¿Qué es un catarro?
Hablamos de un catarro o resfriado común cuando se produce una inflamación aguda o crónica de las membranas mucosas del aparato respiratorio, sobretodo en garganta y nariz.
Los catarros son de origen vírico. Pueden originarse por varios tipos de virus, siendo el más frecuente el rinovirus. Se estima que aproximadamente la mitad de todos los casos de catarro están producidos por algún tipo de rinovirus (hay más de 110 tipos diferentes).
Sus principales síntomas son secreción nasal, acompañada de tos normalmente, fiebre y dolores musculares. En su fase inicial, el catarro, aparece con estornudos, mucosidad fluida, acuosa y abundante. Otros síntomas son el picor y sequedad de grganta, la congestión nasal y el malestar general.
Tras un par de días, el picor de garganta va desapareciendo y la mucosidad se vuelve más espesa, provocando la aparición de una tos productiva, que aparece sobre el cuarto o quinto día y prolongándose hasta 15 días.
La mayoría de los resfriados desaparecen en unos pocos días, si no aparecen complicaciones (entre 4-10 días), durante los cuales lo que debemos hacer es:
Descansar lo máximo posible
Beber líquidos en abundancia.
Los medicamentos para los resfriados y la tos no hacen desaparecer el resfriado, pero son de ayuda para reducir los molestos síntomas y hacer que nos sintamos mejor.
Los antibióticos no deben utilizarse NUNCA para tratar un catarro o resfriado común.
Los suplementos a base de vitamina C, zinc y equinacea son también efectivos para paliar los síntomas del catarro.
Aunque un catarro puede parecer una enfermedad inofensiva que sólo molesta, puede complicarse si no lo tratamos adecuadamente, desencadenando en bronquitis, neumonías, sinusitis e infecciones del oído.
El sistema inmunitario es clave para combatir el catarro. Por ello, reforzarlo, sobretodo con la llegada de los meses fríos, nos ayudará no sólo a combatir el catarro, también a prevenirlo.
Medicamentos para los catarros
Hoy en día no hay ningún tratamiento que prevenga, cure o acorte los catarros. Los medicamentos que se utilizan para tratar el catarro tienen como finalidad aliviar los síntomas: la fiebre, la mucosidad, la congestión nasal y la tos. Y por otro lado, evitar complicaciones.
Aunque todos estos tratamientos con fármacos, son de venta libre (sin receta), no olvidemos que son medicamentos y como sucede con cualquier medicamento, existe un riesgo de sufrir efectos adversos, que pueden llegar a ser graves, sobretodo cuando se abusa de ellos o se suministran a niños, sin un control médico.
Analgésicos: ayudan a bajar la fiebre y el dolor si se produce (dolor de cabeza).
Mucolíticos: los mucolíticos se ocupan de diluir la mucosidad para facilitar su expulsión.
Descongestionantes: alivian la congestión nasal y también el goteo nasal.
Antihistamínicos: actúan contra la congestión nasal y los estornudos.
Antitusivos: para frenar la tos seca o productiva, según el caso.
Nunca se debe automedicar a un niño en caso de resfriado o gripe.
Click To Tweet
Otras alternativas para tratar el catarro común las encontramos en los suplementos a base de própolis, equinacea, zinc y vitamina C.
No te dejes influir por la publicidad que se hace de los medicamentos en TV. Pregunta siempre a tu…
Click To Tweet
IMPORTANTE: No se recomienda suministrar este tipo de medicamentos niños menores de 4 años. Estos medicamentos pueden provocar efectos secundarios, sobretodo en niños. Por ello se recomienda acudir siempre al médico, cuando se trata de niños menores de 12 años.
A continuación os indicamos los efectos adversos que pueden provocar un mal uso de estos medicamentos:
Descongestionantes (pseudoefedrina, fenilefrina):
Latidos de corazón fuertes, rápidos o irregulares.
Nerviosismo, irritabilidad, sueño, insomnio
Temblores
Hipertensión
Pérdida del apetito
Dolor de cabeza
Sequedad en la boca
Alucinaciones
Convulsiones
Antihistamínicos (difenhidramina, clorfeniramina, bromfeniramina):
Somnolencia
Sedación
Mareos
Dolor de cabeza
Sequedad en la boca
Agitación
Depresión respiratoria
Latidos de corazón fuertes, rápidos o irregulares.
Alucinaciones
Visión borrosa
Muerte
Expectorantes y mucolíticos (guaifenesina, bromexina, acetilcisteina, carbocisteína):
Naúseas
Diarrea
Mareos
Dolores de cabeza
Dolor abdominal
Gran cantidad de mucosidad en bronquios (en menores de 2 años)
¿Qué es una rinitis?
La rinitis alérgica es la enfermedad alérgica más frecuente. Se trata de una inflamación de la mucosa nasal debida a una causa alérgica y que en muchas ocasiones puede deberse a causas hereditarias.
La rinitis alérgica está aumentando considerablemente entre la población. Se estima que dentro de 50 años, entre el 20% y 30% de la población mundial será alérgica.
La principal causa de este aumento de alergias se debe a la contaminación ambiental, seguida del polen, del polvo, los hongos y el pelo de los animales.
Las rinitis alérgicas se clasifican en dos subtipos:
Estacionales: cuando sus síntomas son temporales y ocurren en determinadas épocas del año, como puede ser la provocada por la alergia al polen.
Perennes: cuando sus síntomas permanecen todo el año. Este tipo de alergias se producen por alérgenos presentes en el ambiente de forma continua, como sucede con la alergia a los ácaros.
Dentro de 50 años entre el 20% y 30% de la población mundial será alérgica
Click To Tweet
Aunque comparte síntomas idénticos al catarro común (moqueo, estornudos, congestión nasal…) se pueden diferenciar.
Mientras que con los catarros puede aparecer fiebre, en el caso de las rinitis no.
Otra diferencia la encontramos en la secreción nasal. Cuando se trata de un catarro la mucosidad dura apenas unos días y suele ser más espesa. Cuando tenemos delante una rinitis, la mucosidad es más líquida y un goteo constante.
Las rinitis también se repiten cada temporada con. Este es otro indicador para salir de dudas. Si con la llegada de la primavera, aparecen de nuevo los síntomas, seguramente estaremos ante una rinitis y no un catarro. Aunque también hay que tener en cuenta que la polinización, según de que plantas se trate, se puede dar en otras épocas del año. Por ejemplo, una persona alérgica al ciprés, notará los síntomas en febrero y no en primavera.
En ocasiones, la rinitis puede venir acompañada de otros síntomas como tos, pitido al respirar, dificultad para respirar… En estos casos, o ante cualquier duda o sospecha de que estamos sufriendo una rinitis, se debe acudir al médico para que realice las pruebas de alergia correspondientes y se establezca un diagnóstico correcto.
Medicamentos para la rinitis
Los síntomas de la rinitis alérgica se suelen tratar con dos tipos de medicamentos: antihistamínicos y descongestionantes.
El médico determinará el tratamiento más adecuado tras realizar las pruebas cutáneas, que es el método más común para las alergias.
Los antihistamínicos son medicamentos indicados para tratar los síntomas de las alergias. Se prescriben cuando los síntomas no se repiten con mucha frecuencia, es decir, para alergias estacionales.
Este tipo de medicamentos suelen producir somnolencia, aunque actualmente hay muchos en el mercado en los que este problema ya no está presente.
También los aerosoles con antihistamínicos incluidos en su composición funcionan bien para tratar las rinitis alérgicas.
Los descongestionantes se recetan para reducir la congestión en las fosas nasales. Se pueden combinar con antihistamínicos y otros medicamentos (consultar siempre al médico o farmacéutico antes) pero no se recomienda prolongr su uso más de tres días.
Los aerosoles nasales con corticosteroides son muy efectivos para paliar los síntomas de la rinitis alérgica como la congestión, rinorrea, estornudos, picazón, hinchazón de la nariz… Los lavados nasales son de gran ayuda cuando se necesita eliminar la mucosidad de la nariz.
El médico puede prescribir también alguna vacuna contra la alergia cuando los síntomas son difíciles de controlar, es decir, cuando se trata de casos más graves. Este tipo de vacunas ayudan al organismo a ajustarse al polen que está causando la reacción. En algunas ocasiones el médico puede optar por una analítica de sangre, que también puede ayudar a diagnosticar las alergias.
Se puede intentar evitar los entornos y situaciones que provocan la alergia, aunque puede llegar a ser muy difícil. En el caso de la alergia al polen, las recomendaciones se basan en permanecer, durante la estación del polen, en espacios interiores, con aire acondicionado si es posible, dormir con las ventanas cerradas y conducir con las ventanillas subidas. Estos simples hábitos nos pueden ahorrar más de un malestar.
.