.
Es probable que esta no sea la única explicación que haya a todo, puede haber varias o miles o quizás tantas como personas haya en el mundo. Pero quizás es la que últimamente más se acomoda a lo que va pasando en mi vida y en la vida de aquellos que conozco, tanto a nivel profesional como personal.
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.