Las navidades llegan y con ella sus festividades, las cantidades exorbitantes de comida y platos disponibles pueden provocar efectos no deseados en nuestro organismo. Si a todo ello se suman las fiestas de Fin de Año o Reyes, en las que se suelen ingerir grandes cantidades de alcohol, el resultado puede ser todavía peor.
Esta época del año es propicia para relajar la vigilancia de nuestros hábitos saludables y dejarse llevar por los excesos. Sin embargo, la Navidad puede ser una estupenda oportunidad para disfrutar al máximo de las fiestas sin perder un ápice de vida sana.
Dos semanas de comilonas
Cena con la empresa, amigos, Fin de año… un sinfín de festividades en un corto lapso de tiempo se convierte en una gran cantidad de calorías y alcohol que ingresamos en nuestro organismo y esto puede causar efectos que nos perjudican a corto y largo plazo. En primer lugar, el hígado tiene que realizar un sobre-esfuerzo para procesar todo lo ingerido. El alcohol produce una degeneración del tejido de éste órgano que, aunque posteriormente es regenerado, no vuelve a tener la misma eficacia.
Igual de perjudicial puede ser el alcohol en el páncreas. Éste órgano es el encargado de producir los elementos necesarios para la absorción de los nutrientes, y un exceso de alcohol puede provocar una reacción autoinmune conocida como pancreatitis.
Atención a las bajas temperaturas
La euforia que proporciona la bebida, puede llevar a muchos a salir al exterior de los locales con poca ropa de abrigo. Dadas las bajas temperaturas de finales de diciembre y principios de enero, el intenso frío provoca hipotermias que, en el peor de los casos, puede llevar a la muerte.A pesar de la sensación de calor que provoca el alcohol, siempre que nos expongamos a bajas temperaturas es necesario llevar abrigo y no descuidar los efectos que pueda tener el frío en el organismo.
Siempre se da algún coma etílico
Sobre todo entre los más jóvenes, es habitual que la Nochebuena y la Nochevieja se conviertan en la excusa perfecta para beber más de la cuenta. Aunque la tolerancia a la bebida depende de las características de cada individuo (altura, peso, sexo, edad) se suele establecer que el estado comatoso sobreviene cuando se superan los 300 g/l en sangre.Un coma etílico es causado por una sobredosis de alcohol. Es común en personas que no ingieren tanto alcohol y tampoco de forma tan rápida, y los que no hayan ingerido ningún tipo de alimento previamente, tienden a presentar mayores síntomas de sufrirlos. Las consecuencias pueden ser tan graves como daños cerebrales o el fallecimiento.
Más baile y menos alcohol
Para disfrutar de las fiestas navideñas no hace falta emborracharse. Una buena forma de pasarlo bien es bailar, con lo que hacemos ejercicio, eliminamos toxinas y relajamos la musculatura.
Durante los días libres de la Navidad se puede aprovechar para dar un paseo observando la iluminación para estas fechas. De esta manera, quemamos calorías sin esforzar al organismo, y de manera grata mantenemos activo el cuerpo.