En la Pascua, los cristianos recuerdan la pasión, la muerte y la resurrección de Cristo.
Los huevos en el cristianismo pasaron a representar la resurrección, ya que Cristo movió la piedra que tapaba su sepulcro para salir al exterior, de igual manera que lo hace un pollo de su cascarón.
De nuevo, se asocia el huevo al "paso" de la muerte a la vida. De esta manera, tradiciones paganas muy arraigadas se asimilaban con nuevas formas en el cristianismo. La alegría por la vuelta del sol y de la primavera se asoció así a la alegría por la resurrección de Cristo.
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