Un esguince de tobillo es una lesión que involucra a los ligamentos. Estos son el tejido que conecta los huesos y les permite tener, dirigir y limitar los movimientos. El esguince puede ser:
Esguince de tobillo Total: en este caso se rompen todas las fibras del ligamento
Esguince de tobillo Parcial: se rompen alguna de las fibras
Ejemplos de cómo no debe tratarse un esguince de tobillo
No dar importancia a la dolencia
Este es uno de los ejemplos de cómo no debe tratarse un esguince de tobillo. El paciente no recurre a la consulta, e intenta aliviar la dolencia por su cuenta. Hace reposo, se pone hielo y toma calmantes. Al tiempo el dolor se pasa, pero la lesión queda, y al poco tiempo se sufre una recaída.
La recaída es lo más riesgoso de sufrir un esguince de tobillo. Para que este se restablezca totalmente se debe hacer una rehabilitación y fortalecer los músculos debidamente. Eso hará que los ligamentos se vayan curando y restableciendo. Esta es la única manera de evitar las temidas recaídas.
Cuando se sufre un esguince de tobillo, por leve que parezca, se debe consultar al médico. Para que este haga un diagnóstico e indique el tratamiento más conveniente para una recuperación rápida y definitiva. Este tratamiento debe incluir una rehabilitación con sesiones de fisioterapia.
Inmovilizar la lesión por más tiempo de lo debido
Otro de los ejemplos de cómo no debe tratarse un esguince de tobillo, es inmovilizar la zona con un yeso o férula durante 15 días. El inmovilizar la zona en estos casos no es de mucha ayuda al tratamiento.
Con esta inmovilización no se contribuye a reducir el edema, el dolor y la inflamación. Estos persisten durante los días que se está tratando el esguince de tobillo con el yeso o la férula.
El hecho de mantener lesión inmovilizada por mucho tiempo, incrementa la debilidad de los músculos. Y hace que la zona se torne mucho más débil, por lo que se vuelve mucho más proclive no solo a sufrir una recaída, sino también sucesivas lesiones.
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