Es nuestro deber el hacer notar que, no solo es practicar los ejercicios para vocalizar que aquí se proponen, sino prestar atención a ciertos aspectos y hábitos que pueden influir en mayor o menor medida, en cuanto a nuestra buena vocalización, como la respiración, una postura adecuada, y hasta una dentadura incompleta, ya que estos pueden llegar a hacer la diferencia. Continuando con los ejercicios para vocalizar, recomendamos iniciar con aquellos cuyo propósito es el de fortalecer los músculos de la cara. Para ello se debe aperturar al máximo posible la boca y mantener esta forma por al menos diez segundos, para luego cerrarla.
Se debe realizar cinco repeticiones de este ejercicio cada día al despertar. Posterior a la realización de ejercicios de fortalecimiento maxilar, tendremos que pronunciar de buena manera todas las vocales, una a una. Debemos tomar en cuenta de que cada vocal debe sonar limpia y fuerte. Si hemos logrado completar los ejercicios con éxito, entonces aumentamos el nivel de dificultad, buscando pronunciar más prolongadamente las vocales, y cambiando el ritmo de la siguiente manera: iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…iii….iiiiiiii…i…iiiiiiiiiiiiiiiii.iii….iiiiii.
Si deseamos incrementar la dificultad, podemos pronunciar de manera prolongada las vocales, pero combinándolas, y también cambiando el ritmo. Para ayudar a su entendimiento, mostramos como hacerlo: e..oooooooooooooooooouu..uuu..uuuu…uuuuuu…..eeeeeeeeeeee. Después, nos enfocamos en la pronunciación de diptongos, alternados entre separados y unidos, como sigue: i-o-io-io-i-o-io-. Si ya hemos dominado este ejercicio en su nivel más básico y deseamos hacerlo más difícil, podemos invertir su orden constantemente, así como cambiar el ritmo, y si deseamos hacerlo aún más difícil, podemos usar triptongos en los ejercicios para vocalizar.
Debemos ser constantes y programar los ejercicios, para poder disfrutar de buenos resultados. Como ejemplo, se puede comenzar practicando al levantarnos por dos semanas, y luego de este tiempo, se puede realizar una práctica antes de dormir, y tiempo después, podemos practicar antes de almorzar. Hay que ser pacientes, y buscar dominar a la perfección los ejercicios para vocalizar antes de añadirles mayor dificultad y velocidad. Cuando esto ocurra, comenzaremos sesiones con palabras sueltas bisílabas, trisílabas y polisílabas, para luego proseguir a con frases completas.
Hay que procurar monitorear nuestra vocalización, así como la respiración, y sobre todo, mantener a raya los nervios. De esta forma, podremos mejorar increíblemente.
El llegar a obtener un alto nivel en cuanto a dicción se refiere, puede ser un proceso largo y tardío. Pero, aunque parezca muy difícil, en realidad es bastante fácil de lograr, y al final del proceso, nos daremos cuenta que todo el esfuerzo ha valido la pena, pues habremos logrado una excelente manera de expresarnos. Para facilitar la eliminación de esas malas vocalizaciones, podemos recitar poesía y trabalenguas. Si ponemos en práctica los siguientes consejos, mejoraremos de una forma notable.
No es obligatorio cambiar nuestro acento al realizar los ejercicios para vocalizar
Todos tenemos una forma particular al hablar, puede deberse a nuestros padres, nuestras preferencias, o quizás de la zona de donde provenimos. Hay quienes piensan que hablar bien es una sola cosa, sin variantes, pero esto no es verdad. Para expresarnos de una buena manera, no es obligatorio que cambiemos nuestro acento natal. Claro está, quien quiera hacerlo, es por decisión propia.
Modificar malos hábitos.
La gran mayoría de las personas, cometen errores al hablar que luego convierten en costumbres. Es por esta razón que se dificulta adquirir una buena dicción, y se debe a que esos problemas están muy arraigados en nosotros. Cosas como modificar el fonema o sonido de alguna palabra, el unir de forma incorrectas ciertas expresiones, deformar fonemas provocando un sonido monótono, así como el arrastrar consonantes, provocaran que nuestra pronunciación sea pésima.
Aprende a respirar.
Muchos intentan hablar apresuradamente, y terminan sin aliento al poco tiempo. Si buscamos expresarnos correctamente, debemos aprender a respirar bien, pues es parte importante del proceso, pues contribuye a que consigamos un volumen adecuado y constante para nuestra voz al momento de expresarnos. Si deseamos obtener una respiración que nos ayude a expresarnos bien, podemos encontrar cursos dictados por logopedas, que los podemos encontrar bajo forma tanto online como offline.
Mejorar el feedback.
Sin el receptor, no se puede llevar a cabo el proceso comunicativo. Debemos prestar atención y cuidado a este, pues, imaginemos que expresamos un mensaje largo y complicado. A pesar de que tengamos una buena dicción, que nuestra forma de hablar haya mejorado, si no hacemos contacto con el receptor, entonces todo será en vano.
No debemos olvidarnos de lo importante que es el receptor. Pues, si queremos que nuestro mensaje sea realmente recibido, debemos buscar la forma de hacernos entender, pues no todas las personas son iguales.
Buscar ayuda profesional.
Se pueden practicar ciertos ejercicios, y tomar nuevos hábitos como leer y conversar de temas más complicados, pero esto no es garantía de que mejoremos nuestro nivel de dicción. Existen especialistas en el área, que poseen la capacidad de crear programas personalizados, con lo que nuestra oportunidad de contar con una excelente dicción, aumentara notablemente si consultamos a uno.
Tener mucha paciencia.
Hay quienes piensan en este problema como algo simple, muy fácil de solucionar, pero nada está más lejos de la realidad. Sucede que esas malas costumbres que usamos a diarios están muy arraigadas en nosotros, y esto proviene de que, hemos estados haciendo uso de ellas incluso desde nuestra niñez, lo que dificulta su eliminación de nuestras vidas.
Si queremos obtener buenos resultados, lo mejor es armarnos de mucha paciencia pues, en ocasiones, puede llegar a ser un proceso arduo y tardío.
Usar el lenguaje no verbal al expresarte.
Si estamos rígidos y parecemos una especie de robot, a pesar de contar con una buena dicción, podría ocasionar que parte del mensaje no sea recibido por el receptor. Esto se debe a que esos movimientos que hacemos con las manos y gestos realizamos con el rostro, ayudan a una mejor comunicación.
Velocidad al hablar.
Podemos encontrar personas que hablan muy rápido, así como otras que mantienen pausas que llegan a ser muy largas, o entrecortan oraciones, logrando, como consecuencia, que se pierda la atención del receptor. Otros por el contrario, llegan a mantener una velocidad en sus palabras constante, fluida, pausada, pero no exagerada. Estos últimos logran captar la atención del receptor durante la mayor parte del tiempo de la conversación, logrando que el mensaje que se desea transmitir, sea asimilado en su totalidad.
Controla tus nervios y se tú mismo.
No trates de sonar como si fueses otra persona, porque podrías llegar a dar una impresión equivocada, y por ende, dando lugar a posibles malos entendidos. También debes de tener en cuenta tu nivel de seguridad. Si no tenemos suficiente confianza en nosotros, y nos aterra expresarnos ante las personas, entonces veremos como nuestro nivel de dicción decaerá. Sin embargo, si estamos seguros de nosotros mismos, veremos como esos nervios desaparecerán y, como consecuencia, mejorara nuestra comunicación, realiza estos ejercicios para vocalizar y notarás la diferencia.
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