I. Cómo alcanzar la felicidad
Breve vídeo de introducción..
1. Permítete ser feliz
Lo primero que hay que hacer es darse el permiso de ser feliz. Esto, que parece muy evidente, con frecuencia no se cumple. Muchos están pendientes de ser buenas personas o personas respetadas en vez de enfocarse en ser felices. Otros dicen que quieren ser felices pero muy en el fondo (incluso sin darse cuenta) no sienten que merecen serlo. Convéncete de que la felicidad es lo tuyo. Asume que puedes alcanzar la felicidad en cualquier momento.
2. Para ser feliz no tienes que comer perdices todo el tiempo
La vida no es como un cuento de hadas pero no porque no puedas ser feliz, sino porque vivir feliz no significa que debas estar en la cresta de la ola todos los días. La felicidad no es una cadena interminable de días espectaculares, intensos, emocionantes y repletos de acción en la que te sientes Rey del Mundo. No. Esa es una idea ingenua de la felicidad que conduce, sin falla, al dolor.
Asumir que la vida es subir y bajar de la ola, que es un vaivén de días intensos y calmados, en los que a veces eres rey, otras mendigo, otras bufón, otras príncipe… aquí está el secreto: comprender eso te hará mucho más fácil ser feliz. La vida está llena de problemas, como divorcio, un conflicto fuerte en el hogar, una frustración en los estudios, las dificultades de una enfermedad. Pero eso no significa que debes resignarte a no ser feliz. ¡Todo lo contrario!
3. Para ser feliz no tienes que refugiarte en un mundo de cosas únicamente agradables
La vida es como una obra de arte: no tiene que ser bonita y agradable para alcanzar la belleza. Quisiéramos que nuestra vida siempre fuera un cuadro de Leonardo Da Vinci o una escultura griega clásica, los cuales son, sin duda, magníficos. Pero la vida también es como un cuadro de El Bosco, de Salvador Dalí o de Pablo Picasso: aunque estemos rodeados de situaciones terribles, sin lógica aparente, sin solidez o sin sosiego, podemos lograr la belleza en nuestra vida.
Bonito no significa feliz. Hay quienes que, por huir hacia mundos de perfección, placer o ausencia de conflictos, terminan atrapados en la infelicidad. Su desgracia es no aprender a ser felices todos los días tal como el mundo les venga.
Una situación trágica nos puede hacer sentir útiles. Un momento de caos, nos puede desafiar y estimular a usar nuestra inteligencia. Una pérdida nos puede ayudar a darnos cuenta de que podemos ser autosuficientes e independientes. Por el contrario, huirle al dolor trae más dolor.
II. Cómo alcanzar la felicidad
1. Ser feliz no es una meta, es un proceso
El error que con más frecuencia se comete cuando se quiere ser feliz es pensar que la felicidad es algo que se busca como si la vida fuera un viaje y deseáramos llegar a ese lugar donde siempre se está más feliz que nunca. Pero, afortunadamente, eso no es así.
Quizá el que mejor lo ha sabido expresar ha sido ese gran poeta griego moderno, Kavafis, en su poema Ítaca, al comparar la vida con el viaje que el héroe griego antiguo Odiseo hizo hacia su isla Ítaca después de la Guerra de Troya.
Durante el viaje, Odiseo vivió muchísimas experiencias y aventuras: las tentaciones de los Lotófagos (que daban de comer lotos que hacían olvidar sus metas), el enfrentamiento con el cíclope Polifemo con el monstruo femenino Escila, el cantar dulce y mortal de las sirenas, la seducción de la hechicera Circe, el encanto puro de la doncella Nausícaa…pero su meta siempre fue llegar a Ítaca.
Lo logró, pero 20 años después. ¿Qué fue lo importante?: ¿llegar a Ítaca o todas las ricas experiencias que vivió mientras llegaba a la isla?
La misma obra de Homero, la Odisea, es muy clara. Una vez que el protagonista hace lo que tiene que hacer en Ítaca…¡vuelve a irse! Y Kavafis nos dice lo siguiente: Ítaca te dio el bello viaje. / Sin ella no hubieras salido del camino. / Otras cosas no tiene ya que darte..
Si la felicidad fuera la isla de Ítaca, la plenitud de esa felicidad no se logra cuando llegas, sino mientras viajas hacia allá. Así que…¡móntate en tu barco y no te apresures en llegar! La felicidad hay que aprender a saborearla lentamente y vivir cada momento, cada etapa sin prisas.
Kavafis también nos dice: Siempre en tu pensamiento ten a Ítaca. / Llegar hasta allí es tu destino. Pero no apures tu viaje en absoluto. / Mejor que muchos años dure: / y viejo ya ancles en la isla, / rico con cuanto ganaste en el camino, sin esperar que riquezas te dé Ítaca. Entonces, no esperes obtener la felicidad como si fuera algo para lo cual trabajas muy duro y que luego compras.
IV. La felicidad depende de uno mismo
Ninguna experiencia externa, sin embargo, te garantizará la felicidad. Ninguna persona podrá brindártela sin más. Depende totalmente de ti mismo. Pero, te preguntarás: ¿qué debo hacer una vez que inicie mi viaje a Ítaca, mi viaje a la felicidad?, ¿hago algo o dejo de todo fluya? ¡Sigue leyendo nuestras sugerencias para que vayas mejor equipado en tu viaje!
1. Conócete a ti mismo
Dices Yo quiero ser feliz. Sí, muy bien. Pero ¿quién ese Yo? ¿Realmente conoces a esa persona? A todos nos encanta decir que nos conocemos, pero pocos realmente lo cumplen. Si te conocieras tanto, ¿por qué dices cosas como: por qué siempre me sucede esto o aquello, por qué cometo los mismos errores, por qué no soy feliz? Si te conocieras tanto, serías feliz.
No puedes hacer feliz a alguien que desconoces. Por esta razón, si deseas ser feliz empieza a conocerte. Eso no se logra en una semana o un mes. Es como el viaje a Ítaca: tomará toda la vida. Pero no te preocupes: no significa que sólo vas a ser feliz en tu vejez. Recuerda que ser feliz es un proceso, no un resultado. En la medida en que te conozcas más, irás siendo cada vez más feliz. Todo dependerá cuán feliz deseas ser. Llegarás hasta donde quieras llegar.
2. Conocerse es un arte
Es cierto que eso del autoconocimiento incluye reconocer todas tus cualidades positivas, agradables, armoniosas, llamativas o reconocidas por tu familia, amigos, jefes y tu pareja. Eso está muy bien. Esa es la parte más sabrosa. Disfrútala. Pero el reto está en conocer tu lado oscuro: eso que tanto niegas de ti pero que igual te habita.
¡Relájate y no te la des de santurrón! Todos tenemos algo de egoístas, de posesivos, vanidosos, de orgullosos, de violentos, de blandos, de rígidos, de ingenuos, de ambiciosos. Algunos somos muchas veces un tanto mandones o déspotas, criticones y quejones, dependientes o demasiado desapegados, indiferentes o sufridos, envidiosos o tacaños, obsesivos o celosos…
En fin, ¡te aseguramos que no estarás escaso de defectos! Todo el chiste está en identificarlos, en poder hacer tu lista de todas aquellas cosas que eres y que te hacen daño. Tampoco tienes que publicarlo en la prensa, pero mantenla a mano. ¡Sincérate y comienza a trabajar!
3. Sácale provecho a tus defectos
Los alquimistas antiguos decían que en los defectos estaban, ocultas, las virtudes y que sólo podemos llegar a la plenitud si transformamos pacientemente todos los defectos en cosas útiles y provechosas. Así que no hagas esa lista de defectos para reprimirlos y enterrarlos bien profundo, sino para convertirlos en puro oro.
En psicoanálsis, eso lo llaman sublimar. Por ejemplo, alguien muy violento puede transformar su violencia en algo bueno practicando un deporte y proponiéndose ser el mejor en su campo. Así toda esa violencia queda bien canalizada y empleada.
Otra persona puede tener la capacidad de verle los defectos a todo y de ser muy perfeccionista, pero puede convertir eso en una virtud si logra aplicar esas cualidades negativas únicamente en actividades en las que eso resulte provechoso. Un bioanalista, un contador, un estilista, un botánico o un cirujano podrían exprimirle el zumo a esos defectos en sus lugares de trabajo.
Ver los defectos en todo y ser perfeccionista puede ser muy útil en la labor de un cartógrafo, en alguien dedicado a la limpieza o aseo de instituciones o en la faena diaria de un estadista. Mientras no apliques esa capacidad de ver todos los defectos y los detalles a tus familiares, a tu pareja o a tus propias emociones, todo estará bien. Usa tus defectos donde son útiles, no donde te hagan daño. ¿Te imaginas a un enamorado escaneando a su pareja para cazarle al vuelo todos sus defectos? Los que lo hacen son infelices.
4. ¡Ámate!
Una vez que hayas identificado y aceptado tus virtudes y tus defectos y que estés dedicado a transformar los últimos en los primeros, entonces podrás comenzar a amarte a ti mismo. Di: Dentro de mí tengo todo lo que necesito para ser pleno.
Como dice Leopoldo Abadía “ser feliz es obligatorio”
V. Cómo encontrar la felicidad sin pareja
Y es que si no te amas a ti mismo, con toda tu luz y oscuridad, con tus virtudes y tus defectos en vías de perfeccionamiento, no puedes amar a otro. Muchos andan pendientes de conseguir pareja sea como sea y de que sus relaciones duren mucho como si tener alguien a su lado fuera garantía de felicidad y como si el tiempo de duración fuera un indicador del éxito sentimental. Ve por partes y sin prisas.
Hay quienes no conciben ser felices si no están enamorados de alguien, si no están en un matrimonio o, peor, si no están simplemente acompañados. Entonces se aferran a las relaciones y sufren enormemente cuando quedan sin pareja. Rainer Maria Rilke, un gran poeta alemán, daba a entender que el amor requiere que cada uno de nosotros primero se construya y se haga profundo y fuerte en la soledad antes de relacionarnos íntimamente con otra persona.
No le temas a la soledad. Ella es la verdadera maestra del amor. Con la soledad aprenderás a conocerte a ti mismo, a amarte y a desarrollarte. De este modo, cada vez que sales de un período de soledad, sales con las manos llenas porque tienes algo que ofrecer.
Demasiadas personas corren a buscar pareja con el alma vacía: sin experiencias, sin amor propio, sin haber desarrollado sus talentos, intereses y habilidades. Entonces, no tienen nada que ofrecerse a sí mismos y menos aún a su compañero de vida.
Muchos quieren una pareja con valores (que sea honesto, trabajador, emprendedor, amoroso, tierno, comunicativo, humilde, etc.) pero ellos, sorprendentemente, carecen de esos mismos valores. Desarrollar esas cualidades exige muchas reflexiones y sinceridad. Cultiva en ti primero lo que buscas en otras personas.
Es por eso que Rilke nos dice: El amor es la ocasión única de madurar, de cobrar forma, de convertirse uno mismo en un mundo, para el amor del ser amado. Si tu vida es un mundo, ¿no crees que cuando la persona amada te visite quiera encontrar un mundo que tenga cosas maravillosas que vivir allí? ¿No crees que le gustaría que tu mundo se sustentara por sí mismo? Si no es así, tu pareja tendrá que cargar con ese planeta sobre sus hombros y te aseguro que se va a agotar y marchar. El amor no es dependencia. Es una forma elevadísima de compartir.
VI. Qué es ser feliz
Lo fascinante de la felicidad es que no puede definirse. Si pudiera darse un concepto de la felicidad, se convertiría en una receta en la cual no puedes añadir ningún ingrediente extra. Pero muchos escritores, filósofos, psicólogos y grandes personalidades nos han dejado perlas de sabiduría en sus palabras. Te recomendamos recoger los siguientes tips que te pueden inspirar:
Frases sobre felicidad
El secreto de la felicidad es que tus intereses sean tan variados como sea posible y que tus reacciones a las cosas y las personas que te conciernen sean mucho más amables que hostiles (Bertrand Russell).
No vivir aprisa. El saber repartir las cosas es saberla gozar; a muchos les sobra la vida y se les acaba la felicidad (Baltasar Gracián)
El universo está lleno de cosas mágicas y sabe esperar pacientemente a que se agudice nuestra capacidad de apreciarlas (E. Phillpotts)
Desecha todo temor; descansa en tus recursos interiores; confía en la vida, y esta recompensará tu confianza. Puedes hacer mucho más de lo que tú mismo crees. (R. W. Emerson).
VII. Resumen de la película En busca de la felicidad
¿Sientes que las 7 plagas de Egipto te cayeron encima? ¿Crees que estás en un callejón sin salida? Somos muchísimos lo que pasamos por eso. ¿Y sabes qué? ¡Podemos, a pesar de todo, ser felices aunque no lo creas!
Si no lo crees, alquila o descarga la película En busca de la felicidad, protagonizada por Will Smith y que salió al aire en 2006 y por la cual dicho actor fue nominado al Oscar. Échate en tu sofá o cama y disfrútala. Es un excelente ejemplo de lo que significa aprender a ser feliz.
Es la historia Chris Gardner, de San Francisco, Estados Unidos, quien se dedica sin éxito a vender aparatos de exploración de densidad de huesos. Su constante fracaso es tal que Chris se siente frustrado. Pero también tiene un sueño: ser corredor de bolsa.
Entonces Chris se enlista en un programa de entrenamiento en el cual sólo elegirán a los mejores. Es un programa sumamente exigente. Pero a Chris le sucede un desastre tras otro: es arrestado por no pagar sus impuestos y pierde todos sus ahorros para salir de la cárcel; en el programa se siente poco valorado por los demás;, su esposa, Linda, se cansa de esperar a que él logre sus sueños y lo abandona.
Para colmo, también lo deja solo con la crianza de su hijo Christopher… y así mil cosas más.
Pero Chris nos enseña que para ser felices no debemos conformarnos con la vida que tenemos, sino, por el contrario, nos inspira a tener metas y objetivos. También nos da una lección valiosísima: por muy terrible que sea tu vida, siempre puedes elegir. Sólo necesitas autoestima, constancia y humildad.
Es verdad que Chris logra entrar en el programa, pero la película nos dice que no debemos dormirnos en los laureles porque podemos sufrir nuevos reverses. Y, efectivamente, el protagonista sigue viviendo muchas adversidades hasta el punto de dormir con su hijo en un baño público.
No les diremos cómo termina la película…pero sí que, independientemente de que consigas tus metas tal cual las imaginaste, la felicidad no sólo se logra cuando las alcanzas, sino, en especial, en todo el proceso previo.
VIII. Por qué no puedo ser feliz
Finalmente, te ofrecemos unos tips que debieras tener en mente en tu viaje a Ítaca, en tu expedición a la felicidad. Y es que seguramente si no eres feliz es porque…
1. No desarrollas tu creatividad
Las personas que descubren sus talentos, los desarrollan y capitalizan tienden a tener más chance de ser felices. No seas demasiado tímido o modesto: ¡todos somos buenos en muchas cosas! Haz tu lista creativa y haz lo que te haga feliz.
2. No eres flexible
Si siempre te sientes insatisfecho o infeliz, no repitas las mismas acciones una y otra vez. Abre tu mente, sé flexible y aprende nuevas formas de actuar. Si siempre haces exactamente lo mismo, te ocurrirán las mismas cosas de modo inalterable.
3. No eres tolerante
Por muy buena gente que seas, por muy creativo que tvalorese pongas y por muy acompañado que estés, si vives juzgando a los demás, criticándolos o quejándote de cómo es todo el mundo, vivirás en la infelicidad. Vive y deja vivir, respeta a las personas: cada quien tiene su propia naturaleza y se desarrolla según esta.
4. No crees en nada
La fe tiene un gran poder motivacional y sanador. La fe ayuda un montón a conseguir la felicidad. Cree en lo que quieras: en un Dios, en el Amor, en el Arte, en la Ciencia, en la capacidad de dar y recibir…no importa. Ponle el nombre que quieras, pero si crees con fervor, vas a recibir un empujoncito extra magnífico para vivir en felicidad.
5. Buscas siempre tener la razón
Como dice el taoísmo en la tradición china: el empeño en querer tener siempre la razón te desgasta y te hace débil ante la vida. Muchas opiniones sobre una misma cosas pueden ser válidas y deseables. Para vivir feliz no tienes que estar de acuerdo con todos los que te rodean todo el tiempo.
6. No tienes buen humor
Si sueles andar con la cara larga por la vida, esta tampoco te sonreirá. Cultiva el buen ánimo y el buen humor. No tienes que convertirte en un chistosito de primera ni en un payaso. Pero puedes relajarte, darle la vuelta a las situaciones y aprender a sonreír y a reírte. De hecho, ríete de ti mismo con más frecuencia y verás que la felicidad empieza a rondarte.
7. No sabes perdonar
El odio, el rencor y el reconcomio son como cadáveres que uno se guarda y se pudren dentro de uno. Bótalo. Al final no importa lo que piensen los demás, de que si eres un tonto, un blando y que no tienes carácter y que por eso todo el mundo hace contigo lo que quiere. Déjalos murmurar.
A fin de cuentas, como dijo La Rochefoucauld: Nadie es tan feliz ni tan infeliz como cree. Esos murmuradores no son modelos de felicidad. Porque, como dijo, el gran poeta español Luis de Góngora, Las palabras, cera; las obras acero.
También puedes ver aquí más tips para ser feliz.
¡No les hagas caso y sé feliz!
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