No quiero entrar en discusión sobre los límites entre grupo espiritual, secta o movimiento religioso, pero sí me gustaría hacer una puntualización, ya que en todo caso estoy haciendo referencia a grupos pseudoespirituales, es decir, de falsa espiritualidad.
Y, ¿por qué digo esto? Porque entiendo que toda espiritualidad es personal y libre, por lo que nadie debe inculcar una forma de pensar, sentir o ver sobre los demás y menos utilizar estrategias de manipulación e influencia sobre los otros para su propio beneficio, ¿esto es espiritualidad?
Pues bien, me gustaría señalar en este artículo algunas de las características y conductas de esta persona para que todos estemos atentos si tenemos a alguien cerca que se comporta de una manera similar. Advierto que estas ideas están basadas en mi experiencia y observación personal, por lo que no tienen carácter científico universal ni se pueden generalizar ni servir de argumentos para difamar o manipular a otras.
En esencia voy a señalar seis características, teniendo las tres primeras un tinte más positivo y cercano y las últimas uno más oscuro y perverso. Me vais a entender en cuanto las leáis:
Emoción
Que las personas somos emocionales es algo que no os voy a descubrir ahora, pero muchas veces no caemos en la importancia que tiene este aspecto tan humano. A través de las emociones es como nos relacionamos con los demás, por muy fríos que queramos comportarnos.
Y es por aquí por donde suelen entrar como Pedro por su casa estas personas. Lo primero es conectar con alguna emoción que para ti sea importante; es decir, si sientes tristeza por la pérdida de un ser querido, aprovecharán para escucharte, hacerte sentir que te entienden y compartirán contigo alguna idea, pensamiento o experiencia con el que te sientas identificado.
Amistad
Un argumento que esgrimen estas personas es el de la amistad, o sea, que su objetivo es conocer gente o hacer amigos. Ten en cuenta que en definitiva somos seres sociales y nos encanta y necesitamos compartir nuestra vida con los demás.
Además, con la etiqueta de “amistad” muchas veces nos sentimos como a resguardo y podemos llegar a bajar las defensas emocionales ante una persona que nos brinda la mejor de las sonrisas y nos ofrece los consejos ideales. Recuerda que la amistad es el resultado de una relación temporal, no algo que surge porque sí o porque lo diga alguien.
Empatía
Este tipo de personas te hacen sentir que empatizan contigo, para lo cual muestran conductas de escucha y aceptación, cuando en realidad no hay nada de eso. No escuchan, simplemente oyen y esperan a que te hayas expresado para validar (que no aceptarte) tu mensaje.
Desde este momento, cuando ya han recopilado suficiente información sobre ti, aprovechan el punto emocional más sensible que tengas en ese momento para hablar de ello y ofrecer una solución, que siempre está relacionada con algún mensaje, idea o pensamiento propio de su “grupo”.
Mal rollo
La intuición es una de esas capacidades que en el mundo actual solemos relegar a última posición cuando tenemos que tomar una decisión, pero no debemos olvidarla y menos cuando conocemos a alguna persona que nos hace sentir mal rollo.
¿Y qué quiero decir con mal rollo? Pues sencillamente, que te empiezas a sentir como nervioso sin motivo aparente, que te falta la energía o simplemente que percibes como una extraña sensación de malestar, desconfianza y oscuridad respecto a esta persona.
No se abren
Como continuación al punto de la empatía, debemos hablar de una característica que nos puede ayudar a detectar a este tipo de personas de una manera sencilla; y es que no se abren, no se dan a conocer.
De todas formas, hay que advertir que para no ser detectados, suelen dar algún tipo de información, muchas veces extraña o misteriosa, con lo que aumenta todavía más su enganche emocional a la vez que, a nuestro favor, nos puede ayudar a detectarlos mejor.
Estrategias ocultas
Por último, no debemos olvidar que estas personas tienen unas intenciones muy diferentes a las que les han llevado a unirse a un grupo; en nuestro caso, esta persona vino con intención de practicar meditación, excusa que le ayudó a introducirse sin levantar sospechas.
Pero pasado el tiempo podemos detectar cómo poco a poco van enseñando la pata y, si estamos atentos a pequeños detalles, podemos detectar que bajo las buenas intenciones, se ocultan otras maquinaciones bastante más oscuras.
Con este artículo no he querido fomentar ni la sospecha ni la desconfianza hacia cualquier persona cercana, pero sí estar atentos a aquellas pequeños signos de ciertas personas que no nos inspiras muy buen “rollo”.