Diversas investigaciones han concluido que la línea que separa mente y cuerpo es mucho más delgada de lo que imaginábamos, siendo nuestra mente la responsable de la mayoría de las sensaciones que experimenta nuestro cuerpo.
Por ello, se han realizado diferentes estudios sobre cómo esta fuerte conexión entre mente y cuerpo es una de las principales causas de algunas dolencias comunes, como dolores de cabeza frecuentes, molestias estomacales y musculares o alteraciones en el estado de ánimo; ya que el cuerpo es capaz de experimentar aquello que la mente cree.
Por esta razón, durante las últimas décadas se ha profundizado en el estudio del efecto placebo y en qué resultados presenta su aplicación en la cura de diversas dolencias y enfermedades.
De este modo, el placebo es una sustancia que carece de valor medicinal y no contiene sustancias que puedan provocar efectos farmacológicos, tratándose así de una especie de falso medicamento, completamente inocuo, que se utiliza para convencer a la mente de los pacientes de que el medicamente está surtiendo efecto, con la finalidad de que el cuerpo deje de sentir dolor o malestar.
De esta forma, a la hora de ingerir el analgésico, el paciente experimenta el denominado efecto placebo, ya que cree que la toma del medicamento conlleva una serie de efectos farmacológicos que, en realidad no presenta, pero aun así consiguen experimentar una mejoría en su bienestar físico o mental.
Diversos estudios han demostrado que el uso de placebos muestran especialmente buenos resultados para el tratamiento de trastornos psicológicos, mostrando notables mejorías tras la finalización del tratamiento.
También resulta importante destacar que, en la actualidad, existen una gran variedad de placebos, siendo los comprimidos y las cápsulas los formatos más efectivos para que el paciente desarrolle el efecto placebo.
Cómo funciona el efecto placebo
Para que el paciente experimente el efecto placebo resulta necesitamos que el paciente tenga expectativas de que puede curarse a través de la medicación, ya que este hecho condicionará la respuesta dada por su organismo al tratamiento. De este modo, cuánto más confíe en paciente en los efectos de la medicación, mayores serán los efectos que “produzca” el placebo en su cuerpo.De esta forma, los tratamientos con placebos son un claro ejemplo de condicionamiento clásico, ya que el placebo se trata de una sustancia inocua que es capaz engañar a nuestra mente para que active diferentes vías neuronales que se encargan de la inhibición del dolor a pesar de tratarse de un compuesto que no presentan ningún tipo de carga farmacológica.
Por ello, el grado de sugestión que presente el paciente juega un papel muy importante en el efecto placebo, ya que necesitamos que el paciente crea que los efectos sanadores que está sintiendo son fruto del comprimido que ha ingerido.
De este modo, se ha demostrado gracias a diferentes estudios que el efecto placebo presenta efectos bastante positivos para el tratamiento de diversos síntomas relacionados con diferentes tipos de trastornos del ánimo, tales como la ansiedad, la depresión, el estrés o la culpabilidad; mejorando así la vida de estos pacientes y permitiéndoles gozar de mayor bienestar emocional.
De este modo, el efecto placebo es un fenómeno muy interesante del que aún se están realizando diversas investigaciones, ya que sienta sus bases en que el poder de la mente podría manipular el dolor para reducirlo y conseguir así sanar a nuestro organismo.
Sin embargo, cuando nos hallamos inmersos en un episodio real de depresión, estrés o ansiedad la mejor solución es acudir a terapia para ponernos en mano de un especialista que nos ofrezca un tratamiento psicológico y personalizado que nos permita aprender nuevas formas de pensar, actuar, sentir y relacionarnos con los demás. Por ello, si te encuentras en esta situación te recomendamos pedir cita en A tiempo adicciones, nuestro centro psicológico situado en Madrid donde nuestros profesionales te acompañarán a lo largo de todo el proceso de recuperación.