Cuando llegan las vacaciones las rutinas se quedan aparcadas y nuestros hábitos y horarios quedan trastocados. Las salidas a cenar y a comer fuera se multiplican y cuidar nuestra dieta se vuelve mucho más complicado.
Para que esto no te suceda y aprendas a evitar los platos que menos te convienen, ya sea por las calorías o por su riqueza nutricional, te dejamos aquí unos cuantos consejos:
- Selecciona tus bebidas siempre. Lo mejor es priorizar la ingesta de agua en un primer lugar o en su defecto, bebidas bajas en grasas, desnatadas o que no contengan azúcares añadidos.
- Empieza con una ensalada fresca. Para no pasarte con las cantidades y comer adecuadamente, lo mejor es que empieces tu comida con una buena ensalada fresca, así te sentirás saciado más fácilmente. Controla los aderezos y salsas y procura cambiarlas por aceite de oliva virgen extra o salsa de soja.
- Elige un entrante y tómalo como principal. Si lo que se busca es reducir las proporciones y no pasarnos comiendo, lo mejor es elegir un aperitivo tras la ensalada y tomarlo como plato principal. Generalmente, contienen una porción menor de comida y son más llevaderos.
- Comparte tu plato principal. Si no te decides por el entrante y estás acompañado, siempre puedes intentar compartir el plato principal con otro comensal, ya sean amigos, compañeros, tu familia o tu pareja. Si no existe esta posibilidad, también puedes preguntar acerca de la posibilidad de partir las raciones para no excederte en la comilona.
¿Cómo lleva tu estómago la llegada del verano? ¿Has notado alguna diferencia?