Nuestras creencias tienen un gran poder en nuestra vida, para bien y para mal, y a esto se le llama efecto placebo y efecto nocebo.
De hecho el biólogo celular Bruce Lipton decía en su libro La Biología de la Creencia, que nuestras creencias influyen en nuestra biología, cambia tus creencias y cambiará tu biología. Así afirma que,
“Al igual que los pensamientos positivos y el efecto placebo afectan a nuestra biología, existe el efecto nocebo: si crees que algo te hará daño, acabará por hacerte daño. Henry Ford decía que tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, tienen razón.”
A este respecto he leído una pequeña historia que me ha impresionado, “Sin una gota de sangre (Lo que piensas atraes)“, que muestra hasta qué punto el efecto nocebo puede influir en nuestra vida.
Aquí va la historia:
“Sin una gota de sangre (Lo que piensas atraes)”
Un científico de Phoenix – Arizona – quería probar una teoría. Necesitaba a un voluntario que llegase a las últimas consecuencias. Lo consiguió en una penitenciaria. Era un condenado a muerte que sería ejecutado en la penitenciaría de St. Louis en el estado de Missouri. Donde existe la pena muerte ejecutada en la silla eléctrica.
Propuso lo siguiente:
El participaría en un experimento científico, en el cual sería hecho un pequeño corte en el pulso, lo suficiente para gotear su sangre hasta la última gota. Él tenía la probabilidad de sobrevivir, en caso que la sangre coagulase. Si eso sucediera, el sería liberado; en caso contrario el fallecería por pérdida de sangre, o sea una muerte sin sufrimiento ni dolor. El condenado acepto, pues era preferible eso a morir en la silla eléctrica, además tenía un chance de sobrevivir.
El condenado fue colocado en una cama alta de hospital, y amarraron su cuerpo para que no pudiera moverse. Hicieron un pequeño corte en su pulso. Debajo de su pulso, fue colocada una pequeña vasija de aluminio. Se le dijo que oiría su sangre en la vasija. El corte fue superficial y no alcanzó ninguna arteria o vena, pero fue lo suficiente para que el sintiera que su pulso fue cortado.
Sin que el supiera, debajo de la cama había un frasco de suero con una pequeña válvula. Al cortar el pulso, fue abierta la válvula del frasco para que creyese que era su sangre la que caía de la vasija. En verdad, era el suero en el frasco lo que goteaba. De 10 en 10 minutos, el científico, sin que el condenado primero lo viera, cerraba un poco la válvula y el goteo disminuía. Mientras tanto el condenado creía que era su sangre la que estaba disminuyendo. Con el pasar del tiempo fue perdiendo color, quedando cada vez más pálido.
Cuando el científico cerró por completo la válvula, el condenado tuvo un paro cardíaco y murió, sin ni siquiera haber perdido una gota de sangre. El científico consiguió probar que la mente humana cumple, al pie de la letra, todo lo que le es enviado, es aceptado por el individuo, sea positivo o negativo y que tal acción envuelve todo el organismo, sea en la parte orgánica o psíquica.
Moraleja:
Esta historia es una alerta para que filtremos lo que nos envía nuestra mente, pues ella no distingue lo real de lo fantástico, lo cierto de lo equivocado, simplemente graba y cumple lo que le es enviado.
Quien piensa en fracasar, ya fracasó antes de intentar
Quien piensa en ganar, lleva ya un paso adelante
Bruce Lipton declara en la entrevista “Lo que pensamos varía nuestra biología” que,
“El ADN es controlado por señales que vienen desde fuera de la célula, incluyendo mensajes energéticos de nuestros propios pensamientos, tanto los positivos como los negativos… cambiar nuestra manera de vivir y de percibir el mundo es cambiar nuestra biología.”
“Aprendemos a vernos como nos ven, a valorarnos como nos valoran. Lo que escuchamos y vivimos nos forma. No vemos el mundo como es, vemos el mundo como somos. Somos víctimas de nuestras creencias, pero podemos cambiarlas.”
“La química que provoca la alegría y el amor hace que nuestras células crezcan, y la química que provoca el miedo hace que las células mueran. Los pensamientos positivos son un imperativo biológico para una vida feliz y saludable”
“…los comportamientos, creencias y actitudes que observamos en nuestros padres se graban en nuestro cerebro y controlan nuestra biología el resto de la vida, a menos que aprendamos a volver a programarla.”
¡Aprendamos a reprogramar nuestras creencias y así nuestra biología para una vida saludable y plena!
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