El bienestar social persigue conseguir el desarrollo pleno de una sociedad a través del apoyo entre sus ciudadanos. Este concepto incluye experiencias, y comportamientos interpersonales y sociales. En estos términos, es muy importante el concepto de reciprocidad social, es decir, sentir que das a la sociedad, pero que también recibes de ella.
¿Sabías que ayudar a los demás es más beneficioso que recibir ayuda? Numerosos estudios lo demuestran y aquí te contamos el rendimiento/los beneficios que trae consigo:
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Para empezar, mejora tu vida y la alarga. Al ayudar a los demás, reducimos los efectos negativos del estrés y, por lo tanto, se reduce la posibilidad de sufrir enfermedades cardíacas, ya que, vives con menos tensión y preocupaciones.
También es beneficioso para la salud mental y de autopercepción. Tu autoestima mejorará porque ves que eres capaz de conseguir aquello que te propones y que, además, haciéndolo estás ayudando a alguien. Por lo tanto, la confianza y seguridad en uno mismo también mejora. Sientes que eres capaz de alcanzar tus metas.
En este estado de éxtasis personal, te das cuenta de lo que tienes y lo valoras más, ya que ves que otros, no lo tienen y desearían estar en tu posición, vivir como tú vives. Gracias a esto, te sientes más satisfecho y feliz con la vida que vives y te tomas los días con energía y positivismo.
Por lo tanto, colaborar con los demás provoca un mejor estado de salud. Pero esta ayuda, para que tenga efectos positivos, tiene que nacer de una forma desinteresada, simplemente por ayudar a los demás y no pensando en la ganancia que recibes de ello. Como hemos dicho, la forma en que una persona se relaciona con los demás y su entorno influye en su bienestar interior, tanto a nivel de salud como psicológico/mental.
Los beneficios del bienestar social son indudables. Cuando una sociedad está conectada y colabora, los ciudadanos se sienten más felices y satisfechos, y la salud y productividad mejoran. Pero no hace falta que pensemos en grandes acciones, simplemente ceder el asiento en el metro o ayudar a alguien a cruzar la calle son ejemplos que demuestran cómo un pequeño gesto suma y ayuda. Además, la política social debería fomentar actividades de voluntariado y de mayor compromiso social para conseguir un mayor bienestar social.
El bienestar social para Keyes (1998, p. 123) es sencillamente «la valoración que hacemos de las circunstancias y el funcionamiento dentro de la sociedad» , y está compuesto de las siguientes dimensiones:
1. Integración social. Definida por Keyes como «la evaluación de la calidad de las relaciones que mantenemos con la sociedad y con la comunidad» (Keyes, 1998, p. 122). Y añade un detalle donde la huella de El Suicidio de Durkheim es claramente visible: «Las personas sanas se sienten parte de la sociedad», y gracias a ese sentimiento de pertenencia, crean lazos sociales con la familia, amigos, compañeros de trabajo, etc.
2. Aceptación social. La integración, desde el punto de vista de la salud y el bienestar, es el punto de partida. Es importante sentirse e integrarse a un grupo y, esa pertenencia debe disfrutar, al menos, de dos cualidades. Por un lado la confianza, aceptación y positivismo hacia los otros. Por otro, debemos aceptar los aspectos negativos y positivos de nuestra propia vida. Ambos, según Keyes, son indicadores de salud mental.
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3. Contribución social. Además, esa confianza en los otros y en nosotros mismos ha de ir acompañada del sentimiento de utilidad, «de que se es un miembro vital de la sociedad, que se tiene algo útil que ofrecer al mundo» (Keyes, 1998, p. 122), y que lo que uno aporta a los demás tiene valor y es valorado.
4. Actualización social. Esta dimensión se centra en la idea de que la sociedad y las instituciones que la conforman son entes que se mueven en una misma dirección con el objetivo de llegar a una meta de la que todos podamos beneficiarnos. Además, la actualización social lleva implícita la creencia de que la sociedad puede controlar su destino, sabe dónde va y dónde quiere llegar, por ello traza el recorrido que quiere llevar. Desde un punto de vista mental, la gente más saludable para Keyes (1998, p. 123) es la que confía en el futuro de la sociedad, en su potencial de crecimiento y desarrollo y en su capacidad para producir bienestar.
5. Coherencia social. Mientras que la actualización tiene que ver con la confianza que depositamos en la sociedad, la coherencia está relacionada con la capacidad que tenemos para entender su dinámica. Es «la percepción de la cualidad, organización y funcionamiento del mundo social, e incluye la preocupación por enterarse de lo que ocurre en el mundo» (Keyes, 1998, p. 123). La gente sana se preocupa por conocer el tipo de mundo en el que vive y tiene la sensación de ser capaz de entender lo que acontece a su alrededor. Vemos que las cosas que pasan tienen sentido y que los acontecimientos que nos rodean siguen una lógica.
Por lo tanto, “las personas con alto bienestar social se sienten integrados en su comunidad, contribuyen a ella ayudando y colaborando en lo que pueden, ven que la sociedad en la que viven es coherente y razonable, con un proyecto para todos y cada uno de los ciudadanos y, además, son personas que confían y aceptan a sus conciudadanos” Keyes (1998, p. 123). Sienten que si gana uno, ganan todos y, por lo tanto, buscan el bien social como meta en su vida.
Para profundizar en este aspecto te proponemos el siguiente ejercicio: Dedica un tiempo a observar tu entorno; tu edificio, tu barrio, tu ciudad. Fíjate en los momentos en los que estamos conectados, unidas unas personas a otras. Por ejemplo, cuando en la parroquia unas personas donan ropa, otras personas se ocupan de organizarla y otras vienen a recogerla. O cuando en un centro cultural, unas personas enseñan alguna habilidad a otra, como por ejemplo manualidades.
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