Las pequeñas imperfecciones estéticas o los dolores son mensajes enviados por nuestro cuerpo para señalarnos un desequilibrio en los órganos internos con los que tienen correspondencia. La tradición oriental nos enseña a reconocerlos e interpretar sus mensajes.
La piel, los ojos, las manos y los pies, son las zonas de nuestro cuerpo que cuentan parte de nuestra historia. No sólo nos envían pistas de nuestro estado físico, sino también de nuestro estado emocional. Un dolor, un problema cutáneo o una contractura son los mensajes que envía el cuerpo para llamar nuestra atención. Es una manera de obligarnos a mirar en el interior de nosotros mismos.
Todas las medicinas orientales, la acupuntura y diferentes tipos de reflexología se basan en este principio. Los especialistas de este tipo de medicina nos explican el vínculo que existe entre el micro y el macrocosmos; este vínculo no sólo es válido entre el hombre y su entorno, sino también entre una parte específica de tu cuerpo y su totalidad.
Los cinco elementos (agua, tierra, fuego, madera y metal) presentes en la naturaleza están también en el cuerpo humano y juegan un papel importante en nuestros órganos. La enfermedad o más precisamente un desequilibrio energético, según la tradición médica oriental, está vinculado a una carencia o un exceso de uno o varios de estos elementos.
En la India como en China, las enfermedades son diagnosticadas a través de la observación del color de los ojos, algunas marcas en la epidermis o por la auscultación del pulso. Toda la medicina asiática nos enseña que cada órgano está reflejado en una zona diferente del cuerpo y en particular en la cara, los pies y la espalda. Estas partes son como mapas representativos de la totalidad de nuestro cuerpo.
Los signos en la cara
El dicho nos dice que la cara es el espejo del alma. La medicina tradicional oriental nos dice que en la cara existen una veintena de signos que se corresponden con diferentes partes del cuerpo. Si por ejemplo tenemos problemas en la vejiga, nos pueden haber aparecido pequeños puntos en el mentón. Si tengo dolores en las cervicales, el terapeuta ejercerá presión en la base de la nariz y el entrecejo.
Este tipo particular de reflexología (facioterapia) que actúa sobre el rostro se denomina “Dien Chan”, es originaria de Vietnam y ha sido difundida por el profesor acupuntor Bui Quoc Chau. Es un método poco conocido aún en Europa, sin embargo largamente utilizado por los vietnamitas. Como las otras reflexologías, se utiliza el sistema nervioso para enviar una señal que parte de un punto preciso del cuerpo y provoca una reacción en otro punto. Gracias a la presión ejercida sobre una terminación nerviosa, el reflejo viaja desde un receptor periférico, situado normalmente bajo la piel hasta el cerebro y va a estimular la región subcortical (tálamo) y la corteza cerebral. De ahí la señal eléctrica se envía de regreso al órgano desequilibrado o enfermo.
Según esta técnica, sólo una mirada al rostro nos permite tener una idea del tipo de enfermedad o desequilibrio. La cara está dividida en tres zonas: superior, central e inferior:
1.- Dominio de la zona superior: personalidad “mental”, los desarreglos típicos son los dolores de cabeza y los problemas oculares.
2.- Dominio de la zona central: personalidad “emotiva”, los desequilibrios se presentan en la zona del estómago e intestinos.
3.- Dominio de la zona inferior: es la zona de la fuerza y de la voluntad, los problemas se presentan a nivel psicológico, como cambios bruscos de humor, irritabilidad y falta de concentración.
Así mismo la frente se divide en tres zonas o líneas: la primera representa la vida espiritual, la del centro la determinación para actuar y la última para gestionar los proyectos concreto como asuntos de dinero, trabajo y la vida cotidiana. Si las tres líneas está rectas la persona está en armonía, si por el contrario están onduladas, señalan pequeños desequilibrios, conflictos que deben examinarse.