La vitamina C es hidrosoluble, por tanto el exceso de elimina por la orina. La mayor concentración le encontramos en las glándulas suprarrenales, partes del ojo, músculos y grasa corporal. La vitamina C es la más vulnerable entre las otras vitaminas ya que puede ser destruida por múltiples factores como; el contacto con el oxígeno, el agua clorada, el contacto con la luz, la cocción (la destruye en un 40%), la larga conservación y almacenamiento, dejar los vegetales en remojo y el humo del cigarrillo.
Es necesaria para el crecimiento y reparación de los tejidos. Sus funciones son:
- Ayuda a la formación de colágeno, proteína necesaria para producir piel, tendones, ligamentos y vasos sanguíneos.
- Sana heridas y forma tejido para cicatrizar.
- Repara y mantiene cartílago, huesos y dientes.
- Ayuda a la absorción del hierro.
- Refuerza las defensas.
- Evita que en los vasos sanguíneos se adhieran grumos de colesterol y grasa, además, fortalece las paredes evitando roturas y hemorragias internas.
- Ayuda a la eliminación de metales pesados como el plomo, y protege de sustancia tóxicas como nitritos, insecticidas, ozono, radicaciones, disolventes, etc.
La vitamina C es un antioxidante, por tanto, protege las células contra los daños ocasionados por los radicales libres, que se forman cuando el cuerpo descompone un alimento y lo convierte en energía. También por los radicales libres que estamos expuestos por contaminación ambiental. Una acumulación de radicales libres durante largo tiempo produce el envejecimiento de las células y, por consiguiente, patologías tales como cardiopatías, artritis, cáncer…
Nuestro cuerpo no produce vitamina C, por tanto, es necesario el aporte de esta vitamina en la dieta diaria o mediante suplementos vitaminados, las cantidades recomendadas de vitamina C varían en función de la edad y las etapas de la vida. Pero a veces en necesario aumentar la ingesta de vitamina C:
- Épocas de estrés o crónico.
-En momentos de adaptación a un intenso calor o frío.
- En caso de ser fumador activo o pasivo.
- Consumo habitual de alcohol u otras drogas.
- Después de pasar fiebres altas.
- Embarazo y lactancia.
- Niños durante toda la etapa de crecimiento.
- Ancianos.
- Internados en hospitales y postoperatorios.
- Consumidores diarios de medicamentos.
- Viviendo en cuidad.
- Dietas muy carnívoras donde faltan vegetales frescos.
Alimentos ricos en vitamina C
Naranja, pomelo, kiwi, papaya, fresas, mango, piña, arándanos, frambuesas, moras, sandía, melón.
Acerola, brócoli, Hinojo, coles de Bruselas, coliflor, pimientos rojos y verdes, espinacas, repollos, en general verduras de hoja verde, tomates.