Buenos días chic@s,
Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que me puse frente al ordenador, ¡os pido disculpas por la espera!
Recientemente, han ocurrido cambios significativos en mi vida, circunstancias personales que han requerido toda mi atención. Sin embargo, hoy estoy aquí, decidida a compartir con vosotros un tema que me apasiona profundamente y que he podido vivir en carne propia.
He dedicado mucho tiempo a documentarme sobre este tema, y quiero contaros que mi inquietud por la memoria del alma comenzó gracias a una de las mejores maestras espirituales que he tenido el honor de conocer: Mariam. Una mujer increíble que ha iluminado mi vida y la de muchas personas. ¡Te queremos infinitamente por todo lo que nos das!
Hace unos años, siguiendo el consejo de una buena amiga, decidí experimentar con una lectura de registros. Contacté con Mariam, y desde ese momento, sentí cómo mi vida daba un giro inesperado. No sé cómo explicarlo, solo puedo deciros que recibí información que había permanecido oculta en mi alma, proveniente de vidas pasadas, y que estaba profundamente conectada con mi vida actual. Los detalles encajaban perfectamente: las personas, las circunstancias... ¡fue realmente increíble!
A partir de ahí, continué investigando y hoy me siento inspirada a compartir parte de este conocimiento con vosotros, con la esperanza de que podáis comprenderlo claramente. Y si alguno de vosotros se siente atraído por experimentar esto por sí mismo, estaré encantada de poneros en contacto con mi guía, esa mujer maravillosa que sigue siendo esencial en mi vida.
Entremos en materia.
La palabra "Akásico" proviene de la India, lengua clásica o hinduismo y significa algo así como "espacio" y "alma", por lo que se dice que los registros Akásicos son las memorias de nuestra alma. Se trata de todas las experiencias vividas, almacenadas en una especie de "disco duro ancestral", un manual energético que recoge todo lo que fuimos y lo que somos en este vasto universo.
El alma evoluciona y aprende a lo largo de nuestras vidas. Sin embargo, es importante aclarar que no todas las almas están completamente evolucionadas. Algunas siguen en proceso de aprendizaje, avanzando paso a paso hacia la plenitud y sabiduría que requieren.
En ese "disco duro energético" se almacenan nuestras acciones, palabras, pensamientos y sensaciones vividas a lo largo de las existencias.
En mi caso, la lectura de registros me permitió entender por qué ciertos sucesos similares se repetían en mi vida, y por qué encontraba personas con perfiles tan parecidos a lo largo de mi camino. La lección que debía aprender se repetía una y otra vez hasta que finalmente la entendí. Y una vez que asimilé esa lección, pude avanzar hacia nuevas etapas de mi vida.
Los registros pueden revelarnos detalles de vidas pasadas que influyen en la vida presente. En mi caso, recibir esta información me ayudó a comprender mejor mi vida actual y a identificar áreas que debía sanar y cambiar.
Esta conexión con un ser superior o guía nos permite acceder a toda esa información. Sé que todo esto puede sonar a ciencia ficción, pero estoy convencida de que, antes de juzgar, es necesario experimentar por uno mismo. Solo así se puede obtener la información necesaria para formarse una opinión.
Los karmas pendientes y las vidas pasadas se reflejan en patrones recurrentes que el alma va mostrando a lo largo de las reencarnaciones, repitiéndose en acciones, hechos y personas. En mi caso, era como una película que se quedaba atascada y no podía avanzar hacia la siguiente escena.
Los vínculos espirituales son las conexiones con personas que aparecen a lo largo de nuestra vida. Aquí entra la frecuencia: esas personas que, sin saber por qué, se hacen imprescindibles en nuestro día a día. O simplemente, aparecen de manera casual, pero sientes una sintonía especial con ellas, como si las conocieras de toda la vida. Es en esos momentos cuando tu alma reconoce a otra alma que ha formado parte de tu vida en algún otro momento.
Las personas nos movemos en diferentes frecuencias vibratorias, y estas frecuencias nos atraen hacia unas personas más que hacia otras. Es por eso que solemos compartir gustos, sensaciones y pensamientos similares con aquellos que vibran en la misma frecuencia que nosotros, y esto genera una sensación de “estar en casa” en su presencia.
El propósito de vida es la meta final. Aunque contar con todas estas herramientas y la información del universo es un gran apoyo, llevarlas a cabo no es tarea fácil. De hecho, hay personas que nunca logran alcanzarlo y no consiguen evolucionar.
La fuente de todo esto es la energía, que no se destruye ni desaparece, sino que permanece eternamente, recopilando datos que esperan ser descifrados y leídos, para ofrecernos la información necesaria para nuestra evolución personal.
Es fundamental liberar aquello que nos bloquea, lo que nos impide avanzar, para poder seguir disfrutando de la vida, aprendiendo y creciendo. ¡¿Hay algo más bonito que vivir?!
La sensación de paz que experimentamos al liberar esas cargas es indescriptible. Son sensaciones tan liberadoras que nos hacen sentir ligeros, como si una mochila llena de piedras hubiera desaparecido.
Espero haber despertado al menos vuestra curiosidad sobre este tema. El mundo necesita algo por lo que seguir adelante: metas, propósitos, personas con quienes compartir, y la necesidad de ser cada día la mejor versión de nosotros mismos. Aprender, desaprender… y la clave para todo esto es muy sencilla: el AMOR. Ese sentimiento puro y vital que nos impulsa a ser mejores. La vida es un bonito, pero corto, viaje.
"Lo que hacemos en la vida, tiene su eco en la eternidad."
¡Hasta pronto!