Ten presente que estamos hablando de dolencias emparentadas con la lumbalgia. Y ésta, es la mayor causa de discapacidad en todo el planeta. Se puede registrar en algunas partes del mundo con cifras que superan al 5% de la población de cada país y hasta en ciertos lugares alcanza hasta al 10%.
También debes saber que este tipo de dolores pueden llegar a presentarse de forma repentina y mantenerse durante tres meses inclusive (en ese caso estamos hablando de una lumbalgia aguda). Pero lamentablemente también, la lumbalgia puede volverse crónica y mantenerse muchísimo tiempo más. Es por ello que una serie de ejercicios podrán ser muy útiles para evitar estas dolencias y en caso de ya padecerlas, aliviar sobremanera el umbral de dolor.
Pero, por otro lado, no hay por qué torturarse. La lumbalgia puede surgir en cada uno por diversos motivos, ya sea una mala postura que se mantenga durante mucho tiempo, o una caída. También, por levantar peso inapropiadamente o hacer o sobreesfuerzo (esto ocurre muchas veces al hacer malos movimientos y con mucho peso en los gimnasios).
También podemos padecerla por tener que trabajar muchas horas sentados o de pie. Y por supuesto, si nos agachamos doblando la espalda de una manera inapropiada, en lugar de flexionar como corresponde las piernas, es muy posible que nos surja.
Los ejercicios serán muy útiles pues, para mejorar esos dolores insoportables que a veces llegamos a padecer. Pero por supuesto, de nada sirven si uno sigue experimentando situaciones de estrés. Ten esto muy presente.
Ahora bien, para evitar estos ataques de lumbalgia y quedarnos clavados con nuestra espalda, lo primordial es empezar a mover nuestra columna vertebral. El reposo, si bien parece ser la opción más conveniente, puede llegar a resultarnos contraproducente. De más está decir que tampoco debes esforzarte demasiado si el dolor te lo impide, pero sí sugerimos que muevas tu cuerpo para erradicar lo más posible esas molestias.
Lo primero que debes hacer es una torsión relajante y suave. Para ello, deberás tumbarte en el suelo, boca arriba y doblar tus piernas, acercando lo más que puedas tus rodillas a tu pecho. Luego deberás pasar una pierna por encima de la otra pierna y después colocar tus manos debajo de tu cabeza, asegurándote tener pegados los codos al suelo. Puedes dejar caer lentamente ahora las dos piernas a un lado, el que tú más prefieras, pero asegúrate de mantener tus hombros bien pegados al suelo. Tampoco es que resulta necesario que llegues a tocar con tus piernas al suelo, pero sí acércate lo más que puedas. Mantén esta postura por al menos 20 segundos y luego lentamente ve recuperando la posición inicial que tenías. Siempre recuerda respirar suavemente.
Otro ejercicio que resulta muy útil es arquear la columna. Para ello deberás situarte en la posición de cuatro patas, tomar aire y al momento de soltarlo redondear tu espalda. Para ello deberás apretar tu abdomen y mantener tu cabeza entre tus hombros. Haz este movimiento repetidas veces y ten presente que la clave del mismo consiste en la respiración.