Por el Dr. Mercola
Las conexiones entre el estrés, la salud física y mental son innegables. Los estudios han encontrado vínculos entre el estrés agudo y/o crónico y una amplia variedad de problemas de salud.
Esto incluye la disminución de la función inmune, mayor inflamación, hipertensión arterial, y alteraciones en su química cerebral, niveles de azúcar en la sangre y el equilibrio hormonal, sólo para nombrar unos pocos.
Según las investigaciones recientes, el estrés también parece estar relacionado con la aparición de la enfermedad de Alzheimer, que afecta actualmente a unos 5.4 millones de personas en Estados Unidos, incluyendo a uno de cada ocho personas de 65 años o más.1
Se estima que el Alzheimer afectará a uno de cada cuatro estadounidenses en los próximos 20 años, compitiendo con la prevalencia actual de obesidad y diabetes. Aún no existe una cura aceptada para esta devastadora enfermedad y no hay tratamientos efectivos. Los medicamentos para el Alzheimer por lo general brindan muy poco o ningún beneficio en absoluto, lo que resalta la importancia de la prevención a lo largo de su vida.
Afortunadamente, existen investigaciones convincentes que demuestran que su cerebro tiene una gran plasticidad y capacidad de regeneración, las cuales se controlan por medio de la alimentación y el estilo de vida.
Evitar el gluten y la caseína, o el trigo y los productos lácteos principalmente, parece ser de importancia crítica, así como asegurarse de que está obteniendo suficientes grasas saludables (incluyendo las grasas saturadas). La caseína es la proteína principal encontrada en los productos lácteos y puede ser problemática para los individuos intolerantes a la lactosa. Sin embargo, también se encuentra en la leche materna humana. Además, los productos lácteos crudos generalmente son bien tolerados por las personas sensibles a la caseína, pero contraindicado para aquellas personas con una alergia severa.
El ayuno también tiene una influencia benéfica extraordinaria para la salud cerebral. Al final de este artículo, compartiré mis mejores consejos para el mantenimiento de la salud y función cerebral en la vejez.
El Estrés Puede Estar Relacionado con la Aparición Clínica del Alzheimer
Los investigadores en Argentina recientemente presentaron evidencia que sugiere que el estrés puede ser un detonante para la aparición de la enfermedad de Alzheimer. La investigación fue presentada en el World Congress of Neurology en Viena. De acuerdo al autor principal, Dr. Edgardo Reich:2
"El estrés, según nuestros resultados, probablemente es un detonante de los síntomas iniciales de la demencia.
Aunque yo descarto el estrés como monocausal de la demencia, la investigación está solidificando la evidencia de que el estrés puede desencadenar un proceso degenerativo en el cerebro y precipitar la disfunción en el sistema neuroendocrino e inmune. Es un hallazgo observacional y no implica la causalidad directa. Se necesitan estudios adicionales para examinar detalladamente estos mecanismos. "
El estudio encontró que el 72% — casi tres de cada cuatro — pacientes con Alzheimer experimentaron estrés emocional severo durante los dos años precedentes a su diagnóstico. En el grupo de control, sólo el 26%, o uno de cada cuatro, había experimentado gran estrés o dolor. La mayor parte del estrés experimentado por el grupo de Alzheimer involucraba:
- Perdida; muerte de un cónyuge, pareja o hijo Experiencias violentas, tales como robo o asalto Accidentes de coche Problemas financieros Diagnóstico de enfermedad grave de un familiar
Cuando considera todos los efectos biológicos adversos que causa el estrés y la ansiedad, puede que no sea una exageración que el estrés severo podría desencadenar el Alzheimer. Por ejemplo, los investigadores han encontrado vínculos entre la angustia emocional y el dolor físico, 3 la inflamación crónica4 e incluso perdida feta5
También puede causar estragos en su salud intestinal, que es crucial para mantener la salud física y mental. Más recientemente, Forbes6 reportó los resultados de un estudio7 explorando el papel del estrés en la reconfiguración de su cerebro — en este caso, alterando su sentido del olfato:
"Dos circuitos cerebrales que normalmente no se "conectan" entre sí—uno vinculado a nuestro sentido del olfato y el otro relacionado con el procesamiento emocional—pueden cruzarse cuando experimentamos ansiedad inducida por el estrés. El resultado es que las experiencias estresantes transforman los olores normalmente neutros en olores malos...
‘Después de la inducción de ansiedad, los olores neutros se convierten claramente en olores negativos,’ explica Li Wen, profesor de psicología en la University of Wisconsin-Madison Waisman Center, quien dirigió el estudio. 'Las personas que experimentan un aumento de ansiedad muestran una disminución en la agradabilidad percibida de olores. Llega a ser más negativo mientras que aumenta la ansiedad.’”
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