Estar mucho tiempo de pie, adoptar malas posturas, dormir mal, ir encogidos por el frío, demasiados esfuerzos físicos... Hay muchos motivos por los que al final se acaban desarrollando problemas de espalda difíciles de solventar y que causan grandes incomodidades a quienes los padecen (a veces de por vida).
La columna vertebral es el eje principal de nuestro cuerpo y sobre el que recaen los impactos negativos de todos estos malos hábitos. Es muy importante saber llevar una posición correcta todo el tiempo para evitar que sufra y que no degenere en problemas mayores de movilidad. Según la zona que se vea afectada y cómo se produzca, tienen lugar diferentes dolencias. Conozcamos algunas de ellas.
Escoliosis
La deformación de la columna que provoca la escoliosis puede deberse a un problema congénito o ir
desarrollándose con el crecimiento. Aunque es el dolor de espalda más común en la sociedad, muchos ignoran tenerla y no se la tratan. Pero para prevenir problemas futuros es mejor detectarla y tratarla desde edades tempranas.
Se trata de desviación lateral de la columna en forma de 'S' producida porque las vértebras rotan sobre sí mismas. Así que con una rutinaria radiografía puede diagnosticarse sin problemas. La prevención es sensiblemente importante en el caso de los niños y adolescentes, ya que esta desviación puede condicionar su crecimiento. Por eso, hay que vigilar la postura constantemente y disponer de buenos medios para el descanso (colchón y almohada).
Lo ideal sería que desde pequeño se corrigiesen las malas posturas y que ante el mínimo síntoma se realizasen ejercicios de estiramiento y flexibilidad (siempre dictados por profesionales). La natación es el deporte recomendado en todos los casos, mientras que los corsés son solo necesarios para casos extremos.
Lumbalgia
El dolo se localiza en la parte baja de la espalda, en la zona de las vértebras lumbares, y es provocado por diversas molestias de los músculos que las rodean. Generalmente la ocasiona un esfuerzo por cargar mercancía, por la inactividad física y atrofia muscular, tensión o estrés, o por largos periodos de pie o sentado.
Puede durar solo unos días o una semana, pero cuando hay que preocuparse más y acudir al especialista es si persiste durante meses porque puede derivar en un problema crónico. En un caso extremo incluso puede desembocar en fiebre, problemas de control de esfínter o debilidad en una pierna. El tratamiento habitual consiste en reposo, evitar sobrecarga lumbar, analgésicos, antiflamatorios, y calor local.
Lordosis
También afecta a la zona lumbar de la espalda, pero en este caso se trata de una curva anormal de la columna en esta parte. La curva normal que describe la columna se hace exagerada en el caso de la lordosis, que es más común en las embarazadas para soportar mejor el peso de la barriga.
Con ejercicio y fortalecimiento muscular (abdominales, lumbares, dorsales) se logran buenos resultados y se consigue enderezar notablemente la columna. En último caso se podría emplear una faja o corsé que ayude a corregir la posición.
Hernia discal
Entre las vértebras que construyen toda nuestra espina dorsal, existe una membrana o almohadilla que une las unas con las otras, permite que podamos doblar la espalda y amortiguan los impactos de nuestro movimiento. El problema surge cuando ese disco se desgasta, las vertebras chocan y los nervios se comprimen: aparece la hernia discal.
Suele desembocar en dolor ciático que se puede extender hacia las piernas y hormigueo en las extremidades superiores. El tratamiento engloba desde analgésicos y antiflamatorios hasta la cirugía si el problema persiste.