El verano es época de playa, paseos, diversión... pero también puede tener sus inconvenientes para toda la familia, en especial para los niños, como picaduras, heridas, vómitos o intoxicaciones alimentarias. Se tratan de pequeñas patologías ante las que debemos saber cómo actuar, pero que además deberíamos saber prevenir.
Picaduras y mordeduras
Para no tener que enfrentarse a las clásicas molestias de las picaduras más comunes de esta época lo mejor, como en casi todo, es prevenir su aparición. Para ello:
Deberá evitarse caminar descalzo por el césped.
Al ver abejas o avispas no habrá que agitarse ni ponerse nervioso.
Siempre que se desee o se considere necesario pueden aplicarse repelentes de insectos para mantenerlos alejados de nuestra piel. En caso de hacerlo, deberá tenerse especial cuidado con los ojos y otras zonas sensibles a la hora de aplicarlos, sobre todo si son en spray.
En las visitas al campo o la montaña, utilizar manga larga para dejar al descubierto esa zona del cuerpo lo menos posible.
En cuanto a los síntomas que pueden causar estas picaduras o mordeduras se encuentran: dolor, ardor o picor, inflamación y enrojecimiento así como sangrando en algunos casos.
El tratamiento dependerá de qué haya producido la picadura. Así:
Abejas: el primer paso será quitar el aguijón, a continuación se aplicará frío local y posteriormente amoniaco, calamina, etc.
Mosquitos: limpiar la zona debe ser el primer paso a llevar a cabo para después, al igual que en el caso anterior, aplicar frío local en la zona de la picadura. Por último, se aplicará amoniaco, calamina o aloe.
Araña: después de limpiar la zona afectada, se deberá aplicar paños húmedos y tomar analgésicos y antihistamínicos.
Medusa: el primer paso a llevar a cabo será quitar los restos de tentáculos que puede haber sobre la piel, después se aconseja lavar la zona con agua salada y posteriormente, aplicar frío local sin contacto directo del hielo. En ningún caso deberá frotar la picadura con toallas, arena, etc.
Vómitos y diarreas
Dos de los problemas más comunes que suelen presentarse en verano igualmente son los vómitos y las diarreas, sobre todo durante los viajes propios de las vacaciones.
Ambos suelen aparecer con mayor frecuencia como consecuencia de los procesos víricos, el consumo de alimentos en mal estado o la ingesta agua contaminada.
Para evitar su aparición se deberá llevar a cabo tres sencillos pasos:
Lavarse las manos con frecuencia.
Conservar los alimentos a las temperaturas adecuadas, refrigerándolos en la mayoría de los casos para evitar que se pongan en mal estado.
Evitar, siempre que sea posible, la deglución accidental de agua de piscinas o mar.
En cuanto al tratamiento, siempre que la intoxicación no haya sido demasiado grave, será suficiente con ingerir suero oral o llevar a cabo un reposo intestinal en caso de que la situación lo requiera. En otros casos se seguirá una dieta blanda astringente y se ingerirá medicación antihemética.
Deberá acudirse de inmediato a urgencias cuando la persona afectada:
Vomite todo lo que toma.
No tome ni agua ni suero.
Padezca somnolencia, le cueste despertarse con facilididad.
Presente los ojos hundidos.
No produzca lágrimas.
Presente sangre en heces o en vómito.
Caídas, golpes y raspaduras
El verano es época de diversión y es, además, posiblemente la estación del año en la que se pasa más tiempo al aire libre realizando actividades, por lo que el riesgo de sufrir alguna caída o algún golpe aumenta considerablemente. Así, por ejemplo, es bastante habitual sufrir escoriaciones montando en bicicleta, contusiones al patinar por el parque, esguinces por no tener cuidado en la piscina o alguna fractura mientras se practica senderismo.
El tratamiento en estos casos de accidente dependerá de cada caso abarcando los siguientes pasos:
Limpieza de la herida con agua limpia y jabón.
Aplicación de cristalmina o betadine.
Si hay sangrado, taponar con trapo limpio y seco o gasas haciendo presión.
Acudir al centro sanitario más cercano, sobre todo en caso de esguince o fractura.