La colitis ulcerosa puede afectar tanto a varones como mujeres de cualquier edad. Sin embargo, se presenta con mayor frecuencia en adultos jóvenes menores de cuarenta años
Causas
Una de estas causas de la colitis ulcerosa podría ser la predisposición genética. Y es que, familiares cercanos a personas que la padecen tienen más posibilidades de sufrir algún tipo de inflación intestinal. No obstante, esto no significa que necesariamente se pueda catalogar a esta enfermedad de hereditaria, ya que no está comprobada su trasmisión entre padres e hijos.Otro de sus posibles detonantes es una infección, ya que se ha demostrado que ciertas bacterias o virus podrían estar implicados en la fase de exacerbación de la enfermedad. De todos modos, la colitis ulcerosa no es contagiosa.
Está comprobado, igualmente, que en situaciones de estrés donde el paciente está sometido a una fuerte presión, la enfermedad se agudiza. Sin embargo no se puede afirmar que estas situaciones puedan desencadenarla.
Por último, se sospecha que podría estar implado un mecanismo de tipo inmunológico.
Síntomas
Las señales que se pueden dar son muy variadas y se presentan de formas diferentes en cada paciente. Por lo general consiste en temporadas prolongadas de diarrea con heces líquidas con restos de sangre, moco o pus. Ocasionalmente, acompañado de vómitos y nauseas.Además, en los casos más graves, los enfermos pueden experimentar también dolor abdominal, fiebre y pérdida de peso.
No obstante, la mayoría de las personas con colitis ulcerosa llevan una vida plena y sana. Lo consiguen en gran medida controlando su enfermedad con las medicinas apropiadas.
Tratamiento
No existe curación alguna para la colitis ulcerosa. Sin embargo, llevando un buen tratamiento médico y acudiendo a revisiones periódicas con el especialista, podrás controlar las molestas consecuencias de esta enfermedad.
Los principales objetivos de dicho tratamiento son reducir la inflamación y curar la mucosa intestinal. Conseguido esto, se puede evitar la aparición de un nuevo brote. Además, se reducirá considerablemente, o incluso se eliminará, la necesidad de hospitalización y cirugía.
Aunque los síntomas desaparezcan y se note mejoría es importante no abandonar nunca la medicación, pues esto provocará una recaída.