Comenzamos el día! Toca irse al trabajo así que antes de nada un buen desayuno:
- 2 tostadas de pan integral o bajo en calorías
- Mermelada light, es prácticamente igual que la normal, pero solo con los azúcares que posee la fruta
- Café con leche, con leche desnatada y una cucharadita de azúcar
- Complemento: un yogur sin grasa, una pieza de fruta, el complemento que deseemos.
Nos espera una larga mañana de trabajo, en el caso de ser amas de casa, no pararemos en toda la mañana y necesitamos energía! Y ahora a esperar hasta la comida? ¡error! A menos que queramos llegar a la hora de la comida con un hambre insaciable o que estemos picoteando mientras preparamos la comida, os recomiendo
- A media mañana un tentempié: café con leche y un bollito integral, una pieza de fruta, una barrita de cereales, un yogur sin grasa? elegid qué os apetece y a comer sin miedo. Aguantarnos hasta la hora de la comida solo provocará que consumamos una mayor cantidad de comida de la que realmente nuestro cuerpo necesita, la ansiedad será la que actúe y no nuestro cuerpo.
Llega la hora de la comida y vamos a utilizar dos trucos:
1. Un único plato: vamos a comer bien, independientemente de lo que tengamos de comida, eso sí, echaremos para nuestro plato la cantidad que consideremos conveniente y no repetiremos. Este truco suele ser muy recurrente para consumir la cantidad de comida necesaria para nuestro cuerpo sin excedernos.
2. Comer hasta la saciedad: vamos a comer solo hasta que la sensación de hambre pase, esa es la forma que tiene nuestro cuerpo de indicarnos que la cantidad de alimentos consumidos ya ha sido suficiente. Todo lo que comamos después será innecesario y poco recomendable para nuestra dieta.
A media tarde nos entrará el gusanillo. ¿Vamos a aguantar hasta la hora de la cena? Claro que no, la merienda también es importante, sobre todo para que a la hora de la cena nos apetezca algo ligerito, además aun tenemos horas por delante hasta la noche para quemar esas calorías.
Podemos optar por: dos piezas de fruta, un bollito integral, dos tostadas, un yogur bajo en grasa, galletas de fibra, un café con leche? hay mucha variedad entre la que escoger, disfrutad de ese caprichito que nos daremos a media tarde y veréis como a la noche apenas tendréis hambre.
Llegada la hora de la cena, nuestro cuerpo ya no pedirá cantidades excesivas de comida, y es muy probable que nos apetezca algo muy ligero, aquí podéis dejar volar vuestra imaginación, desde macedonia de frutas, ensaladas variadas de verduras, una sopa muy ligera, un simple yogur?
No vamos a irnos con el estómago vacío para cama, pero será nuestro propio cuerpo el que nos pida poca cantidad de comida tras seguir las pautas anteriores. Esto último es lo mejor porque a lo largo de la noche vamos a descansar y esto nos ayudará a dormir mejor y a no acumular calorías innecesarias.
Como véis el secreto solo está en modificar nuestros hábitos y una vez concienciados..!es muy fácil!