El atragantamiento es un accidente más habitual de lo que parece, sobretodo en los niños menores de cinco años aunque cualquiera puede sufrirlos. En el caso de los más pequeños, lo más frecuente es que el causante sea un botón, una moneda, unas uvas, los caramelos duros, algunos frutos secos, los globos de goma, las piezas pequeñas de algunos juguetes, etc. Mientras que en los adultos el motivo principal del atragantamiento suele ser trozos grandes de comida mal masticados como, por ejemplo, la carne. Es más frecuente en ancianos al tener una mayor dificultad para tratar por enfermedad o por el uso de dentadura postiza.
Cuando una persona se atraganta el aire no le llega a los pulmones, tampoco puede hablar con fuerza, ni siquiera puede toser. Por lo general, se pone muy nerviosa, gesticula, se agarra la garganta y en ocasiones puede llegar a perder el conocimiento. Por estos motivos es muy importante, no sólo actuar a tiempo, sino saber cómo hacerlo.
Qué debo hacer
Si la persona está consciente pero con dificultad para respirar:
Intenta que tosa y si esto fracasa, dale cinco golpes en la mitad de la espalda. A continuación, observa si ha expulsado el objeto que ha producido el atragantamiento o si ya respira mejor.
Revisa la boca por si con los dedos llegas al objeto que está causando el atragantamiento, intentar sacarlo. Si no llegas fácilmente no insistas, podrías introducirlo más y empeorar la obstrucción.
Si la persona sigue con problemas para respirar, abrázala por detrás, cruza las manos sobre el estómago y comprime con fuerza hacia ti y hacia arriba varias veces, con movimientos rápidos.
Si todo fracasa, vuelve a intentar todos los pasos: tos, golpes en la espalda y compresiones.
Si la persona que se está atragantando es muy obeso o es una mujer embarazada, recuerda realizar las compresiones en el tercio inferior del tórax.
Si la persona se encuentra en el suelo, colócalo boca arriba, ponte a horcajadas sobre él y comprime con fuerza en el mismo punto con las palmas de las manos entrelazadas.
Qué hacer si la persona pierde el conocimiento
En esta ocasión:
Coloca a la persona en el suelo y golpea sobre la mitad de su espalda cinco veces.
Revisa la boca como se ha descrito anteriormente.
Si la persona no respira, debes practicarle la respiración boca a boca:
1. Coloca a la persona boca arriba y con la cabeza hacia atrás.
2. Con una mano mantén la boca abierta tirando de la barbilla. Con la otra tapa la nariz. Después coge aire, selle su boca sobre la de ella y envíale aire como si hinchara un globo. Espere tres o cuatro segundos antes de repetir con una segunda ventilación.
3. Tras las dos primeras ventilaciones observa durante un instante si vuelve a respirar, tose, traga o si ha recobrado el conocimiento.
4. Si no es así, es necesario empezar con el masaje cardíaco. Arrodíllate junto a él, extiende los brazos y apoya dos manos cruzadas sobre su pecho, entre los dos pezones. Aprovechando tu propio peso, y con los brazos extendidos, presiona sobre el pecho y comprueba que se hunde un poco (aproximadamente entre cuatro y cinco centímetros).
5. Cada quince presiones (con una frecuencia de cien por minuto), haz dos ventilaciones y vuelve a comprobar si tiene algún objeto en la boca que pueda extraer.
Importante: si en algún momento la persona respira, se mueve o tose, debe colocarla acostada sobre su lado derecho.
¿Cuándo consultar a un médico?
Si cuando se produce el atragantamiento hay al menos una tercera persona con vosotros, envía a esa persona a solicitar ayuda médica mientras tú actúas en el acto (o al revés). Si por desgracia estás solo, primero debes seguir las instrucciones detalladas anteriormente y, tras las dos primeras ventilaciones, solicitar ayuda.
Agradecimientos: Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC)
Imagen: comedy_nose/Flickr