El calor, las sustancias químicas presentes en el agua de la piscina y la sal marina, suelen encontrarse detrás de muchos casos de conjuntivitis irritativas, víricas o bacterianas propios de estas fechas. Ojos rojos, escozor, quemazón, hipersensibilidad a la luz, sensación de cuerpo extraño y lagrimeo son algunos de los síntomas comunes que alertan de la presencia de conjuntivitis.
Imagen: {Charlotte.Morrall}/Flickr
Para evitarlas, el CNOO recomienda extremar las precauciones higiénicas, especialmente en los usuarios de lentes de contacto, las personas alérgicas o que padezcan ojo seco y los niños, que pasan más tiempo en el agua y bucean con los ojos abiertos.
Los usuarios de lentes de contacto son uno de los colectivos con más riesgo de infección ocular en las piscinas. El CNOO señala que deben bañarse con precaución con las lentes de contacto puestas, tanto en la piscina como en el mar. Para prevenir la irritación y los contagios en el ojo, lo mejor es utilizar gafas para nadar y bucear encima de las lentes de contacto y evitar el contacto de los ojos con el agua. A estas medidas hay que añadir el uso de gafas de sol para evitar la irritación por radiación ultravioleta y no compartir toallas con el fin de reducir el contagio de infecciones.